El viento frío se cuela por la abertura central de la lona de plástico transparente que protege la cubierta de la lancha rápida. En el cielo, no hay ni un rastro de nubes y el sol campea sin oposición para regalarnos sus destellos sobre las oscuras aguas de esta parte del Mediterráneo.
No somos más de 12 personas – contando a los dos tripulantes – los que desembarcamos en el pequeño muelle de cemento que afea esta parte de la Isla de Tabarca. Teniendo en cuenta que ese puñal gris se adentra en aguas de la primera reserva marina creada en España (1986), lo cierto es que podrían haberla construido con materiales algo más acordes con la naturaleza circundante.
Apagado el motor de la barca y tras alejarse los anónimos compañeros de viaje, el silencio se apodera de Tabarca.
Esta isla alicantina, la más grande – y la única habitada – de la Comunidad Valenciana, es, fuera de los meses de temporada alta, uno de los mejores lugares de la costa Mediterránea para retirarte a descansar y entrar en contacto con la naturaleza. Pero la isla de Tabarca es mucho más que eso…
Un poco de historia sobre la isla de Tabarca
Aunque hoy la conocemos con el nombre de Tabarca, lo cierto es que el nombre oficial ha variado mucho a lo largo del tiempo. Los griegos la conocieron como Planesia, los romanos como Planaria. Durante la Edad Media, fue la Isla Plana de San Pablo, pues, según la leyenda, aquí desembarcó el apóstol.
A finales del siglo XVIII, al comenzar la verdadera colonización de Tabarca, fue cuando se le dio el nombre de Nueva Tabarca. El motivo es sencillo. En esa época se instalaron en la isla unas 300 personas pertenecientes a 69 familias genovesas que habían sido rescatadas de la isla de Tabarka, situada frente a la costa tunecina. Allí habían sido hechos prisioneros y su rescate fue pagado por el rey Carlos III.
Ellos fueron los que construyeron el pueblo de Tabarca, así como sus defensas, dando así, por fin, forma a un proyecto de fortificación que los distintos monarcas españoles llevaban cavilando desde el siglo XIV. El motivo era impedir que la isla fuera utilizada por los piratas del norte de África como base para sus incursiones en los campos de Alicante y el Bajo Vinalopó.
De ellos provienen los apellidos tabarquinos de hoy: Ruso, Chacopino, Buzo o Colomba.
Al cambiar la situación política, a principios del XIX, la isla de Tabarca comenzó a despoblarse. Mantener las defensas en un lugar con una tierra tan desagradecida y con escasez de agua, no era nada sencillo.
La pesca revitalizó la isla más tarde, pero hoy en día no son más de 60 las personas que viven en Tabarca de forma perenne.
Cuándo visitar la isla de Tabarca
Para mí, la época ideal para visitar la isla de Tabarca es en octubre, abril o mayo.
Aunque solo están censadas unas 60 personas en Tabarca, lo cierto es que si la visitas en verano verás que no cabe un alfiler. Los barcos llegan, desde Alicante y Santa Pola, rebosantes de turistas que vienen a pasar el día. Algunos de ellos también se quedarán a dormir, pero es cierto que notarás una gran tranquilidad cuando los domingueros se hayan marchado en el último barco de regreso a la costa peninsular.
Sin embargo, durante los meses de otoño, primavera e invierno, el ambiente es totalmente distinto.
Es la primera vez que he visitado Tabarca en enero y la experiencia ha sido fantástica. Tienes la isla para ti solo. Además, el sol nos acompañó, sacando los mejores colores al mar y la superficie de la isla, tan bella en su irregularidad.
La única pega es la temperatura del agua. Podría haberme bañado el día en que llegamos, porque no había viento y el sol pegaba con fuerza. No lo hice y me arrepentí, pues la mañana siguiente trajo consigo un viento helado que exigía inconsciencia, además de valentía, para meterse en el agua.
Qué hacer en Tabarca
Entre las mejores cosas que hacer en Tabarca, me quedo con las siguientes:
Bucear
Sin duda, el mayor atractivo de la isla de Tabarca es el que se encuentra bajo sus aguas de distintas tonalidades. La pesca está totalmente regulada en la reserva marina y en ella ha proliferado la vida en torno a las grandes praderas de posidonia.
Ponerte unas gafas de bucear y sumergirte en las aguas de Tabarca es una maravilla. Pulpos, erizos, decenas de variedades de peces… E interesantes cuevas en las que quizás puedas encontrar algún tesoro. Aquí se hundieron varios pecios romanos que han dejado interesantes restos arqueológicos.
Tomar el sol en las calas escondidas
Si no estás por la labor de hacer mucho ejercicio en el agua y prefieres descansar al sol, no te faltarán calas en la isla de Tabarca.
Si viajas en familia, la playa más apta para todos es la que se encuentra a unos pasos del puerto, en el otro lado de la isla. Sin embargo, si quieres un poco más de intimidad y tranquilidad, te aconsejo que cojas tus cosas y busques tu cala entre los muchos recovecos rocosos que esconde la isla.
