Los cetáceos son uno de los principales atractivos y símbolo de Baja California Sur, porque cada año visitan los mares mexicanos que rodean la Península: el Océano Pacífico y el Mar de Cortés dan refugio a estos gigantes marinos.
Vine a fotografiar los santuarios balleneros. Recorrí todo el estado, desde Cabo San Lucas hasta Guerrero Negro en el paralelo. Bien vale la pena dedicar una semana para visitar cualquiera de los cinco destinos propuestos, ya sea viajando por tierra a los sitios de observación o bien navegando por el Mar de Cortés a bordo de un modesto catamarán o en lujosos y confortables cruceros de observación de naturaleza; además, hay posibilidad de remar en kayak marino y también caminar por el desierto.
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CABO SAN LUCAS Y BAHÍA DE LORETO - BALLENA JOROBADA
Inicié esta aventura en Cabo San Lucas, en el famoso arco que marca el inicio o fin de la Península de Baja California donde se reúnen las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae). Se trata de uno de los rorcuales más grandes; los adultos tienen una longitud de 13 a 14 metros y un peso aproximado de 36 toneladas (en la Antártida se registró una de 18 metros). Son grandes viajeras: durante el verano se alimentan en aguas polares y durante el invierno se aparean y tienen a sus crías en aguas tropicales y subtropicales. Se caracterizan por sus aletas pectorales extraordinariamente largas, por sus espectaculares saltos acrobáticos en los que llegan a sacar completamente el cuerpo fuera del agua y por el canto de los machos que emiten sonidos graves y agudos en secuencias complejas. Durante la época de reproducción realizan más saltos y cantos. Estas ballenas son las más dinámicas y las que brindan un mayor espectáculo para los fotógrafos.
Tomas privilegiadas: En la Bahía de Loreto me tocó captar a un macho que inflaba parte de la garganta y la boca sobre la superficie; se cree que es para mostrar un mayor tamaño ante los machos competidores. Otra imagen que logré fue la de un macho dando latigazos con la aleta caudal sobre la superficie del mar.
Zona de avistamiento: Océano Pacífico, Mar de Cortés, Bahía de la Paz y Bahía de Loreto.
Temporada: Invierno y primavera.
PUERTO ADOLFO LÓPEZ MATEOS - BALLENA GRIS
De Cabo San Lucas me trasladé a Puerto Adolfo López Mateos, en Bahía Magdalena, la más grande de la Península. Aquí se pueden observar las ballenas grises (Eschrichtius robustus). En Puerto Adolfo López Mateos existen varias cooperativas en el muelle principal que ofrecen viajes de observación y recorridos por los manglares y la Isla Magdalena. Aquí observé los primeros ejemplares que llegaban a la bocana a principios de enero. Fue una gran experiencia ver cómo venían entrando a las cálidas aguas de Bahía Magdalena tras concluir el trayecto de 9 mil kilómetros en tres meses.
Tomas privilegiadas: Las ballenas estaban muy tranquilas y durante el atardecer se mantuvieron alrededor de la embarcación, donde tuve la oportunidad de fotografiarlas con la puesta de sol; una de ellas estaba tan cerca que cuando respiró la brisa, mojó el lente de mi cámara.
Zona de avistamiento: Puerto Adolfo López Mateos y Puerto San Carlos, en Bahía Magdalena.
Temporada: Enero a marzo.
RESERVA DE LA BIOSFERA EL VIZCAÍNO - BALLENA GRIS
Seguí la migración y tomé camino a Mulegé, a la reserva de la biosfera más grande de México. En las lagunas marinas y en la costa de la reserva habita 66 por ciento de las especies de mamíferos marinos del país, entre las que se cuentan tres de focas, ocho de delfines y 15 de ballenas, incluida la gris.
En la Laguna de San Ignacio visité el campamento de Baja Expeditions. Me invitó mi buen amigo Tim Means, quien me dijo en su entrecortado español: “Nos vemos en la pista de San Ignacio”, fueron todas las indicaciones. En San Ignacio admiré la misión fundada por el jesuita Fernando Consag en 1733. Seguí un camino de terracería internándome en el desolado Desierto de El Vizcaíno. El camino se perdía entre los espejismos del horizonte y las lagunas de salitrales de fantásticos colores rojos y ocres. Finalmente llegué al aeropuerto. Ahí encontré a Tim, toda una leyenda en la Baja: conoce todos sus rincones y es una figura importante en la conservación de la naturaleza.
