lunes, 17 de abril de 2017

Museo de Anclas al aire libre Philippe Cousteau en la costa de Asturias

Mirador principal, Museo Anclas Philippe Cousteau, desde la Playa de Salinas

Mirador principal, Museo Anclas Philippe Cousteau, desde la Playa de Salinas

No es un museo encerrado entre cuatro paredes y un techo. Tampoco es un museo donde los displays interactivos mantengan entretenidos a niños y adultos. El Museo de Anclas Philippe Cousteau en Salinas es un homenaje a los hombres del mar, a sólo unos metros de un Mar Cantábrico que unas veces es pacífico con los bañistas y otras rompe con fuerza contra las rocas mientras se estremecen los curiosos.

De esa misma dualidad, de lo bueno y lo malo de un elemento que a veces parece vivo, saben muy bien quienes se han embarcado o sumergido en el mar. Philippe Cousteau, que da nombre al Museo, lo llevaba en la sangre.

Buceó por primera vez a los 4 años, obtuvo la licencia de piloto de planeador a los 16, y desde pequeño participó y documentó cinematográficamente las expediciones de su padre, el famoso submarinista, divulgador y experto marino Jacques Cousteau a bordo del buque Calypso.

Una curiosidad documental

En este vídeo podemos observar una expedición de un grupo de buceadores del Calypso, incluyendo a Philippe Cousteau, que se sumergen en Las Carolinas, en un lago poblado por los restos de más de 30 barcos japoneses hundidos durante la II Guerra Mundial.

El hijo del Comandante Cousteau perdió la vida trágicamente con sólo 38 años de edad, cuando el hidroavión que pilotaba sufrió un accidente en el Río Tajo, cerca de Lisboa.

Aún tenía por delante muchos años para divulgar el mundo marino y concienciar a los que vivimos en tierra firme sobre la importancia de conservar este delicado ecosistema.

Por esa labor, que llevó a cabo con la misma pasión que su padre, el Museo de Anclas Philippe Cousteau lleva su nombre.

Busto de Philippe Cousteau, Museo de Anclas, Castrillón, Asturias

Busto de Philippe Cousteau, Museo de Anclas, Castrillón, Asturias

Además tiene un detalle especial, un busto de bronce de tres metros de altura y una tonelada de peso del malogrado buceador (obra de Vicente M. Prendes “Santarúa”, el mismo autor de la estatua de Woody Allen en Oviedo, en 1997) encajonado en lo alto de una roca cuya base es lamida, o atacada, por el Mar Cantábrico.

A ese mismo mar y a todos los de nuestro planeta, han salido durante siglos todo tipo de embarcaciones con un tripulante o cientos, sin alejarse de la costa o llegando a otros continentes. En todo ese tiempo ha permanecido casi inalterable un elemento práctico y metafórico: el ancla.

Museo de Anclas Philippe Cousteau desde el Paseo de Salinas, Castrillón, Asturias

Museo de Anclas Philippe Cousteau desde el Paseo de Salinas, Castrillón, Asturias

El Museo de Anclas Philippe Cousteau está situado en una península que se adentra en el Cantábrico, entre dos tipos de playas, la arenosa de Salinas y la pedregosa del Cuerno.

Donadas por organismos oficiales y ayuntamientos, en él se exhiben anclas de distintas épocas y buques, algunas con trascendencia histórica, otras que sobrevivieron a una tragedia y otras que rebosan humildad. Algunos ejemplos:

Ancla del Mar Egeo

El Mar Egeo saltó a las páginas de los periódicos en 1992, cuando este transporte de hidrocarburos embarrancó a los pies de la Torre de Hércules, en la Coruña, mientras intentaba entrar a puerto en medio de un fuerte temporal. 15.000 toneladas de crudo acabaron contaminando la costa.

Cubierta de Velas, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Cubierta de Velas, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Ancla de Nuestra Señora de Atocha

En la época en que las riquezas de América sostenían a la Hacienda de España, no todas las que salían de las colonias llegaron a la metrópoli.

