martes, 30 de abril de 2019

La Ruta del Condenado: itinerario por el casco antiguo de Barcelona

Cuando recorremos el centro histórico de una ciudad nos anteceden miles y miles de almas que pisaron el mismo suelo que nosotros. Ciertamente el escenario cambia a lo largo de los siglos. En la mayoría de situaciones, las calles se ha visto alteradas pero con un esfuerzo de imaginación podemos sentir cómo nos acompaña el peso de la historia durante nuestra visita.

Este ejercicio de turístico imaginativo podemos perfectamente hacerlo en el barrio Gótico y el de la Ribera de Barcelona.

El arco de la calle de Montjuic Bisbe en el barrio gótico de Barcelona

Allá por donde pasamos, cientos de años atrás, también lo hicieron los judíos escapando de alguna revuelta contra ellos, los vecinos del barrio escapando de las bombas italianas o castellanas o los condenados a sufrir el peso de la justicia deambulando por las calles y recibiendo el escarnio de los vecinos.

En esta propuesta de itinerario por Barcelona nos vamos a enfocar en ese último ejemplo. ¿Te imaginas realizar un recorrido por los barrios históricos de la ciudad siguiendo los pasos de un condenado a muerte o castigado a recibir la ira de los vecinos? Sólo necesitamos de un mapa, un poco de historia y realizar un ejercicio de empatía e imaginación para ponernos bajo la piel de un condenado y seguir el mismo recorrido que hace siglos hacían mientras recibían latigazos y el escarnio público.

Passar Boira Avall. Así se denominaba el pasacalles de la vergüenza que debían realizar los delincuentes por el centro de Barcelona ante la mirada de morbo de los vecinos. Sus inicios se remontan a la Edad Media y esta práctica se mantuvo a lo largo de los siglos hasta bien entrado el siglo XIX.

¿Estáis preparados para recibir vosotros también unos buenos azotes y recorrer la Barcelona de la Edad Media?

El recorrido varía según el número de latigazos que vamos a recibir. Pueden ser 100, 200, 300, 400 o 500. En cada esquina, un azote y ese, es el número de latigazos y esquinas que vamos a cruzar. ¿Nos ponemos rollo hardcore? Entonces vamos a por el recorrido completo de los 500 azotes.

Empezamos el recorrido en la Plaza del Rei, lugar donde antiguamente se encontraba la prisión. A partir de ahí, el condenado empezaba su recorrido con un cartel colgando del cuello donde la gente podía conocer el delito por el que había sido ajusticiado.

La Plaza del Rei iluminada al atardecer

La Vía Laietana separa el barrio Gótico de la Ribera desde principios del siglo XX. Antes, ambos barrios estaban unidos y conformaban uno de los centros más abigarrados de todo el continente europeo. Nos desplazamos hacia ella y la cruzamos para seguir el camino por la calle de la Bòira. Empieza el calvario. A ambos lados de la calle los vecinos nos gritan y nos tiran escombros y basura. Con la cara visible para que se nos reconozca con claridad, seguimos los pasos del nuncio quien a pleno pulmón anuncia nuestros pecados ante la cara de odio de los asistentes. Detrás anda nuestro verdugo con látigo en mano y una comitiva de los Mosos d’Esquadra (precisamente los únicos que habitan tanto en el pasado, en el presente y en la ficción de este relato).

A cada esquina hacemos un breve descanso y notamos cómo el látigo imaginario golpea y lacera la piel de nuestra espalda. Para hacerlo más realista, imaginaros a los guiris que os rodean gritando de emoción ante el salvaje espectáculo.

Contraluz en la calle de la Bòira

Seguimos la calle de la Bòira hasta llegar a la plaza d’en Marcus donde se levanta la Capilla medieval de Marcús, una de las más antiguas de Barcelona y que nunca he logrado ver abierta. Seguimos por la calle Montcada y descendemos hasta llegar a Pla de Palau. De esta manera realizamos un itinerario muy interesante por una buena parte del barrio histórico de la Ribera.

Al llegar al Paseo del Born imaginaros una extensión el doble de amplia y larga hasta llegar prácticamente hasta la Ciutadella. Aquí es donde se realizaban las actividades principales de la ciudad como los torneos y justas entre caballeros durante la Edad Media. Aprovechad para dejar la ficción por un momento a un lado y entrar en el interior de Santa María del Mar para contemplar una de las mejores propuestas del gótico catalán.

Una vez en Pla de Palau si tu pecado es grave, el recorrido termina en este punto. La pena de muerte es tu condena. La horca principal de la ciudad te espera junto a una multitud de vecinos ansiosos para que el verdugo coloque tu cuello en la cuerda.

Si afortunadamente nos salvamos de la ejecución seguiremos el recorrido en dirección a la plaza d’Antonio López, donde se encuentra el histórico edificio de Correos, y subiremos por el barrio Gótico por la calle Fusteria y Regomir. Recordad que en cada esquina que pasamos nos están dando un buen latigazo en la espalda. No sé cuantos llevamos ya.

Interior de la iglesia de Santa María del Mar en el Born

Seguimos subiendo por el Gótico pasando por la plaza de Regomir hasta llegar a la Plaza Sant Jaume. De ahí continuamos por la calle del Bisbe que pasa por alguno de los sitios más fotogénicos del barrio gótico de Barcelona como el Puente del Bisbe y llegamos a la Plaza Nova donde se ubica la Catedral.

Le damos la vuelta a la Catedral por su parte trasera siguiendo la calle Tapinera y unas cuantas esquinas más -unos cuantos azotes más- y llegaremos de vuelta a la Plaza del Rei. Os invito a entrar de nuevo en prisión. Si de golpe os despertáis de esta pesadilla y volvéis al siglo XXI nuevamente os invito a entrar en el Museo de Historia de Barcelona, una de las mejores puestas en escena de la historia y del pasado con pasadizos subterráneos donde podemos contemplar los diferentes sustratos de la ciudad.

El fuego eterno del Fossar de les Moreres frente a Santa María del Mar

Tip de Alojamiento

Si buscas alojamiento en Barcelona te recomiendo mi establecimiento preferido. Se encuentra en el animado barrio de la Barceloneta, muy cerca de la playa, con instalaciones modernas, personal amable y a buen precio teniendo en cuenta la oferta turística en la ciudad. Podrás reservarlo en el siguiente enlace sin ningún aumento de precio:

A lo largo del recorrido podemos escapar de vez en cuando de la ficción y visitar varios de los enclaves más importantes de la ciudad, como la Catedral, Santa María del Mar, la Basílica de Sant Just (mi favorita por sus vistas) el museo Picasso o el interesante Museo de las Culturas del Mundo y muchos otros enclaves imprescindibles en Barcelona.

Vistas a la Catedral de Barcelona desde el campanario de Sant Just

Ruta inspirada a través del libro Historias de la Historia de Barcelona de Dani Cortijo.

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lunes, 29 de abril de 2019

Viviendo la fiesta del Entierro de la Sardina en Murcia: desfile del Entierro de la Sardina

Cada año, el fin de semana que sigue a Semana Santa, la ciudad de Murcia celebra, por todo lo alto, el Entierro de la Sardina, una fiesta popular, familiar, abierta y colorida, que pone el broche de oro a las Fiestas de la Primavera.

Los dos actos centrales del fin de semana son dos desfiles: el del Testamento de la Sardina y el del Entierro de la Sardina.

Tras haberme divertido y vibrado con el desfile del Testamento de la Sardina, el sábado me tocaba conocer, por fin, el día grande del Entierro de la Sardina.

Batucadas, pasacalles y hachoneros, protagonistas de la mañana

Aún con el recuerdo de la música, las coreografías y los fuegos artificiales del desfile del Testamento de la Sardina, desayuné y me preparé para salir a la calle.

