“Cuando uno consume los honguitos hasta dan ganas de vivir cien años o más de lo bonito que se ven las estrellas aquí arriba”, dice Anselmo, nieto de la célebre sacerdotisa mazateca de los hongos María Sabina.
Son casi las nueve de la mañana, y desde la cúspide del Cerro de la Adoración, en Huautla de Jiménez, se divisan los pueblos pequeños, las cañadas diminutas y un cielo inmenso de azul eterno. Una melodía de violines y cantos en mazateco nos llegan hasta la cima, mientras el olor a incienso, flores y cacao impregnan el aire helado. Alguien dejó una ofrenda al pie de las cruces y de la virgen la noche anterior. Mientras Anselmo realiza una limpia con flores y rezos, arriba vigila un halcón.
Sube a este cerro sagrado y vive una experiencia espiritual recorriendo los senderos por los que transitaba María Sabina en busca de hongos con los cuales se comunicaban con el universo. Si visitas sus laderas en verano es probable encontrar hongos, mientras que en otras épocas del año se pueden ver otras plantas comestibles como el anís, con sus hojas en forma de estrella.
Te sugerimos acudir en compañía de algún miembro de la familia de María Sabina, pues no solo conocen a la perfección el cerro, también te pueden compartir alguna experiencia o recuerdo de su abuela.
La casa donde vivió María Sabina se encuentra al final de la calle que sube al Cerro de la Adoración o del Fortín. Allí habitó durante diez años, y durante ese periodo realizó rituales con hongos alucinógenos en su interior. Hoy acoge un museo dedicado a la memoria de esta respetada sacerdotisa y poetiza mazateca.
En sus muros verás exhibidas fotografías de María Sabina con algunas personalidades internacionales que la visitaron, pinturas inspiradas en ella o en los viajes realizados con hongos, así como una habitación que reproduce su cocina. La parte trasera cuenta con un espacio para acampar y un temazcal que en lugar de estar hecho con barro o adobe, se compone por ramas fragantes de árboles. Muy auténtico.
Tips para el viajero
El Sistema Huautla fomado por sótanos y cavernas; es el más grande de América; tiene 1,546 metros de profundidad y más de 56 kilómetros de largo. Luce cascadas, lagos, túneles y galerías. Desde 1964 recibe constantes visitas de espeleólogos de todo el mundo.
Otro atractivo para los exploradores es el Sistema Cheve cuya profundidad es de 1475 metros y goza de una longitud de 26 kilómetros. Fueron exploradas por primera vez en 1986 por un grupo de espeleólogos estadounideses.
¿Cómo llegar?
Toma la carretera federal 182 con dirección a Teotitlán de Flores Magón y sigue los señalamientos del paraje conocido como Puente de Fierro, donde se ubica el acceso a la cascada Velo de Novia, una espectacular caída de agua que llega a un río de aguas tranquilas.
En la plaza principal, todos los domingos y días festivos hallarás un colorido mercado ambulante con mercancías traídas de las comunidades indígenas cercanas. Verás frutas, semillas, plantas, raíces, madejas de estambre tamizado, textiles e implementos para realizar diferentes ceremonias. Frente a la plaza encontrarás el hotel El Rinconcito, una buena opción para pernoctar.
Geolocation is 23.634501, -102.552784
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