El avión aterrizó y los turistas estadounidenses descendieron como si estuvieran llegando a Marte, de San Diego se trasladaron a Tijuana y de ahí al corazón del Desierto de El Vizcaíno, con una sonrisa abordaron el camión escolar cuyo interior esta graffiteado estilo hippie con pinturas de ballenas. Nos trasladamos al campamento de Baja Expeditons, 100 por ciento ecológico, donde nos recibieron los guías José Sánchez y Deborah Röösli, junto con el resto del equipo, nos dieron las indicaciones y nos asignaron a nuestras tiendas de campaña estilo safari, con cómodos catres.
En este viaje de cinco días y cuatro noches se realizan dos salidas diarias para ver ballenas: una por la mañana y otra por la tarde y, durante el resto del día, se llevan a cabo caminatas, recorridos en kayak marino y salidas de observación de aves, explorando el laberinto de manglares de la reserva.
Este viaje ofrece la experiencia única de poder compartir numerosas salidas en bote a ver ballenas, durante nuestros encuentros pudimos observar cómo jugaban, saltaban y cómo la mamá cuidaba y criaba a su ballenato.
Tomas privilegiadas: Esta fue una oportunidad única; aproveché para sumergir desde la embarcación mi cámara submarina y así tomar algunas fotos bajo el agua. Al ver las imágenes, me di cuenta de que la madre se coloca debajo del ballenato para que este pudiera sacar su cabeza fuera del agua. Durante unos segundos pudimos cruzar nuestras miradas y entablamos cierta comunicación, esa que solo es posible entre mamíferos. En Guerrero Negro me tocó observar el ritual del cortejo y el apareamiento, en el que se ven involucrados tres ballenas: el macho, la hembra y un tercer macho inmaduro o complementario en busca de una hembra. Durante el apareamiento realizan nados en línea, en círculos y en posición lateral mostrando una aleta fuera del agua, realizando movimientos y giros constantes y exagerados. Todo el romance dura aproximadamente 30 minutos.
Zona de avistamiento: En la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno existen dos santuarios balleneros: Laguna Ojo de Liebre, en Guerrero Negro, y Laguna de San Ignacio.
Temporada: Del 15 de diciembre al 15 de abril
EN LORETO - BALLENA AZUL
La ballena azul (Balaenoptera muscuslus) también conocida como rorcual gigante, habita en todos los océanos del planeta. En México en los últimos censos se han contabilizado aproximadamente 300 ballenas azules que entran al Golfo de California para alimentarse, reproducirse y criar a sus ballenatos. Dejé el Océano Pacífico para dirigirme al Mar de Cortés en busca del animal más grande del mundo: la ballena azul, que llega a medir 30 metros de longitud y pesar 190 toneladas. En este viaje a bordo del catamarán de Baja Expeditions, El Mechudo y durante cinco días recorrimos las islas del parque marino y navegamos hasta La Paz.
Durante el viaje realizamos varias salidas en panga para buscar a las ballenas azules, que estaban muy cerca de Loreto. En nuestra primera salida partimos al amanecer. Nuestra primera sorpresa fue encontrar un grupo de mobulas que saltaban fuera del agua: eran cientos y pasaban debajo de nuestra embarcación. Inmediatamente me lancé al agua con la cámara submarina para captar algunas imágenes. Seguimos con nuestra excursión, cuando una gran mancha de delfines nos sorprendió al amanecer, todavía no llevábamos ni una hora navegando y ya habíamos visto mantas, delfines, unas ballenas jorobadas que saltaban en el horizonte y, muy cerca de ellas, el lanchero, con su ojo entrenado, nos señaló la cola de una ballena azul. Nos acercamos orientándonos con los binoculares. La ballena azul sale a respirar entre ocho y quince veces para después sumergirse por periodos de tres a veinte minutos; pueden llegar a bucear hasta 150 metros de profundidad y, generalmente, antes de sumergirse sacan su aleta caudal.
Durante nuestra espera de pronto fuimos sorprendidos por un gran resoplido: ¡la ballena azul salió justo frente a la lancha! Literalmente nos quedamos sin aliento. Es una de las experiencias más bellas que puede ofrecer la naturaleza. Estar frente a frente con el animal más grande del mundo en los mares de nuestro país es un gran regalo.
Tomas privilegiadas: Salió a resoplar frente a la panga y pude fotografiarla: se veía pasar y pasar, capturé su silueta blanquiazul grisácea debajo de la superficie y, finalmente, saco la cola y se sumergió.
Zona de avistamiento: En México la encontramos en la costa occidental de la Península de Baja California y en el Mar de Cortés; específicamente, en el Parque Nacional Bahía de Loreto.
Temporada: De noviembre a mayo.
Geolocation is 23.634501, -102.552784
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