Probar el caldero
No son pocos los domingueros que visitan Tabarca, durante todo el año, para poder disfrutar de los magníficos arroces, calderos, mariscos y pescados que sirven los restaurantes de la isla. Algunos de los restaurantes que he probado y os recomiendo son Anita, Nou Collonet, La Almadraba, La Tonaira, Mar Azul o Casa Ramos.
Pasear por el pueblo
El pueblo de Tabarca es idílico, sobre todo fuera de temporada o, en verano, cuando ya se ha marchado el último barco de regreso a la costa alicantina.
Casas bajas, típicas de los pueblos de pescadores, se asoman a tres calles principales que confluyen en una gran plaza abierta. El olor a mar está por todos lados y el aire te llena de energía. Las fachadas de las casas son blancas, con algunos dinteles de puertas y ventanas pintados de azul. Macetas de flores las decoran aquí y allá y todas ellas parecen custodiadas por la gran iglesia de San Pedro y San Pablo, levantada en el siglo XVIII junto a las murallas que debían proteger de ataques de piratas y ahora solo contienen al mar.
Paseamos por sus calles en una noche de enero y, vigilados por una cohorte de la legión de gatos que puebla la isla, pudimos disfrutar de la palabra “soledad” en su más amplio significado.
Disfrutar de los atardeceres y amaneceres
El sol sale del mar en los amaneceres de Tabarca. Una estampa prodigiosa por la que merece la pena madrugar. Además, el silencio del momento suele ser total, dotando a la escena de un mayor dramatismo bucólico.
En el atardecer, el astro rey cae tras las montañas del interior de la provincia de Alicante, tiñendo los cielos de tonos naranjas, rosados y violetas. Un perfecto espectáculo que puedes contemplar desde las rocas situadas bajo el pueblo, en la parte de la isla más cercana al puerto de Santa Pola.
Sin duda, uno de los espectáculos más bellos que ver en Tabarca.
Correr por la isla
Si te gusta el deporte, otra de las cosas que hacer en Tabarca es correr por la isla. Cuando salgas del pueblo, dirígete a la zona opuesta de la isla, donde podrás correr por senderos labrados entre la vegetación y rodeando la isla. Es el lugar perfecto para correr un ratito mientras respiras el saludable aire marino.
Durante tu carrera podrás contemplar la antigua torre defensiva de San José (del siglo XIV), el faro (del XIX) y el pequeño cementerio de la isla.
Hotel Boutique Isla Tabarca, el mejor lugar para pasar la noche en Tabarca
Hacía tiempo que tenía ganas de pasar una noche en el Hotel Boutique Isla Tabarca y por fin pude cumplir mi ilusión. Y, tal y como esperaba, es el mejor lugar para pasar una noche en Tabarca.
La experiencia fue buenísima desde el principio, cuando el simpático Jorge nos recibió como si fuéramos amigos de toda la vida. Tras hacer el check-in y dejar las cosas en la habitación, Jorge nos acompañó a echar un vistazo a una de las cuevas cercanas al hotel. Me comentaba, también, que se cree que hay un pozo en el patio del hotel que comunica con esa cueva. Supuestamente, la habría utilizado el antiguo gobernador de Tabarca para poder escapar de la isla si las cosas se ponían feas.
Y es que el Hotel Boutique Isla Tabarca se encuentra en la que fuera la Casa del Gobernador. Al no llegarse nunca a edificar el castillo que se concibió en un principio, la casa del Gobernador se construyó en un lateral de la plaza principal del pueblo de Tabarca, sobre la edificación que se había construido para caballerizas.
El hotel tiene habitaciones dobles decoradas con mucho gusto y un toque marino, y Junior Suites, con capacidad para 4 personas. Todas ellas equipadas con televisión vía satélite, calefacción central (y aire acondicionado) y caja fuerte. Además, en su espaciosa y bella planta baja – de piedra y con una doble arcada que sostiene la estructura superior del edificio – posee un restaurante donde puedes probar las delicias de la cocina mediterránea.
Es el lugar perfecto para descansar en Tabarca.
Cómo llegar a la isla de Tabarca
Salvo que tengas una embarcación privada, puedes llegar a la isla de dos maneras:
Cómo llegar a la isla de Tabarca desde Santa Pola
El puerto de Santa Pola es el punto más cercano para viajar a Tabarca (a 8 km). Desde él salen varias lanchas cada día. El precio del billete de ida y vuelta es de 10€ (puede subir en verano y la vuelta la puedes utilizar cuando quieras) y los horarios varían entre las distintas compañías (y dependen del estado del mar y el flujo de clientes).
Algunas de estas compañías son Tabarca Water Taxi (la que usamos nosotros y que funcionó a las mil maravillas), Tabarbus y Transtabarca.
El trayecto no lleva más de 20 minutos.
Cómo llegar a la isla de Tabarca desde Alicante
Desde Alicante, la mejor opción es tomar los grandes barcos de la compañía Kontiki.
El trayecto lleva unos 45 minutos (dependiendo del estado del mar) y el precio del billete de ida y vuelta es de 19€.
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