Eran las 11 de una mañana espectacular en la que el sol primaveral anunciaba un día caluroso en una Murcia florecida y alegre. Viniendo de la zona de Floridablanca, cruzamos el Puente de los Peligros y desembocamos en una Gran Vía que ya presentaba miles de sillas dispuestas en filas ordenadas a ambos lados de la calle. Por la noche, ninguna de ellas estaría vacía.

Dejamos la Gran Vía para dirigirnos a la plaza dominada por la bella catedral barroca de Murcia. El lugar, el más icónico de la ciudad, hervía de actividad. La mezcla de marineras y percusionistas rusas que habían formado parte del desfile del día anterior, entretenía a un centenar de personas con sus poderosos ritmos de tambores.

A escasos metros de ellas, y aprovechando un descanso de las eslavas, una batucada tomó posición y comenzó a deleitar al personal con sus ritmos brasileños. Familias enteras iban de aquí para allá, esquivando puestos de globos y golosinas para seguir a estas distintas versiones de flautitas de Hamelín que les tenían totalmente hechizados.

Todas las calles que partían de la plaza de la Catedral y se ramificaban por sus alrededores, presentaban estampas de color, luz y sonido iguales a la que habíamos presenciado.

Los encargados de animar la mañana del día del desfile del Entierro de la Sardina son los 23 grupos sardineros que dan vida a esta peculiar e intensa fiesta murciana.

Cada agrupación sardinera está compuesto por entre 20 y 30 sardineros, pero son los hachoneros los que suelen inundar el centro, incansables, para no dejar de animar al personal. Jóvenes y con sus túnicas y capirotes a rayas de colores, los hachoneros dejaban un rastro de buen rollo y alegría por todas las calles comprendidas entre el Teatro Romea y la Catedral.

Tras un buen rato disfrutando de todo aquello, decidimos tomarnos algo en la mítica plaza de las Flores murciana.

Una bella fuente decorada con flores rojas preside esta plaza, favorita entre los murcianos para tomarse algo al mediodía. Parejas, grupos de amigos de todas las edades y familias abarrotaban las mesas y barras de la plaza. Los camareros se movían a toda velocidad entre los ríos de gente, portando bandejas llenas de refrescos y marineras, ese manjar típico murciano que consiste en una porción de ensaladilla, presentada sobre una rosquilla alargada y rematada con una sabrosa anchoa.

Conseguimos una mesa y nos tomamos algo antes de emprender la caminata de poco más de diez minutos que nos separaba de la plaza Circular. Bueno, diez  minutos en condiciones normales, pues la avenida Alfonso X el Sabio se encontraba abarrotada de gente, así como todos los bares y restaurantes de esa zona de la ciudad.

Al poco de llegar a la Circular, el Gran Pez y Doña Sardina – encarnados este año por el actor Enrique Martínez Muñoz y la periodista Sandra Díaz Arcas, ambos de la tierra – se encargaron de encender una traca que marcaba el inicio de la cuenta atrás para el momento estelar de la jornada: el desfile del Entierro de la Sardina.

En las entrañas del desfile del Entierro de la Sardina

Tras asistir a la traca de la plaza Circular, regresamos al hotel para comer y descansar un par de horas. Sobre las 7 de la tarde, pusimos rumbo a la avenida San Juan de la Cruz, donde los grupos sardineros, coreógrafos, hachoneros y un buen número de operarios ultimaban los detalles de las carrozas del desfile.

Tuvimos la suerte de poder adentrarnos en las entrañas del desfile del Entierro de la Sardina, paseando entre las grandes carrozas de los 23 grupos sardineros, que ya se encontraban cargadas hasta los topes de regalos. Casi dos millones de juguetes, decenas de miles de balones…Y, además, este año, esos juguetes viajaban también hasta Líbano, ya que la Agrupación Sardinera enviaron miles de ellos a los militares españoles que realizan labores de cooperación en ese país mediterráneo, con el fin de que los chavales de la zona los pudieran disfrutar.

Las carrozas eran enormes, con decoraciones bien trabajadas que tenían que ver con sus nombres.

Los 23 grupos sardineros han tomado sus nombres de dioses, héroes o personajes  mitológicos. Así, nos encontramos con Polifemo, Hércules, Selene o Aquiles, entre otros. El buen humor de la gente con la que hablamos se mezclaba con cierto nerviosismo. Y es que todo tiene que salir a la perfección en el desfile que preside esta gran fiesta murciana.

El desfile del Entierro de la Sardina

Eran casi las 9 cuando llegamos a las localidades que teníamos reservadas, de nuevo, en la Gran Vía. El gentío que caminaba en ambas direcciones era exagerado. Un mar de gente que buscaba sus sillas reservadas, pues adquirirlas in situ a última hora era una misión casi imposible.

El desfile había partido de la avenida San Juan de la Cruz a las 8.30 p.m. y los coches de la caravana publicitaria que precede al mismo comenzaron a pasar por la Gran Vía sobre las 9.20 p.m. Después llegarían los policías locales, que recibieron los aplausos del público con sonrisas y saludos, antes de que la primera agrupación de músicos tailandeses abriera el auténtico desfile del Entierro de la Sardina.

Mientras veía a aquellos hombres procedentes de Asia, me preguntaba qué deberían de estar pensando. Si a mí me impactó tanto el grado de originalidad de esta fiesta, no me imaginaba lo que le parecería a ellos.

Tras los tailandeses llegaron las tamborileras rusas, que habían dejado de lado sus outfits de marineras para optar por unos atuendos más propios de la tundra siberiana. Dos compañías ganadoras del festival de teatro de calle de Niza y otros cuatro elementos de Francia, además de grupos llegados de Galicia, Cantabria, País Vasco, Cataluña, Castilla y León y Andalucía, también formaban parte de la comitiva del desfile.

Saltimbanquis, bailarinas, insectos gigantes conducidos por hábiles expertos, acrobacias en el aire, enormes muñecos de Playmobil y personajes de la factoría Disney, números musicales… Un espectáculo tan diverso que te mantiene con la mueca de sorpresa y fascinación en la cara durante horas.

Al pasar todos estos artistas vi que padres y niños comenzaban a sacar y agitar las grandes bolsas que habían estado guardando desde el principio del desfile. Era la señal que indicaba que llegaba el turno de las carrozas de los 23 grupos sardineros.

Y así se desató la locura.

La gente comenzó a levantarse y tomar posiciones ventajosas para la recogida de los más de 1 millón de juguetes que lanzarían los sardineros, entre ellos, 160.000 balones de cuero. Muchas personas invadían la calzada para poder acercarse a las carrozas, pero los hachoneros, que las rodeaban esgrimiendo antorchas, los conseguían mantener a raya con toda la delicadeza posible.

Los sardineros comenzaron a lanzar peluches, espadas de plástico, estuches, pelotas de goma, balones de reglamento, coches, camiones, etc. Era una lluvia constante, torrencial, y las bolsas se iban llenando rápidamente. Yo conseguí alternar con éxito la toma de fotos con la captura de cinco balones de reglamento. Mi pasado como portero fue una ventaja que quizá pueda explotar económicamente en próximos desfiles del Entierro de la Sardina.

Al pasar la última carroza, la muchedumbre invadió la calle para seguir la fiesta o regresar cansados a casa. Pero aún no había acabado todo, pues la Sardina seguía observando todo desde su catafalco, sabedora de que solo le quedaban unos minutos de vida…

La Quema de la Sardina

La Sardina aún viva

Tras acabar el recorrido, sardineros, hachoneros y público general se congregaron junto al catafalco de la Sardina.

