Y como lo prometido es deuda, esta semana vuelvo a escribir sobre el bello país de Perú. Con su misticismo, historia y paisajes atrae cada año a millones de turistas, siendo uno de los más visitados de Sudamérica.
Aquí os dejo otros lugares que incluyo en mi lista personal de imprescindibles de Perú:
La Cordillera Blanca: El trekking de Santa Cruz
La cordillera andina forma la columna vertebral de Perú. Los peruanos son gentes duras que han aprendido a vivir en las alturas, en climas y orografías que exigen una gran cantidad de sacrificio y tenacidad. Comunidades enteras plantan sus cultivos a miles de metros sobre el nivel del mar, levantándose y acostándose con el sol mientras mascan la hoja de coca para no sentir el cansancio mientras manejan la azada.
Son gentes reservadas que están a lo suyo, cuidando de sus familias y viviendo por y para la montaña, que casi toma aquí un carácter sagrado. Y no es para menos.
Las imponentes cimas cercanas a la ciudad de Huaraz te hacen sentir minúsculo. Eres un mortal penetrando en tierra de dioses. Al menos así me sentí yo. Llegué a Huaraz solo y alquilé mi equipo de montaña, tienda de campaña incluida, para realizar un trekking que me llevaría a recorrer una ruta por los Andes durante 4 días y 3 noches. Decidí ir sin guía, siguiendo las indicaciones que mi compañero y amigo, Quique, había dejado escritas en Viajablog.
Sin embargo, cuando me disponía a tomar la segunda furgoneta en el medio de la nada para llegar al punto de inicio del trekking, encontré a un senderista belga que se convertiría en mi compañero de andanzas. Y menos mal, todo fue mucho más llevadero con él, porque las condiciones metereológicas hicieron que el trekking tuviera poco que ver con el que realizó Quique un par de años antes.
La lluvia fue la principal protagonista y nos cayó durante algunas horas mientras caminábamos y arreciaba contra el techo de la tienda de campaña toda la noche. Como consecuencia de esto, el terreno estaba bastante embarrado pero eso no restó belleza al impresionante paisaje que nos rodeaba.
El valle por el que cruzábamos estaba rodeado de altas montañas por cuyas paredes caían cascadas de agua, desbocado resultado de las copiosas lluvias. Apenas encontramos gente en nuestros días allí. Unos pastores de ganado aquí, un grupo de senderistas americanos que iban con guías… Y nadie más. Fue una auténtica experiencia en la naturaleza. Una buena forma de buscarte a ti mismo avanzando hacia el corazón de los Andes.
Máncora
En la costa norte de Perú, acercándonos ya a la frontera con Ecuador, se encuentra la playa de Máncora.
Llegué a ella en temporada baja, cuando los hostales y hoteles que han surgido por la llegada del turismo estaban aún vacíos. Para mí fue perfecto porque buscaba precisamente un lugar cálido de retiro tras la dureza y el frío de mi paso por los Andes.
Máncora es una larga y ancha franja de arena a la que vienen algunos surfistas y muchos mochileros en busca de fiesta. Sin embargo, estaba solo en la planta del pequeño hotel que cogí frente al mar por cuatro duros y, durante 3 días, bajé a leer bajo la misma palmera mi ejemplar de El Quijote, recién adquirido en Arequipa.
Cosas del destino, el último día me encontré con dos viajeros franceses con los que había pasado unos días, nada más y nada menos, que en Mendoza, en el norte de Argentina. El reencuentro fue una alegría para los tres y partimos de allí juntos para viajar tres semanas por Ecuador. Sería la magia de Máncora, con sus atardeceres de película y sus dos caras, la animada y la tranquila, reflejadas en el espejo de las aguas del Pacífico.
Lago Titicaca
El lago más alto del mundo se reparte entre Perú y Bolivia, desparramado entre montañas.
Visité Titicaca en mi primera vuelta al mundo, cruzándolo para alcanzar Bolivia desde Perú, llegando a la pequeña ciudad de Copacabana, a orillas del Titicaca. Antes, pasamos un par de noches en una de las islas del lago: la isla de La Luna.
Contemplamos el vuelo de los flamencos y aproveché para ponerme al día con mi diario de a bordo, escribiendo apostado en miradores impresionantes, donde reinaba el silencio.
La vida de las gentes del lago parece que se ha detenido en el tiempo. A 3800 metros sobre el nivel del mar, el oxígeno comienza a faltar y las tareas diarias se ralentizan sin apenas darte cuenta. Sus habitantes cultivan las tierras, castigados bajo un potente sol e intentan sacar lo que pueden del otro negocio de la región del Titicaca: el turismo. El lugar es precioso pero no pude evitar notar cierto resquemor en sus gentes. Saben que el turismo es una fuente importante de ingresos en sus vidas pero ellos prefieren la tranquilidad que tenían antes de que esto ocurriera.
Hay una forma sencilla de arreglar esto un poco, aportando tu granito de arena. Cuando visites el lago Titicaca sé respetuoso con la comunidad local, respeta sus tradiciones e intenta acercarte a ellos de la manera más humilde posible. Ellos son gentes humildes que viven en el altiplano, cuyas duras condiciones les ha forjado un carácter reservado. Sin embargo, si consigues labrarte su confianza, habrás ganado un amigo para siempre.
Trujillo y alrededores
A parte del bello centro histórico de corte colonial, hay poco más que ver en esta ciudad fundada por Francisco Pizarro en 1535, pero alrededor se encuentran las huacas del Sol y la Luna, monumentos arqueológicos de la época precolombina (la del Sol está considerada como la pirámide de adobe precolombina más grande de Perú), y la ciudad de adobe de Chan Chan, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Lima
La capital peruana es una ciudad por la que merece la pena pasar. Su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y tiene joyas coloniales como la Basílica de Santo Domingo, la de San Francisco, la Plaza Mayor o la Catedral de Lima.
Puedes también practicar el surf en sus playas y cómo no, salir de fiesta por zonas como el moderno distrito de Miraflores. Los peruanos saben cómo divertirse y reconozco que me lo pasé en grande en el par de noches de farra que pasé en Lima.
Perú es un país con muchísimos lugares por visitar. Me he dejado otros como Iquitos, en el Amazonas, Nazca y seguro que mucho más… ¿Nos ayudas? ¿Qué lugares de Perú crees que no debe perderse nadie?.
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