viernes, 28 de octubre de 2016

Día 3: Camino Copalita, los creadores de una ruta mágica

Manuel Rosemberg y un grupo de amigos trabajaban en la planeación de una ruta que se realizará a pie, como una nueva forma de hacer turismo. El proyecto no se concretó y una amiga en común cruzó a Manuel con Marco Antonio al presentarlos. “El hambre con las ganas de comer”, “el cordón para la medalla”, “dos gotas de agua”, escoja usted. El resultado fue Camino Copalita.

Día 1: Conoce los muchos Méxicos que se cruzan camino a Copalita

Día 2: Copalita, una manera diferente de vivir el turismo

Manuel estudió Matemáticas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, es asesor de proyectos sociales y ambientales, es preciso con las palabras, amable, observador. Cuando se cruzó con Marco y concretaron el proyecto, explicaba a las comunidades: “Un día va a venir la gente a querer andar sus caminos, sus veredas, a aprender como se organizan...” y muchos dudaron. Hoy ya no.

Lo conveniente de haber comido tan rico y tanto en la víspera, es que quizás rebotemos grácilmente cuesta abajo las nueve horas de recorrido que para este día están asignadas.

Interrumpe esta (infame) idea una, dos, tres... inquietas parvadas de colibríes que visitan el jardín frente a nosotros.

Lóránt Vörös

“Adiós y gracias, Justina”, nos abrazamos. Nos dirigimos hacia San José Ozolotepec, que está en el fondo de la cañada. Antes de descender, los dos mil metros que corresponden, Marco nos señala: “¿Ven ahí? Atrás de esas montañas. ¿Ven? Es el mar. Y hasta ahí vamos a llegar”.

Silencio absoluto. Motivación máxima. Duda. Complicidad. Entre los bejucos, los maizales y los cafetos se teje (o quizás se replica) nuestra comunidad nómada. Privada. Solidaria. Risueña. Sentimental.

“La marginación temporal del mundo, salir al descampado en búsqueda (...), la invasión de los sentidos, es siempre lo más importante en el peregrino” dice Claudio Lomnitz y sí. Qué esencial para todos congregarnos, ser juntos, sabernos, “cruzarnos”, un regalo más de este trayecto.

Llegamos a Los Magueyitos en San José Ozolotepec, el primer paraje que se erige junto al río. ¡Pudimos nadar! Aunque no bañarnos. Quedó intacto el nido de pájaros que todos portamos por cabello.

Lóránt Vörös

La inclinación de la bajada y una mala técnica de caminata pusieron a palpitar las uñas de mis pies y concluí la jornada de ese día en caballo, subida en Bestia; de la familia de Paulino, quien me acompañó platicándome su interesante historia de vida: fue indocumentado en Estados Unidos y ahora, tecladista en un grupo que interpreta bachata.

En este lugar ya no hace frío, se puede dormir en hamaca y comer caldo de pollo criollo.

Estado: 
Conoce México: 
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Autor: 
Lóránt Vörös
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Dirección: 
Coordenadas ocultas: 

Geolocation is 23.634501, -102.552784

Autor alternativo: 
Ana Elena Pola Santamaría
Evento: 
Fecha: 
Jueves, Octubre 27, 2016


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