Nosotros conseguimos acceder a pocos metros del mismo y ser testigos de excepción del momento en el que Doña Sardina (la periodista Sandra Díaz Arcas) encendió la mecha de la traca que haría prender al monumento de la Sardina. Eran la 1.30 de la mañana y las llamas devoraron la estructura en menos de cinco minutos, mientras la gente caminaba en círculos alrededor del catafalco y despedían con pañuelos a una Sardina que regresará a la vida dentro de algo menos de un año.

La Sardina en llamas

Cuando aún la emoción embargaba a los que aman la fiesta murciana, una explosión iluminó el cielo nocturno de la ciudad. El bello castillo de fuegos artificiales puso punto y final a la fiesta del Entierro de la Sardina.

Me encontraba cansado, pero muy feliz de haber podido disfrutar de una fiesta que es imposible imaginar, aunque te la cuenten. El Entierro de la Sardina hay que disfrutarlo en primera persona, ¿te vienes al próximo?

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domingo, 28 de abril de 2019

Viviendo la fiesta del Entierro de la Sardina en Murcia: desfile del Testamento de la Sardina

Mientras el resto del país deja los pasos y cirios de la Semana Santa para volver al trabajo y soñar con la llegada del verano, Murcia se prepara para arrancar su semana grande.

El domingo de Resurrección, en las calles de Murcia unos se encargan de procesionar las imágenes de Cristo resucitado mientras otros comienzan a montar las barracas que servirán de base de operaciones para miles de murcianos durante las Fiestas de la Primavera.

Las fiestas se estrenan el lunes con una ofrenda de flores a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Fuensanta. El martes, el desfile folclórico del Bando de la Huerta llena de colorido y jolgorio las calles de la bella ciudad del Segura.

El miércoles llega el desfile infantil del Entierro de la Sardina (cuya primera edición se celebra este año 2019), dedicado a los más pequeños de la casa. El jueves, el desfile ‘Murcia en primavera‘ sirve de preámbulo a la ‘Llegada de la Sardina‘. Y el fin de semana, la ciudad entera se convierte en el campo de batalla más alegre y colorido que jamás vi. En él, los pacíficos soldados son los sardineros, que lanzan inocuas salvas de juguetes, algarabía y momentos inolvidables a todos aquellos que las quieran recibir.

 

Harry Potter en el desfile del Testamento de la Sardina

Centenares de miles de personas, de todas las condiciones, procedencias y edades, se entregan en cuerpo y alma a una fiesta popular en la que se olvidan todas las preocupaciones por unos días. Murcia da una lección de amabilidad, generosidad y buen humor.

La fiesta del Entierro de la Sardina fue declarada de Interés Turístico Internacional en 2016, y al vivirla en primera persona, entiendo perfectamente la razón.

Los actos centrales del fin de semana dedicado al Entierro son dos desfiles: el del ‘Testamento de la Sardina’ y el del ‘Entierro de la Sardina’.

El Desfile del Testamento de la Sardina

Hachoneros en acción

Llegamos a nuestro hotel con el tiempo justo para dejar las cosas en la habitación y salir caminando hacia la Gran Vía Escultor Francisco Salzillo, más conocida como “La Gran Vía” y arteria principal del centro de Murcia.

La tarde era cálida y agradable, óptimo y merecido bálsamo de tranquilidad tras las torrenciales lluvias sufridas durante la semana previa.

Como buena calle simbólica, en la Gran Vía se arremolina el mayor número de espectadores que quieren presenciar los distintos desfiles y actos del fin de semana del Entierro de la Sardina murciano.

Tamborileras rusas

Cuando nos dirigíamos a ocupar nuestras sillas, ríos de gente caminaban arriba y abajo, esquivando las decenas de carritos que portaban los productos típicos de este tipo de eventos: gusanitos, palomitas, algodón de azúcar, refrescos, y un sinfín de golosinas y caprichos que hacían las delicias de los más jóvenes y todo el mundo debería permitirse en días festivos.

Desde la cabecera de la Gran Vía que muere en el Puente de los Peligros, el monumento de una gran sardina vigilaba todo desde las alturas. La sardina disfruta de ese puesto de honor como una especie de último deseo antes de ser quemada la madrugada del sábado al domingo.

La llegada al Ayuntamiento de los hachoneros de los grupos sardineros

La noche se cernía sobre Murcia cuando la música nos anunció que se acercaban las primeras carrozas y los primeros grupos de coreografía del desfile del Testamento de la Sardina 2019.

Los actores principales de este desfile habían partido a las 8 de la tarde de la Avenida Teniente General Gutiérrez Mellado, para recorrer luego la calle Jaime I y la Plaza Fuensanta, antes de desembocar en la Gran Vía.

Nos habían comentado que el desfile verdaderamente poderoso era el del sábado y que lo que veríamos la noche del viernes no sería tan espectacular, sino solo un calentamiento. Bueno, si yo hubiera calentado y entrenado así en mi época de mayor dedicación al tenis, quizá le habría arrebatado algún Roland Garros a Rafa Nadal. O algo.

Ante mis ojos, abiertos de par en par, comenzaron a desfilar flamencas, percusionistas rusas vestidas de majorettes, músicos tailandeses, personajes de la película ‘Coco’, bailarinas brasileñas, zancudos de los ‘Piratas del Caribe’, Angry Birds, muñecos gigantes de la saga de ‘Harry Potter’, enormes dragones, un colorido loro de 6 metros… Bueno, no se trataba de un simple desfilar. Cada grupo tenía ensayada una coreografía que ejecutaban a la perfección al son de animadas canciones (disco, pop y reggaeton se llevaban la palma en este apartado).

Batucadas en el desfile

Los espectadores se contagiaban del ritmo y bailaban en sus asientos. La espectacularidad y riqueza de los atuendos es otra de las cosas que me maravillaron. Todas las ropas estaban bien trabajadas y creaban una sinfonía perfecta de color que iluminaba la Gran Vía.

Todos estos personajes de ensueño estuvieron pasando por la Gran Vía durante algo más de hora y media. Y cerrando la alegre comitiva, una carroza con forma de castillo llevaba sobre ella a los personajes más queridos por los niños. La razón era sencilla: estos hombres y mujeres eran los encargados de lanzar juguetes a todos.

Los hachoneros – ayudantes imprescindibles de cualquier desfile sardinero que se precie y que visten con una especie de camisola/túnica a rayas, a juego con su capirote – hacían lo posible por mantener a raya a chavales y padres, pues la aglomeración de gente que se acerca con sus bolsas de plástico para recoger juguetes llega a ser importante.

La Sardina llegando al Ayuntamiento de Murcia

Siguiendo el ritmo de una de las varias batucadas que habían participado en el desfile, nos dirigimos al Ayuntamiento. Frente a nosotros comenzaron a pasar, entonces, los hachoneros de las 23 agrupaciones sardineras, con sus pitos, su buen rollo y su música. Nadie quería que la fiesta acabara.

Finalmente, sobre las 22.45 de la noche, Doña Sardina salió al balcón del Ayuntamiento y deleitó al personal con un discurso en verso muy bien trenzado y que arrancó risas y aplausos espontáneos entre el público que abarrotaba el lugar.

Cada año, el honor de encarnar a Doña Sardina recae en una exitosa mujer murciana, y este 2019 la elegida fue la periodista Sandra Díaz Arcas, una de las protagonistas del programa deportivo ‘El Chiringuito de Jugones’. Tras la arenga final de Sandra y la ovación cerrada de todos los presentes, un impresionante castillo de fuegos artificiales iluminó el cielo nocturno de Murcia.

Era el colofón perfecto a un primer asalto que me había dejado boquiabierto. “Si esto es el aperitivo, ¿Cómo será el plato principal?“, pensé…

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El retumbar más espectacular, las tamboradas de Semana Santa (con vídeo)

Las procesiones son visualmente impactantes, la fé que mueve los pasos es conmovedora pero una de las celebraciones más espectaculares de Semana Santa es la tamborada.

En el contexto de la Semana Santa, una tamborada o tamborrada se suele celebrar en Viernes Santo y es una conmemoración de una de las circunstancias más dramáticos de los que se recrean durante esa festividad religiosa.

Todo se basa en uno de los dos momentos más definitorios en la vida de Jesús. Siendo el segundo el de su Resurrección, el primero no podía ser otro que el de su fallecimiento.

Tras la tortura sufrida a manos de los romanos, el suplicio añadido de cargar con su propia cruz y la agonía inhumana de soportar la crucifixión durante horas, su cuerpo desfalleció.

Semana Santa Avilés Asturias

Y cuenta la Biblia que al exhalar su último suspiro Cristo en la Cruz, el siguiente y poderoso sonido que se escuchó fue un tremendo retumbar, el de la tierra temblando por su muerte.

Ese instante de agonía de la Naturaleza por la agonía última del Mesías es el origen de la tamborada.

En el norte de España, la Semana Santa de Avilés incluye entre sus actos una tamborrada, y a ella asistimos este año.

La versión local de la tamborada en esta villa de Asturias, mantiene instrumentos y participación de varias Cofradías, que harán sonar sus tambores durante 15 minutos en la Plaza del Ayuntamiento.

Con una masiva presencia de adolescentes y jóvenes, muchos acompañados de sus padres, la tamborada es, como se ve en el vídeo, dentro de su solemnidad, un acontecimiento eminentemente festivo para aquellos que aún no han perdido la capacidad de ver el lado lúdico de todo lo que les rodea.

Otras localidades celebran su tamborada de Semana Santa en otros momentos. Por ejemplo, Híjar o Alcañiz en Teruel la costumbre que se toque el bombo a partir de las doce de la noche del Jueves Santo, una tradición denominada “Romper la hora”.

En Mula (Murcia), la tradición adelanta y alarga este acto desde las doce de la noche del Martes Santo hasta las cuatro de la tarde del Miércoles Santo.

En Jumilla se retrasa la tamborada hasta la tarde del Sábado de Pasón.

El record de participación en una tamborada lo ostentan en Hellín. Allí son casi 25.000 personas las que participan en la tamborada y las distintas peñas compiten por ser la más sonra, siendo esta una de las tradiciones más curiosas de Semana Santa.

Pero si hablamos de un verdadero récord, ese no podía ser otro que el del pueblo donde se celebra la tamborada de mayor duración.

En Tobarra (Albacete) comienzan a sonar los tambores a las cuatro de la tarde del Miércoles Santo y ya no pararán hasta la medianoche del Domingo de Resurrección.

Son 104 horas ininterrumpidas (salvo en los momentos en que se celebran dos actos religiosos) de constante, masiva y popular celebración sonora.

Para la ONU, el ambiente de identidad y comunión colectivas, bajo el paraguas sonoro del uso generalizado de un instrumento musical, ha hecho que desde el año 2018 las tamboradas o repiques rituales de tambores, sean declaradas “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO.

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viernes, 26 de abril de 2019

Qué ver en Berlín en un viaje de cuatro días

Una escapada de cuatro días a Berlín nos permitió cubrir casi todos los lugares más importantes de esta ciudad: La Puerta de Brandemburgo, el Monumento del Holocausto, la Isla de los Museos, Kurfürstendamm o Potsdamer Platz son algunos de los lugares que no pueden faltar a la hora de visitar Berlín. Otra cosa es cómo acabaron nuestros pies después de tanta caminata a lo largo de esos cuatro días intensos de visita.

A continuación os relato nuestro experiencia visitando la capital alemana con los detalles de las cuatro jornadas que comprendió nuestro viaje. Esperamos que os sea de utilidad.

La Puerta de Brandemburgo al atardecer (Pixabay)

Llegada y alojamiento en Berlín

Desembarcamos en Berlín (Aeropuerto de Tegel) con un calor inesperado que nos acompañaría durante toda la estancia.

Para llegar al centro lo más práctico es coger el autobús TXL que sale regularmente cada 7-10 minutos aproximadamente, y sólo cuesta 2,80 euros (Zona AB). Tarda sobre 25 minutos en llegar hasta la famosa avenida Unter den Linden (Bulevar de los tilos, para los menos puristas),  que conecta la célebre puerta de Brandenburgo en la Pariser Platz con las inmediaciones del barrio de Mitte. Por otro lado, si no os queréis complicar la vida, también podéis contratar un servicio de traslado desde el aeropuerto de Berlin a vuestro destino final a precios muy económicos si sois al menos tres personas.

Nosotros nos alojamos en el distrito de Postdamer Platz que engloba la zona más vanguardista de Berlín y al que se accede descendiendo desde Branderburgo por la Ebertt Strasse. En torno a esta “L” se agolpan gran parte de los secretos de esta ciudad.

En concreto nos alojamos en un hotel de la cadena Marriot, de la que hasta la fecha sólo habíamos disfrutado en la lejanía por su contribución rojiza en el luminoso skyline de algunas ciudades. Ahora, por azares de la web, pudimos reservar allí a un precio asequible (entiéndase, sin tener que vernos obligados a estar comiendo kebaps el resto del viaje).

Tip de Alojamiento

Si buscas un alojamiento recomendable y en el centro de Berlin te recomiendo el mismo hotel donde yo me alojé. Podrás reservarlo en el siguiente enlace sin ningún aumento de precio:

Día 1: Monumento del Holocausto, la Puerta de Brandenburgo y Unten Linden

El monumento al Holocausto en Berlín (Pixabay)

El primer día nuestro objetivo principal fue recorrer la comentada “L”.

Empezamos la jornada con un buen capuccino medium en mano que, por 2,90 euros, contribuyó en buena medida a nuestro despertar.

A lo largo del recorrido de la “L” aparecen distintas paradas obligadas: El Monumento al Holocausto; la puerta de Brandenburgo y un largo paseo por el Bulevar del Unten Den Linden hasta toparse con el primero de los encauzamientos del río Spree. Justo antes, nos encontramos con el Museo de Historia de Alemania (Deutsches Historisches Museum) donde se incluía una exposición muy cuidada y documentada, conmemorativa del primer centenario de la Primera Guerra Mundial.

A partir de aquí se abre un número incierto de recorridos, jalonados, por lo general, de puestos ambulantes de souvenirs, arte, música, así como terrazas al aire libre para tomar un tentempié. Casi todos te orientarán hacia la famosa Isla de los Museos, pero sólo si eres un consumado ironman podrías, después de lo caminado, soportar las colas y no acabar dormitando en el interior de un sarcófago. Mi recomendación es posponer esta visita para otro día completo tal y como verás en esta guía de visita a Berlín e ir a la Alexander Platz.

Según llegas, a tu derecha, dejarás varios edificios imponentes (Palacio de la República e Iglesia de San Nicolás principalmente). La plaza en cuestión no es especialmente atractiva. Es amplia y destaca una fuente (la Neptunbrunnen) en una temática muy similar (cuatro ríos) a la fuente de la Piazza Navona romana, aunque bastante más sobria para mi gusto (el que apenas tuviera agua debió influir notablemente).

Luego está, por supuesto, la torre de Televisión que resulta ser el edificio más alto de Berlín con sus 368 metros. Es el emblema de la ciudad y que dispone de un mirador a lo alto que permite visualizarla en toda su extensión. Sin duda, un lugar imprescindible en Berlín si buscas las mejores panorámicas de la ciudad.

Junto a la plaza se encuentra el Rote Rathaus, sede de la alcaldía y que los arquitectos encontrarán interesante por su construcción íntegra en ladrillo rojo visto.

A estas alturas nuestro andar era penoso, así que pisoteando nuestros más elementales principios sobre cómo viajar, acabamos subidos en un hop on hop off. Triste confesión (y van dos), pero al menos regateamos y nos hicieron el precio como si tuviéramos la Welcome Card; para que luego hablen de la ortodoxa rectitud prusiana.

Superando nuestras expectativas, -más allá de que mis cascos no iban y tuve que acabar compartiendo el de mi mujer- la ruta fue interesante, especialmente porque nos permitió ver la zona de embajadas que colonizan buena parte de los extensos jardines de Tiergarten. Una pena que ese mismo trayecto lo haga la línea 100 por una décima parte de lo que nos costó. En los aledaños del Tiegarten también vimos la estación de trenes (Hauptbahnhof) que, arquitectónicamente hablando, es impresionante.

Día 2: La Isla de los Museos

Babilonia en el Pergamonmuseum

El segundo día lo centramos en la Isla de los Museos. Tras el cafetito de rigor, cogimos el metro y, tras un trasbordo, nos plantamos en las cercanías de la isla. Después de no demasiados cálculos optamos por comprar un billete de 4 viajes por algo menos de 6 euros, un precio bastante razonable.

Al llegar, lo que parecía ser una manifestación política, acabó siendo la cola para entrar al museo de Pérgamo (oficialmente llamado Pergamonmuseum). Un frío cartel anunciaba una cola de 2 horas a pleno sol. ¡Planazo!, pensamos. De nuevo, los alemanes me decepcionaban; ni una triste pérgola corrida, parasol o artilugio que nos resguardase del sol. Por descontado que los bancos relucían por su ausencia. Total, que tirando del inglés de Ani (mi mujer)- con el mío aún estaríamos en el aeropuerto de Tegel- vimos la posibilidad de comprar un billete que permitía acceder a todos los museos en un día por un precio de 18 euros. De esta forma invertimos el orden y fuimos primero al de Nefertiti (oficialmente llamado Neues Museum) y después, coincidiendo con la hora de comer (sobre las 2 de la tarde) ya hicimos una cola menor para entrar en el Pérgamo.

TOURS Y EXCURSIONES POR BERLÍN EN ESPAÑOL

¿Poco tiempo en Berlín? Quizás sea buena idea apuntarte a alguna de las siguientes excursiones por la zona. En todas ellas tendrás un guía en español y vienen con muy buenas recomendaciones de otros viajeros:

  1. Pase completo para Berlin: con traslados, entradas y sin colas
  2. Tour gratis por Berlín
  3. Visita guiada por Berlín en español por menos de 15 euros
  4. Visita al Campo de Concentración de Sachsenhausen
  5. Excursión a Potsdam desde Berlín
  6. Tour por Berlín enfocado en la época de la Guerra Fría
  7. Tour por Berlín en bicicleta
  8. Más excursiones interesantes por Berlín

Si bien el primero es aconsejable,-más allá de mi escasa sensibilidad hacia las vasijas, fragmentos decorativos y otros utensilios empleados en la noche de los tiempos – el de Pérgamo es casi una cita obligada y tampoco se hace especialmente largo. Obviar esta visita podría ser motivo de expatriación, según se rumorea.

Después de semejante ingestión cultural nos desvivíamos por una cerveza bien fría. Nos conformamos, sin embargo, con una cerveza fresquita y gracias. Algo más enteros, deambulamos por los alrededores del Centrum Judaicum y quizá debimos buscar una ruta menos amplia, pues aunque interesante el paseo, yo llegué al distrito Hackesche Höfe colorado y con calambres en un gemelo. El Hackesche trata de darle a la zona un aire bohemio y urbano, amparado en algún graffitti disperso y en sus patios conectados, algunos de los cuales, de forma simplista, logran un efecto muy placentero. Merece la pena un paseo relajado por toda esta zona.

Después, y quizá imantados por la irradiación de la antena de la torre de TV, acabamos de nuevo en la Alexander Platz. Confirmamos que todo estaba según el día anterior y nos cogimos un autobús que cuadraba ligeramente con la posición de nuestro campamento base.

Por las noches cenábamos tranquilamente en algunos de los locales de comida multicultural que se prodigan por la zona de Postdamer Platz. Nos gustó especialmente un restaurante indio (Amrit) situado frente al hotel. En todo caso, debido a nuestra insensibilidad gustativa  llegábamos absolutamente sobrios y con los pies abrasados a nuestra habitación.

Día 3: Kurfürstendamm, Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche y Kaufhaus des Westens

El Reichstag, símbolo inequívoco d Berlín

El Reichstag, símbolo inequívoco d Berlín

Mientras Ani buscaba en su móvil cómo se dice “tiritas” en alemán, yo apuraba mi capuchino y revisaba la ruta prevista para el día. Cogimos, finalmente, uno de los autobuses que tienen parada en el zoológico (Zoologischer Garten). No era descartable la visita al mismo, pues todas las referencias apuntan a que merece la pena. Sin embargo, teníamos muchas ganas de recorrer el bulevar más glamuroso del oeste de la ciudad llamado oficialmente Kurfürstendamm y coloquialmente Ku’damm, simplificación ésta que sin duda ha evitado muchas trabas lingüísticas a los viajeros.

Seguro de viaje familiar a Berlín

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Un seguro a cualquier destino europeo de una semana para una familia con dos hijos puede costar unos 45 euros (no llega ni a los 7 euros por día). Nosotros recomendamos llegar a Berlín con un seguro estándar que incluya un mínimo de 60.000 euros en hospitalización, repatriación, robo y gastos de anulación. Hemos probado varias compañías y las últimas veces hemos repetido con Iati porque todo ha ido a la perfección. Además tienes un 5% de descuento al venir de nuestra parte a través de este enlace.

El bulevar tiene un aire afrancesado con sus plataneros en la mediana central proyectando una sombra irregular, sus terrazas discontinuas en ambas aceras protegidas por unas sombrillas imponentes y las típicas mesitas minúsculas cubiertas con un alegre y extenso mantel. Los viandantes las sortean pegados al bordillo mirando de reojo los escaparates de las firmas de ropa más prestigiosas, con tentadores y a veces inexactos carteles de “sales“. Pero antes de sucumbir a la tentación de hacer un shopping,- como dicen en las series más chics de la tele- nos fuimos a visitar la Kaiser-Wilhelm- Gedächtniskirche, -algo así como iglesia memorial pero con muchas más letras- que sufrió con estoicidad los bombardeos de la II Guerra Mundial y que muestra en lo alto de su campanario su mutilación más flagrante.

Se ha tratado de preservar la mayor parte de la iglesia, si bien, sobre la zona más ruinosa, se ha levantado un edificio de planta octogonal revestido de un cristal que proyecta una luz azulada interior consiguiendo un efecto muy intenso y sobrecogedor, aparte del fuerte contraste que provocan de por sí los dos estilos arquitectónicos yuxtapuestos.

Interior de la iglesia Kaiser-Wilhelm- Gedächtniskirche

Interior de la iglesia azul

A la salida, el sol nos empujaba directamente a uno de los puestos de helado y desde ahí, ya algo repuestos – y, en mi caso, con las manos pegajosas de los odiosos chorretones del helado -, iniciamos una serie de incursiones en tiendas de distintas firmas. Yo, pendiente de dar con un aseo donde limpiarme debidamente las manos, me pasé un buen rato viendo las idas y venidas de Ani hacia el probador, sin poder ayudarle en nada, no fueran a quedar mis huellas dactilares (con sabor a fresa) impresas en algún vestido.

Tras varias tentativas frustradas, aterrizamos en una tienda Foot Locker donde acopiaban el mayor número de zapatillas por metro cuadrado que haya visto en mi vida. Me fue imposible no comprarme las Adidas Beckenbauer que ya no me quitaría el resto del día.

