Que un invento para salvar vidas evolucione hasta convertirse en un popular deporte, apto para todas las edades, es una de esas curiosidades que llaman a probarlo.
El parapente es una evolución en la forma y desarrollo del paracaídas, un intento de conseguir mayor maniobrabilidad durante el vuelo y también que usar o saltar en paracaídas fuera voluntario, no provocado por circunstancias ajenas al piloto.
Como para practicar el parapente era necesario aliarse con el viento en la ladera de una montaña o buscando altura, los puntos para practicarlo estaban limitados. Pero había un recurso sencillo para expandir el horizonte de sitios en los que hacer parapente.
Es cuando a alguien se le ocurre que a un parapente el piloto le incorpore un pequeño motor que hace girar una hélice a su espalda, que nace el paramotor.
Los 22 a 28 kg que viene a pesar el conjunto sólo tienen que sostenerse durante los pocos metros necesarios para coger carrera y lanzarse, desde cualquier lugar, al aire. La autonomía de vuelo también aumenta y es posible salvar cortas distancias y permanecer más tiempo en el aire, en las condiciones adecuadas.
La evolución natural del paramotor se basa en que no todo el mundo puede, o quiere, despegar a base de lanzarse a correr con una hélice en una mochila a la espalda, y se llama paratrike.
Mantenemos el motor, de unos 500/600 cc, mantenemos la hélice y lo que hacemos es situar el conjunto en la parte trasera de un chasis metálico con tres ruedas. Con ello, para quien le frene, eliminamos el problema del peso y también, para quien le preocupe, aumentamos la seguridad y la autonomía.
Y eso, además, multiplica las oportunidades y los sitios donde poder volar.
Uno de esos sitios donde poder volar así es La Rioja y ha sido en su capital, en Logroño, donde probé esta experiencia por segunda vez (de la primera vez que me “lancé” a volar en Paratrike en Albacete ya han pasado unos años), con Rioja Vuela.
Las condiciones metereológicas marcan siempre un vuelo, y más en un aparato del tamaño de un paratrike, así que el bautismo del aire (tenía compañeros en este viaje que nunca habían realizado esta experiencia) lo hicimos cuando el sol aún no estaba muy alto, ni nosotros muy despiertos.
Por cuestiones de agenda, aunque Rioja Vuela ofrece paseos aéreos por los Valles del Iregua, Najerilla y otras zonas de La Rioja y alrededores, esta vez sólo hicimos un muy corto desplazamiento desde el centro de Logroño a las afueras.
De un pequeño descampado, propiedad de la empresa, se despega para quien quiera probar esta experiencia sin alejarse mucho de la capital.
Hay un periodo de preparación del aparato, despliegue del parapente, comprobaciones de seguridad e instrucciones para quien vaya a volar. El paratrike es biplaza, y el piloto se sienta en la parte de atrás mientras que quien haya contratado la experiencia lo hace delante, con unas vistas envidiables.
De las vistas, y de la experiencia que supone volar en paratrike, mejor que escribir os lo cuento en imágenes con este vídeo volando en Paratrike, grabado con una GoPro Hero 4 Session desde el propio aparato (y, empuñada por Xipo, con una SJ4000 desde tierra para mi despegue).
Parapente Rioja Vuela
C/ Portillejo, 39
26007 Logroño
La Rioja
Tlf fijo y fax: 941 51 14 26
Móvil y whatsapp: 607 600 504
Email: parapente@riojavuela.com
Web: Parapente Rioja Vuela
Los vuelos en Paratrike biplaza duran desde 10 min a 60 min y tienen un precio de 45, 65 o hasta 135 € en función del tiempo que se contrate.
Además de los vuelos y bautismos en Parapente, Paramotor y Paratrike biplaza, también imparten cursos de Parapente, Paramotor y Paratrike entre otros.
Esta experiencia formó parte de un viaje de trabajo con Minube que realizaba la grabación de un vídeo de promoción turística para Turismo de La Rioja, a quienes estoy agradecido por la atención y facilidades ofrecidas.
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