El pasado mes de febrero, aprovechando una de las ofertas de la aerolínea de bajo coste húngara Wizz Air, decidimos visitar Timisoara, en Rumanía. Para mí era una piedra de toque, pues Rumanía es un país al que le tengo muchas ganas desde hace tiempo. Sabía que en un fin de semana tampoco podría hacerme una idea real del destino, pero, finalmente, fue suficiente para sacar muchas conclusiones positivas que no hicieron más que reafirmarme en mi voluntad de regresar a este país por un par de semanas… Como mínimo.
El viaje a Timisoara comenzó con la preparación de una maleta propia del invierno siberiano. Las temperaturas que nos esperaban podían ser bajo cero y, con el tiempo, he ido perdiendo esa buena resistencia al frío que adquirí durante los largos años que viví en mi querida Dublín.
Gorros, bufandas, jerseis, chaquetas, guantes… Todo para nada. O bueno, para bien poco, porque lo cierto es que, aunque hacía frío, tampoco era algo exagerado. Además, tuvimos suerte y pudimos disfrutar, la mayor parte del tiempo, de una Timisoara soleada.
La ciudad de Timisoara es una de las más pobladas de Rumanía y capital de la región del Banato, próxima a la frontera con Hungría y Serbia. Aunque antes de marchar leí que uno de sus ciudadanos más famosos fue Johny Weissmüller, el caso es que el gran Tarzán no tiene estatuas que le rindan homenaje en su ciudad natal.
No obstante, con Tarzán o sin Tarzán, Timisoara me pareció una ciudad agradable, con gente muy hospitalaria, un bello centro histórico y perfecta para visitarla un fin de semana.
Aquí os dejo algunos planes que hacer y lugares que visitar en Timisoara, conocida como la Viena de Rumanía por su bella arquitectura y su completa oferta cultural.
1. Asistir a una función en la Ópera Nacional Rumana de Timisoara
Una de las mejores cosas que hacer en Timisoara es presenciar una ópera, un musical o una obra de teatro (aunque esto ya exige un mayor conocimiento de la lengua rumana) en el interior del bello edificio que aglutina a la Ópera Nacional Rumana y el Teatro Nacional de Timisoara.
En mi caso, tuve la suerte de poder presenciar la ópera de Mozart, ‘Don Giovanni’, en la que el famoso Don Juan Tenorio encontraba un triste final a sus numerosas y azarosas andanzas amorosas. Era la primera vez que iba a la ópera y fue una experiencia que me encantó.
El edificio que alberga la Ópera Nacional Rumana de Timisoara ya merece la pena por sí solo. Con una fachada de aspecto bizantino, su interior es elegante y mágico. De esos lugares que transmiten sensaciones de otra época.
Además, los precios de las butacas nada tienen que ver con los que encontrarás en España. Nosotros pudimos ver ‘Don Giovanni’ en un palco del primer anfiteatro por tan solo 11€ al cambio.
2. Visita el Museo del Consumidor Comunista
A pesar de que el centro histórico de Timisoara posee un gran encanto, la segunda experiencia que más me gustó en Timisoara fue nuestra visita al Museo del Consumidor Comunista, un lugar de otra época.
En realidad, se trata de un pub con mucho rollo, en cuyas mazmorras encontrarás una especie de máquina del tiempo que toma cuerpo en las habitaciones de una casa recién salida de la época en la que Rumanía vivía bajo la sombra del comunismo.
Así, tras pasar por el bar y admirar las fotos y cuadros de sus recargadas paredes, el piano de la sala principal y la gran cantidad de cervezas que poblaban su barra, bajamos al inframundo comunista. Allí nos esperaban juguetes, fotos, postales, atuendos, utensilios de cocina, alimentos, vinilos, televisiones, radios, tocadiscos, vajillas, lámparas… Y muchas cosas más que solían existir en los hogares rumanos antes de la caída del Muro de Berlín.
La entrada al museo es gratuita, pero, como todo el mundo sabe, la mejor forma de reponerse de un viaje en el tiempo es tomando una pinta de cerveza en el bar más cercano. En este caso, solo tienes que volver a subir las escaleras para ello.
3. Plaza Unirii
Esta bella plaza es lo primero que nos encontramos cuando alcanzamos el casco histórico de Timisoara, y nos dejó impactados. A la Plaza Unirii, creada en la época de los Habsburgo, se asoman hermosos edificios barros de vivos colores y recargada ornamentación. Además, se halla la Vicaría Serbio-Ortodoxa, con su fachada que muestra una confusa mezcla entre adornos barros y orientales.
Como contrapunto a la Vicaría, en el lado oeste de la plaza se encuentra la catedral romano-católica.
En el centro, la columna de la Trinidad (del siglo XVIII) aparece en todas las imágenes de la plaza más fotografiada de Timisoara.
4. Plaza de la Libertad
Desde la plaza Unirii caminamos por las bellas calles del casco antiguo, pobladas de tiendas, cafeterías y restaurantes, hasta desembocar en la plaza de la Libertad.
Una pequeña pista de hielo había sido improvisada en el centro de la misma, flanqueada por puestos de bebidas calientes y dulces. Aquí se encuentran la antigua sede del ayuntamiento – que hoy alberga varios institutos universitarios -, del siglo XVIII.
Muy cerquita de la plaza, en el número 10 de la calle Mhrasesti se halla la sinagoga, aunque no pudimos visitarla por encontrarse en obras. Fue muy importante hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando 14.000 judíos vivían en Timisoara. Hoy apenas sobrepasan el millar.
Otros edificios importantes de la plaza son la casa de Eugenio de Saboya (XVIII) y la catedral sarbeasca, de fachada barroca.
5. Plaza de la Victoria
Por último, llegamos a la bella plaza de la Victoria, el lugar más vibrante de Timisoara.
A ambos lados de la alargada plaza, aparecen elegantes edificios de estilo Secesión – nombre que se le dio al Art Nouveau en Austria y Rumanía, a principios del siglo XX -, entre los que destaca la Catedral Metropolitana Ortodoa rumana, cuyas obras comenzaron en 1936 y duraron 10 años.
Entramos a visitar la catedral y nos encantaron algunas iconos de madera de arte religioso ortodoxo, así como la tranquilidad y el recogimiento que se respiraba, junto al olor a incienso, en su interior.
Frente a la catedral, se encuentra el monumento que recuerda a los caídos durante el levantamiento contra Nicolas Ceaucescu en 1989. No en vano, Timisoara fue el primer foco de rebelión contra el dictador.Si quieres saber más sobre este momento histórico, debes visitar el Museo Memorial de la Revolución de 1989. Una pena que no nos diera tiempo a hacerlo.
En el centro de la plaza de la Victoria, se eleva al cielo una reproducción de la Loba Capitolina que Roma regaló a la ciudad.
Y justo al otro extremo de la catedral, se halla el bonito edificio de la Ópera Nacional Rumana.
6. Parques de Timisoara
Caminando por la ribera del río, encontrarás bellos parques y jardines, entre los que destaca el Parque de las Rosas. Como visitamos la ciudad en febrero, no tuvimos la suerte de ver el parque florecido, pero nos comentaron que es una de las estampas más bonitas de la ciudad.
Quizá en la próxima ocasión…
La entrada Qué ver y hacer en Timisoara, la Viena de Rumanía se publicó primero en Viajablog.
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