Después de comer frugalmente, seguimos recorriendo el bulevar en dirección al Kaufhaus des Westens (coloquialmente llamado Kadewe). Se trata del centro comercial más grande de Berlín y uno de los más grandes del continente. Es especialmente famosa la planta del Gourmet, aunque después de recorrerme muchas veces los pasillos del Gourmet del Corte Inglés, tampoco quedé tan impresionado.

Bien entrada la tarde los pies ya no reaccionaban. Las Beckenbauer estaban exhaustas y, tras andar más de lo previsto, dimos con la parada que nos devolvería a nuestra base. Ani aún tuvo fuerzas para acercarse el centro comercial de Arkaden (en la Potsdamer Platz) pero yo había ido madurando en mi cabeza una visita al spa del hotel y sólo me imaginaba vestido con mi albornoz. Para mi desgracia, lo que creía era una piscina de aguas termales era una piscina normal y corriente (aunque con muchas luces indirectas) ocupada además por varios japoneses que competían haciendo largos al estilo mariposa. Así que no tardé en volver a la habitación algo decepcionado, pensando en tomar, al menos, una ducha relajante que acabó siendo somnífera. Por la noche aún nos rehicimos y fuimos a cenar a la terraza del Tony Romas enfrentado al Theater am Postdammer Platz donde se celebra la famosa Berlinale– festival de cine de Berlín.

Día 4: Potsdamer Platz, Museo del Terror y el Reichstag

El muro de Berlín (Pixabay)

A la mañana siguiente, nos levantamos con ese punto amargo de saber que es el último día del viaje. Pero sin tiempo para la nostalgia y apenas para el ya rutinario capuchino, nos fuimos al Reichstag para asegurar su visita a la cúpula. Tras la cola de rigor, nos comunicaron que desgraciadamente por razones de limpieza, la cúpula estaba cerrada. Maldiciendo la omnipresencia de Murphy, reservamos hora para visitar la terraza como mal menor, y ver de cerca la famosa cúpula y su corredor ascendente en espiral, así como las vistas que ofrecería la altura. Decidimos reservar a las 20:45 confiando en que surgiera un atardecer despejado combinado con las primeras luces de la tarde noche… O, por lo menos, que no lloviera, pensaba yo. Hasta entonces, teníamos casi todo el día por delante.

La idea era, primero dar una vuelta por los alrededores de la Potsdamer Platz y verlo de día. Es parada obligada la plaza del Sony Center que, aunque abierta, queda parcialmente cubierta por una cúpula formada por un haz cables y barras de acero, ejemplo de la modernidad arquitectónica de los alemanes. El nombre encaja perfectamente, pues allí se encuentra el edificio Sony, que cuenta con cuatro plantas, y en una de ellas tenían expuesto un televisor valorado en 20.000€ de una cantidad sonrojante de pulgadas. La plaza tiene una fuente central y hay varios sitios donde tomar un café, comer, etc.

Pasear por los alrededores es agradable; todo respira modernidad y amplitud, gracias a la multitud de rascacielos, edificios singulares y- algo más apartadas-, algunas embajadas. Lo mejor es perderse (en lo que me considero un especialista) por sus rincones y aparecer frente a la fachada del Hyatt, en la sede central de Daimler, -con su fachada de ladrillo visto imitando los primeros rascacielos americanos-, o frente a la jirafa del edificio Lego.

Por la tarde, mientras hacíamos tiempo para la visita al Reichstag, aún teníamos previsto otro meeting point clave, el famoso Checkpoint Charlie, – o punto de control C de los americanos y paso fronterizo de los aliados- situado en la Friedrischstrasse.

El río cruzando el centro de Berlín (Pixabay)

Aprovechando que ya estábamos allí -a pesar del calamitoso estado de los pies- nos acercamos a ver una exposición dedicada a David Bowie ubicada en el edificio Martin-Gropius-Bau (referente arquitectónico), donde repasaban su trayectoria personal y profesional, intercalando vídeos de canciones relevantes de su carrera, así como muchos de los complicados trajes que empleaba y que debieron guiar a los componentes de Loco Mía.

A continuación, un nuevo edificio ofrecía otra amplia e ilustrativa exposición de lo acontecido en la 2º Guerra Mundial (Museo del Terror). Mientras Ani aún tuvo fuerzas para releerse la invasión de Varsovia, yo esperaba fuera sentado en un banco corrido, disfrutando de una ligera brisa y de la fracción más importante del muro de la vergüenza que vimos en nuestra estancia.

El tiempo se nos había echado encima, y el cansancio también, pero aún nos animamos a andar en dirección al Reichstag en lo que sería nuestra última pateada de este viaje. Con puntualidad alemana, iniciamos el ascenso a la terraza. Además de los utensilios de limpieza que se alojaban en el interior de la cúpula, pudimos contemplar panorámicas muy atractivas de la ciudad y nos inflamos a hacer fotos inmortalizando el momento.

De vuelta cenamos en nuestro indio favorito y nos tomamos un mojito de sabor indescifrable, antes de hacer las maletas y prepararnos para la vuelta.

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miércoles, 24 de abril de 2019

Las 10 ciudades más visitadas de Estados Unidos

Estados Unidos lleva largos años en el podio de los países más visitados del mundo. Más de 75 millones de turistas pasaron sus aduanas en 2018, con ganas de descubrir los mejores lugares que ver en Estados Unidos.

Aunque el país posee un buen número de atractivos naturales que visitar, lo cierto es que las ciudades de Estados Unidos reciben una cantidad ingente de visitantes, tanto extranjeros como nacionales, cada año.

Estas han sido las ciudades más visitadas de Estados Unidos en 2018:

10. San Francisco, 25 millones

Créditos fotografía © Pixabay

Ubicada en la parte norte de California (el estado más poblado de Estados Unidos), se encuentra una de las urbes más famosas del país. Gran parte de la culpa de la fama de San Francisco la tiene sus casas victorianas de fachadas de color pastel, el buen tiempo, la variada gastronomía multicultural y una cultura basada en la buena calidad de vida y el amor al arte.

Algunas de las atracciones más famosas de San Francisco son el Muelle de los Pescadores (Fisherman’s Wharf), donde puedes probar una de las mejores cremas de cangrejo del mundo; la librería City Lights; y una de las prisiones más cinematográficas del mundo: Alcatraz.

9. San Diego, 35,2 millones

Créditos fotografía © Pixabay

Sin salir del mismo estado, nos encontramos con San Diego, la prima sureña de San Francisco. Aquí el clima es soleado y cálido prácticamente todo el año, convirtiéndolo en un gran lugar vacacional para los propios americanos.

El zoo de San Diego es uno de los lugares más visitados en la ciudad, así como el Sea World, y Mission Beach, playa en la que todo el mundo luce un buen palmito trabajado durante todo el año.

En cuanto a visitas culturales en San Diego, su mejor activo es el Museo Marítimo, el cual te da un paseo por la historia de San Diego como importante puerto de mar. También el Museo del USS Midway es impresionante, al estar albergado en un portaaviones de verdad.

8. Filadelfia, 42,3 millones

Independence Hall, Créditos fotografía © Pixabay

Filadelfia es una de las ciudades más visitadas de Estados Unidos, pero también una de las que fueron clave en su nacimiento como país. Se encuentra en el este del estado de Pensilvania, donde confluyen los ríos Delaware y Schuylkill.

Sus atractivos más visitados son aquellos que tienen que ver con su importancia histórica: la Campana de la Libertad (Liberty Bell) y el Salón de la Independencia (Independence Hall, donde se redactó la Declaración de la Independencia y la Constitución de los Estados Unidos) son sus máximas estrellas.