En 1622 un huracán hundió al galeón español Nuestra Señora de Atocha frente a las costas de Florida, con el equivalente a 500 millones de dólares en piedras y metales preciosos a bordo, que tardaron casi 4 siglos en ser encontrados.

El ancla fue entregada al Museo por parte de la ciudad de San Agustín de la Florida, fundada en 1565 por el explorador Pedro Menéndez de Avilés, y que es la ciudad de origen europeo continuamente habitada más antigua de EEUU.

Salinas desde la Cubierta de Velas, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Salinas desde la Cubierta de Velas, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Ancla del Castillo de Salas

Transporte de carbón, el Castillo de Salas sufrió lo que en terminología náutica se denomina garrear, el desplazamiento de la nave por un anclaje insuficiente al fondo, motivado en este caso por el oleaje.

Acabó partido en dos cerca del Cerro de Santa Catalina (Gijón) y primero el mineral y luego el combustible acabaron apareciendo ocasionalmente en la playa de San Lorenzo.

Mirador a Salinas, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Mirador a Salinas, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Barranquilla (Colombia), los ayuntamientos de Bilbao, Santander o San Sebastián, la Jefatura Marítima del Cantábrico o el Gobierno de Baleares (con una composición de un ancla y una escultura de un hondero, “Es Forner” y “Hondero Balear“, de Lorenz Roselló (1868-1901) han sido algunos de los donantes de material para el Museo.

Las anclas se encuentran repartidas por toda la Peñona, un verdadero parque con vistas incomparables, aunque las mejores vistas se obtienen desde la Cubierta de Velas (un conjunto escultórico que imita a las velas de los buques), un mirador frente a él y el mirador sobre el extremo de la península.

Busto y puente al mirador principal, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Salinas

Busto y puente al mirador principal, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Salinas

Para llegar a este mirador se pasa cerca del busto de Philippe Cousteau, del que nos separa el vacío y el mar.

Un puente metálico, cerrado cuando hay fuerte tormenta, nos permite asomarnos al Cantábrico y obtener una vista de la agreste costa asturiana, a la izquierda, y de la enorme playa de Salinas a la derecha.

Museo Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Vista hacia atrás desde el mirador principal, Museo Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

En frente, el mar, donde las anclas han permitido a los buques permanecer firmes ante olas que amenazaban su existencia.

A veces las anclas no fueron suficientes. El Museo de Anclas Philippe Cousteau es un silencioso homenaje a los que dieron su vida en estas y otras latitudes, y a quienes han intentado que entendamos un poco mejor la importancia de este ecosistema.

Flores en el mirador, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias

Flores en el mirador, Museo de Anclas Philippe Cousteau, Castrillón, Asturias


Más información

Impulsada su creación por la “Cofradía de la Buena Mesa Marinera” y apoyada por entidades locales, el El Museo de Anclas Philippe Cousteau se encuentra en Arnao, en el Concejo de Castrillón. Limita con la población y la playa de Salinas en el mismo Concejo, a sólo unos minutos en coche de Avilés.

Se encuentra al aire libre y no hay taquillas ni horarios de apertura o cierre. Eso sí, comprobad el pronóstico del tiempo e id preparados en caso de que amenace tormenta.

Aquí tenéis el Museo de Anclas Philippe Cousteau en Google Maps:

Podéis obtener más información sobre el Museo de Anclas Philippe Cousteau dentro de la página web de la Cofradia de la Buena Mesa de La Mar, aunque en el momento de escribir estas líneas estaba hackeada (porque no creo que anuncien la venta de pastillas para las disfunciones eréctiles como forma de sacarse unos euros), pero se deja leer.

La entrada Museo de Anclas al aire libre Philippe Cousteau en la costa de Asturias aparece primero en Viajablog.



from Viajablog http://ift.tt/2oHh7u3
via IFTTT

No hay comentarios: