Tiene un placer especial visitar una ciudad donde ya conoces la mayoría de sus monumentos más importantes. Quitarte la presión de visitar una lista de imprescindibles que a veces convierten nuestras vacaciones en un auténtico rally. Encomendarte a la labor de pasear por sus barrios menos turísticos sin apenas cruzarte con otros turistas y descubrir el lado más auténtico de esa ciudad lejos de las postales más conocidas. Con estas premisas de inicio mi visita a París de este fin de semana solo podía salir bien.
Efectivamente, durante los últimos días deambulé por la capital francesa en la que sería mi quinta o sexta visita a la ciudad. En esta ocasión nos instalamos en el barrio Labutte aux Cailles en el distrito 13 de París. Se trata de un antiguo barrio obrero que durante los últimos años ha recibido una reforma arquitectónica que mantuvo las proporciones de los modernos edificios con las viejas edificaciones.
El distrito 13 tiene como punto neurálgico la Place d’Italie y en ella convergen los tres principales barrios de la zona: Butte aux Cailles, Gobelins y el barrio asiático donde décadas atrás llegaron un buen número de inmigrantes procedentes de Indochina -vietnamitas, laosianos y camboyanos.
París 13 se encuentra muy bien conectada con el resto de la ciudad con tres líneas de metro: 5, 6 y 7.
Pasear por París en un día soleado ya es un placer en sí mismo. Por la mañana nos dirigimos a la pequeña Place de Espérance subiendo por la Rue Barrault. En ella encontraréis un par de restaurantes locales con terrazas. A partir de ella nace la calle que lleva el nombre del barrio, la Rue Labutte aux Cailles, donde uno descubre una París de provincias, lejos de la habitual sensación frenética de las grandes urbes.
En el barrio de Labutte aux Cailles el pequeño comercio no ha sido avasallado por los centros comerciales y los locales siguen con su tradicional rutina de visitar la boulangerie por la mañana, comprar el periódico en su habitual kiosko, tomar el café en bares de estilo tradicional -aunque sus amos lo definirían simplemente como “normal”-. Callejeando por el barrio encontraremos locales poco frecuentes como una inusual tienda dedicada a la miel, podremos remendar los pantalones en el sastre del barrio que muestra con orgullo su vieja Singer y también podemos disfrutar de suculentos menús a precios muy económicos.
A lo largo de las calles encontraréis toda una serie de motivos reinvindicativos pintados en las paredes. Críticas a la ley Hadopi, la controvertida ley francesa que encuentra su paralelismo en España con la ley Sinde y un buen repertorio de arte callejero con inusitadas figuras que invitan a abrir la mente al transeunte.
Frente a la parada de metro de Corvisart, línea 6, se levanta un mercado de frutas y ropa todas las mañanas. Paseando frente a sus paraditas, se respira barrio y uno se pregunta de repente si realmente se encuentra en la gran ciudad de las luces, de la Torre Eiffel o del Palacio del Louvre.
Entre los restaurantes que visitamos en el barrio de Labutte aux Cailles destaco Le Temps des Cerises, una restaurante que funciona a modo de cooperativa con productos exquisitos y platos sencillos. Un menú consistente en plato principal, postre y café salió por 12 euros con una exquisita bavette al punto acompañada de una generosa ensalada y patatas fritas.
También destaco en esta zona un restaurante vasco-francés llamado Auberge Etchegorry. Se encuentra justo enfrente de los jardines René Le Gall y cuenta con suculentos menús que van entre los 24 y los 30 euros. Espectaculares ensaladas gasconas no aptas para vegetarianos con bacon ahumado, queso de cabra, foie gras y magret así como un interesante plato de chipirones con pimientos dulces o morcillas acompañadas con manzana caramelizada.
Por la noche, a lo largo de la calle Labutte aux Cailles encontraréis multitud de bares donde tomar copas con buen ambiente hasta las tres de la noche.
Desde el corazón del distrito 13 de París, la Place d’Italie, nace también La Avenida de Gobelins y con ella otro de los míticos barrios de esta zona parisina, el barrio de Mouffetard. Con sus anchas aceras y frondosos árboles, la avenida de Gobelins invita a pasear y cuenta con una buena animación a raíz de sus múltiples terrazas, restaurantes y vida de barrio a través de sus calles secundarias.
Si seguimos la avenida llegaremos a la iglesia de Saint-Médard con su variado pupurri de estilos arquitectónicos dialogando entre sí a través de sus contrafuertes, naves y pilares. Tras ella se extiende el barrio de Mouffetard y nace el distrito 5 de París, otra joya un poquito más turística de la ciudad aunque a través de sus calles seguiréis teniendo la sensación de descubrir la París del día a día alejada de los tours y de las cámaras pero esa es otra historia que os contaremos en otra ocasión.
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