Otro lugar imprescindible es el Reading Terminal Market, el mercado de productos de granja más antiguo del país. Es el lugar perfecto para conocer la América rural y degustar unos cuantos platos típicos.

7. Las Vegas, 43,3 millones

Créditos fotografía © Pixabay

La ciudad más poblada de Nevada es mundialmente famosa por ser la Meca del juego y la perversión. El dicho ‘Lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas’ es mencionado por más de 50 millones de personas cada año.

Casinos, hoteles de lujo, bares, luces de neón, locales de striptease, restaurantes, capillas donde te puede casar un tipo disfrazado de Elvis. El encanto de todo esto es realmente innegable… Al menos para más de 50 millones de personas.

6. Los Ángeles, 47,6 millones

Las avenidas de Los Angeles están repletas de palmeras

Y volviendo a California, la sexta entre las ciudades más visitadas de Estados Unidos es Los Ángeles. La segunda ciudad más grande del Estado, solo por detrás de San Francisco, alberga museos y parques importantes, además de dos de los vecindarios más famosos del mundo: Beverly Hills y Hollywood.

Las playas y sus paseos marítimos (con esas hileras de palmeras de aspecto tropical) son otro atractivo. No dejes de visitar la Playa Venecia (Venice Beach) y realizar un tour por los estudios de cine de la ciudad.

5. Orlando, 48,2 millones

Créditos fotografía © Pixabay

¿Quién no va a querer visitar Orlando si allí se encuentra el Walt Disney World? Una de las Mecas del entretenimiento mundial (pero de distinto tipo al que encontrarás en Las Vegas, obviamente) se encuentra en el quinto puesto de las ciudades más visitadas de los Estados Unidos.

La gran mayoría de los 48 millones que visitan Orlando lo hacen para disfrutar de sus parques temáticos: Magic Kingdom, Animal Kingdom, Hollywood Studios y Epcot Center. Un sueño hecho realidad, tanto para niños como para mayores.

4. Anaheim/Orange County, 48,4 millones

Créditos fotografía © Pixabay

Justo a las afueras de Los Ángeles, se encuentra Anaheim. El motivo que avala su posición de honor entre las ciudades más visitadas de Estados Unidos es la existencia de Disneyland, el primer parque de atracciones creado por Walt Disney.

3. Atlanta, 51 millones

Créditos fotografía © Pixabay

Atlanta es una de las ciudades más importantes de Estados Unidos y se encuentra en la parte centro-norte del estado de Georgia.

Sus dos principales atracciones turísticas son el Acuario de Georgia y el Mundo de Coca-Cola. En el acuario, el más grande del mundo hasta 2012 (cuando se construyó el Marine Life Park de Singapur), encontrarás miles de especies marinas.

En el Mundo de Coca-Cola podrás aprender sobre la historia de la compañía de refrescos más importante del mundo, con exposiciones y divertidas muestras interactivas.

Para los amantes de la Historia, dos museos fundamentales: el Centro de la Historia de Atlanta (Atlanta History Center), donde podrás ver cómo era la vida en América entre 1860 y 1920; y el Museo Michael C. Carlos, que posee una de las más importantes colecciones de arte griego, romano y egipcio del estado.

2. Chicago, 54,1 millones

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La tercera ciudad más poblada, es la segunda más visitada de Estados Unidos. Y esto a pesar de ser una ciudad barrida con frecuencia por el viento y de clima desapacible.

Sin embargo, esto no le importa a los 54 millones de visitantes que vienen a Chicago para disfrutar de su gran oferta artística, arquitectura única y grandes posibilidades de compras. En el Instituto de Arte de Chicago encontrarás más 100.000 piezas de todos los estilos, incluyendo pinturas de Monet, Renoir y Seurat. Si la arquitectura es tu debilidad, entonces no dejes de admirar el Centro de John Hancock, la Tribune Tower y el Edificio Wrigley.

Por último, las compras y mejores restaurantes son la seña de identidad de la zona de Navy Pier.

1. Nueva York, 59,7 millones

wall st nueva york

La llamada ‘Ciudad que Nunca Duerme’ es la ciudad más visitada de los Estados Unidos. De hecho, es una de las más visitadas en el mundo. Nueva York tiene vida propia y una riqueza cultural que no puedes encontrar en ninguna otra urbe del mundo.

Paseando por Times Square, La Quinta Avenida o Brooklyn, escucharás decenas de lenguas diferentes, verás a gente de rasgos orientales, latinos, eslavos… Ir a Nueva York es como realizar varios viajes en uno.

Central Park, la Estatua de la Libertad, el Museo Metropolitano de Arte, el Empire State, el río Hudson, los musicales de Broadway… Nueva York no te la acabas en una vida.

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martes, 23 de abril de 2019

Cómo ir del Aeropuerto de Luxor al centro u hotel

Lúxor... La mera pronunciación del nombre de esta ciudad egipcia evoca historias de reyes, misterios, conspiraciones, bellos paisajes, el desierto, los templos, el mágico Nilo… Y es que Lúxor es todo eso, pero también una ciudad moderna de algo más de medio millón de personas.

Lúxor fue construida cerca del lugar donde se erigió, hace milenios, la antigua Tebas. Esta ciudad fue capital del Imperio Nuevo e Imperio Medio de Egipto durante más de un milenio. Una urbe mítica poblada por la corte faraónica durante decenas de dinastías.

Bajo la mirada del turista, la diferencia entre Tebas y Lúxor la pone el Nilo. El mítico río africano divide lo nuevo de lo antiguo, lo mundano de lo místico, la realidad de la magia. En la ribera este del Nilo, se asienta Lúxor, dejando la orilla oeste para las ruinas de la antigua Tebas.

Sin embargo, encontrarás ruinas y templos dignos de visitar en ambos lados. En el oeste, el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas son la atracción más imponente. Mientras que encontrarás los templos de Lúxor y Karnak entre las calles de la nueva Lúxor.

Puedes llegar a Lúxor por varios medios: barco (con un romántico e inolvidable crucero por el Nilo), autobús (desde ciudades como El Cairo o Asuán), tren o avión. Obviamente, la opción más rápida es la del avión, pero el barco se encuentra entre las más populares. Y es que no se tiene la oportunidad de navegar uno de los ríos más históricos del planeta todos los días.

Créditos fotografía © Pixabay

Si quieres volar directamente a la zona, hay varias compañías que fletan vuelos chárter al Aeropuerto de Lúxor.

El Aeropuerto de Lúxor se encuentra unos 6 km al este de la ciudad. Debido a la gran afluencia de turistas, este aeropuerto fue renovado y mejorado en 2005, dotándole de la capacidad de albergar hasta 8 millones de pasajeros.

Si necesitas ir del Aeropuerto de Lúxor al centro de la ciudad o tu hotel (o barco), estas son las opciones que tienes:

Si no te quieres complicar la vida, aquí puedes reservar directamente tu traslado desde el Aeropuerto de Lúxor a tu destino final:

Cómo ir del Aeropuerto de Luxor al centro de la ciudad en transporte público

Al contrario de lo que ocurre en la mayor parte de las ciudades del mundo que poseen aeropuertos de cierto relieve, en Luxor no hay un servicio de transporte público fiable y regular que una el centro de la ciudad con el aeropuerto.

El método más sencillo para moverte por Luxor es en furgonetas colectivas, pero el servicio de traslados entre el aeropuerto y la ciudad está copado por taxis y otros vehículos de compañías privadas, todo totalmente enfocado al turista extranjero.

Alquiler de coche en el Aeropuerto de Luxor

Quizás una de las cosas más valientes que hagas en tu vida sea conducir un coche por las calles de Luxor, famosa por su caótico tráfico. Sin embargo, si te ves con fuerzas y capacidad para hacerlo, quizás no sea mala idea alquilar un coche en el aeropuerto, donde encontrarás oficinas de Europcar. Puedes encontrar los mejores precios en alquiler de coche en el Aeropuerto de Luxor usando nuestro buscador:

 

Cómo ir del Aeropuerto de Luxor al centro de la ciudad en taxi

Por último, puedes viajar del Aeropuerto de Luxor al centro de la ciudad en taxi. Sin embargo, debes tener cuidado, pues la mayoría de los taxistas que se encuentran justo al salir de la terminal te intentarán timar. Los taxis de Luxor carecen de taxímetro o, si lo llevan, no funciona o está trucado. Por ello, tendrás que negociar un precio cerrado antes de montarte en el taxi.

Un precio razonable para un trayecto desde el Aeropuerto de Luxor al este del río puede salir por 50-100 EGP, mientras que si quieres ir al este (la nueva Luxor), te pueden cobrar 200 EGP.

Seguro de viaje para viajar a Egipto

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lunes, 22 de abril de 2019

Dónde alojarse, con estilo, en Madrid: el céntrico edificio de apartamentos Slow Suites Gran Vía

Si quieres alojarte con estilo en Madrid y cerca de los principales puntos de interés turístico, especialmente si viajas en pareja o en un reducido grupo, el precio de un hotel suele dispararse. Una alternativa más asequible, cómoda y privada es alojarse en un apartamento céntrico, como los de Slow Suites, que hemos disfrutado recientemente.

La capital de España es un hervidero de actividades culturales, tiene mucho que ver – incluyendo rincones secretos – y abundan los planes para disfrutar Madrid, aunque mi último viaje, sin embargo, fue por trabajo y coincidimos – fenómeno altamente improbable, os lo aseguro – “otro Viajablog”, mi compañero David Escribano, y yo.

Ambos asistimos al evento privado que celebraba Travel Inspirers, la primera agrupación profesional no regional de bloggers de viaje, periodistas y fotógrafos, que Viajablog cofundó en 2012, con motivo de su séptimo aniversario.

Para alojarnos la víspera del acto y esa misma noche, dispusimos de uno de los apartamentos que Slow Suites tiene en Madrid, en la céntrica Gran Vía.

Esta es sólo una de las localizaciones que ofrece a los viajeros, pues en función de sus necesidades también pueden optar por cualquiera de sus otros inmuebles: Slow Suites Augusto Madrid (C/Augusto Figueroa, 47), Slow Suites Luchana Madrid (C/Luchana, 13), Slow Suites Bellas Artes Madrid (C/ de los Madrazo, 20) o Slow Suites Chueca Madrid, (C/ San Marcos, 8).

Alojamiento en Sevilla

Si viajas a Sevilla, no dejes de echar un vistazo todo lo que ofrece Slow Suites en su céntrico alojamiento Slow Suites Setas Sevilla (C/Cristo de Burgos, 3),

El Slow Suites Gran Vía Madrid ocupa un edificio en la esquina de la Calle Infantas con Calle Víctor Hugo. De esta manera, se encuentra a pocos metros del bullicio de Gran Vía pero sin que el ruido o el tráfico perturben nuestro sueño.

La entrada principal es un enorme portal en la Calle Víctor Hugo, mientras que la recepción se encuentra al dar la vuelta a la esquina, en Calle Infantas, 38. En caso de ser necesario, allí se encargan de cuidar nuestro equipaje si entre la hora del check out y la de nuestro vuelo, tren o autobús, disponemos de tiempo para dar un paseo por la ciudad.

El edificio, que cuenta con ascensor hasta la terraza privada, ofrece distintos tipos de alojamiento, en función del número de plazas y metros cuadrados, aunque todos comparten el concepto Slow Suites.

¿Qué es el concepto Slow Suites Apartments? Huyendo de reducir precios a base de reducir calidad y habitabilidad, el concepto Slow Suites ofrece a los huéspedes un ambiente moderno, cómodo, amplio, luminoso y céntrico. Las prisas, cuando son necesarias, quedan al otro lado de la puerta.

Quien se aloja en un inmueble de Slow Suites se siente como en casa, no como un turista. Seas un fan de los museos, de callejear, o de la gastronomía, en estos tiempos en los que las redes y la vida se mueven a velocidad de vértigo, Slow Suites es el amplio y luminoso remanso de tranquilidad que buscas al volver a casa.

Así, en el edificio de Slow Suites Gran Vía encontramos:

  1. un Apartamento Estudio Superior Turístico (máximo 4 personas, con con 1 cama doble, 1 sofá-cama, cocina y 1 baño completo).
  2. un Apartamento Estudio Turístico (de 40 m2, para un máximo de 4 personas y con sala de estar con 1 cama doble, 1 sofá-cama, cocina y 1 baño completo).
  3. un Apartamento Turístico Superior 2 dormitorios (de 90m2, para un máximo de 6 personas y con 2 dormitorios, un sofá-cama doble en el salón, cocina y 2 baños completos).
  4. un Ático Turístico Deluxe (de 120 m2, para un máximo de 6 personas y con 2 dormitorios, un sofá-cama doble en el salón, cocina, 2 baños completos y terraza).
  5. un Apartamento Turístico Deluxe (de 135m2, para un máximo de 8 personas y con 3 dormitorios, un sofá-cama doble en el salón, cocina, vestidor y 2 baños completos).
  6. un Estudio Ático Turístico Deluxe (de 75m2, para un máximo de 4 personas y con un 1 sofá-cama doble en el salón y una cama de matrimonio, cocina, 1 baño completo y terraza).
  7. un Apartamento Turístico Deluxe (de 80m2, para un máximo de 6 personas y con 2 dormitorios, 1 sofá-cama doble en el salón, cocina y 2 baños completos).

El apartamento de Slow Suites en que hemos tenido la ocasión de pernoctar fue el Ático Turístico Deluxe. Con sus 120 m2 es más grande que mi piso, y con una capacidad máxima de 6 personas, fue mucho más que cómodo el poco tiempo – pero de descanso – que los compartimos 2 personas.

Al llegar yo primero, hice el check in rápidamente y provisto de las llaves subí en ascensor al apartamento. La primera sorpresa fue la luminosidad. Contando con una terraza privada a la Calle Víctor Hugo, el salón desbordaba de luz natural.

La cocina, completamente equipada y con dos botellas de agua de cortesía en la nevera, contaba también con luz a través de una ventana. El pasillo ofrecía un armario enorme, con ropa de cama adicional y edredones para los más frioleros, cajones y un zapatero de diseño que haría las delicias de cualquier Kardashian.

En una esquina del pasillo se encontraba el primero de los dos cuartos de baño, con bañera y ducha separados, jabón de manos, gel de baño y, por si se te ha olvidado en casa, un set de afeitado.

Al final del pasillo, a mano derecha, el primero de los luminosos, gracias a las ventanas en la pared lateral, dormitorios. Frente a su puerta, un cuarto – armario con multitud de huecos, perchas y espacio para la ropa.

Con una puerta que garantizaba la privacidad, y un armario vestidor a la entrada, el segundo dormitorio cuenta con baño privado, de dimensiones similares al otro cuarto de baño aunque en este caso la bañera era de hidromasaje. Como os podéis imaginar, el primero que llega elige habitación y esa fue la mía.

Ligeramente más amplio, este dormitorio contaba con una butaca adicional y una mesa de trabajo.

Ni las fotos que yo tomé ni las que podéis encontrar al reservar alojamiento, hacen justicia a uno de los apartamentos más amplios, más luminosos, con detalles más cuidados y, sobre todo, más slow en que nos hemos alojado en Viajablog.

Si buscas un alojamiento céntrico en Madrid, en pareja, familia o en grupo, la calidad de los que ofrece Slow Suites te darán mucho más por tu dinero, te darán la tranquilidad “slow”.

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