miércoles, 2 de enero de 2019

Chelva, la segunda Maravilla Rural de España

En una de mis visitas de fin de semana a Valencia, decidimos escaparnos a ver uno de los pueblos que estaban nominados a Maravilla Rural de España en el concurso que promovió HomeAway el pasado mes de diciembre. Se trataba de Chelva, una desconocida para mí hasta verla incluida en el listado. Además, quedó segunda tras las votaciones populares.

Esta población es la capital de la comarca de Los Serranos – también conocida como La Serranía o Alto Turia -, la segunda más extensa de la provincia de Valencia y una de las más boscosas y montañosas.

Cómo llegar a Chelva

Si viajas desde Valencia a Chelva en tu propio coche, llegarás en unos 45 minutos, tomando la carretera CV-35. La distancia a recorrer es de unos 70 km.

Un poco de historia sobre Chelva

Vistas de Chelva

Aunque hoy en día Chelva (conocida como Xelva por los valenciano-parlantes) es una población adormecida que notó en exceso la huida de las gentes del campo a la ciudad durante la segunda mitad del siglo XX, en siglos pasados tuvo un renombre e importancia mucho más elevados.

Alrededor de Chelva se han encontrado restos arqueológicos del Neolítico y de la Edad del Bronce. Además, también hay pruebas de importantes asientos ibéricos y romanos, siendo el acueducto de Peña Cortada la más importante de ellas.

Durante la ocupación de la Península Ibérica por parte de los árabes, Chelva fue una plaza importante que cambió de manos varias veces entre finales del siglo XII y mitad del XIII. Primero, la recuperaría Pedro II de Aragón para los cristianos (1194), para ser tomada de nuevo por los árabes en 1214. Finalmente, en 1238, Jaime I El Conquistador colocaría el estandarte de la cruz de manera definitiva.

Hasta el siglo XVII, convivirían en Chelva las tres religiones monoteístas mayoritarias. Judíos, musulmanes y cristianos vivieron en armonía, dotando a la ciudad de una diversa riqueza cultural que ha perdurado hasta nuestros días.

Qué ver y hacer en Chelva

Llegamos a Chelva un sábado por la mañana. El sol lucía espléndido en el cielo y las calles del centro respiraban el alegre alboroto que emana de los mercadillos de pueblo. Me encanta esa atmósfera de día festivo y creo que es la ocasión perfecta para caminar despacio y observar a la gente. Aunque soy un enamorado de la naturaleza y prefiero el campo abierto a las ciudades, en el caso de los mercados siempre hago una excepción, pues creo que son unos de los mejores lugares para comprender la cultura y forma de ser de las gentes de cualquier lugar.

El mercadillo de Chelva extendía sus puestos en la Plaza Mayor del casco histórico, frente a la Iglesia de los Ángeles. Pero no solo puedes ver iglesias en Chelva, pues en su legado arquitectónico se refleja la convivencia de las tres religiones.

La Iglesia de los Ángeles

La iglesia de La Plaza Mayor de Chelva

Construida en el siglo XVII, es el edificio más icónico que ver en Chelva. Las obras se iniciaron en 1626, concluyéndose en 1692. Ya en el siglo XVIII, se añadieron la Capilla de la Comunión y un campanario en el que un reloj del XIX da la hora, día y semana.

Barrio árabe de Benecacira

Cuando caminas por el laberíntico entramado de callejuelas estrechas que forma el barrio de Benecacira, sientes que puedes estar en una ciudad marroquí cualquiera.

El contraste con el bullicio del mercado era notable, pues no había un alma paseando entre aquellas casas bajas encaladas que se apelotonaban sin orden. Para darles un respiro, aparecía cada poco una plaza presidida por la típica fuente árabe. El agua era fresca y potable, un bien abundante en Chelva.

Poco después llegamos a la Ermita de la Soledad, muestra de la Reconquista en Benecacira. Se levantó en el mismo lugar en el que anteriormente se encontraban la mezquita y el zoco.

Mezquita de Benaeça y Ermita de Santa Cruz

Se encuentra en el antiguo barrio morisco de Chelva, llamado Arrabal. Construida en el siglo XIV (1370) es la mezquita más antigua de la Comunidad Valenciana. Más tarde, sobre ella se levantó la Ermita de Santa Cruz, nombre con el que se le conoce actualmente.

Consejo de la Villa

Hace unos siglos, este caserón (construido en la segunda mitad del siglo XVI) era el más importante de Chelva, ejerciendo un papel parecido al de un ayuntamiento actual. Era el punto de entrada a Valencia, proveniente de Castilla y una especie de frontera entre los barrios morisco y cristiano.

Barrio judío

El barrio judío de Chelva es el del Azoque. Conserva su trazado original, con sus calles estrechas y porches de acceso. Aquí no encontrarás iglesias ni edificios monumentales, pero es un lugar tranquilo por el que da gusto pasear sin rumbo.

Museos

A pesar del pequeño tamaño de Chelva, la localidad cuenta con dos museos, siendo el más completo el Museo Etnográfico, que cuenta con una extensa exhibición del patrimonio cultural e histórico de la ciudad. En el Museo Forestal encontrarás algunos animales de la zona disecados.

Ruta del Agua de Chelva

Tras recorrer el precioso casco histórico de Chelva, comenzamos a seguir las flechas que indicaban el camino conocido como la Ruta del Agua.

La Ruta del Agua – que se puede realizar tanto desde la cercana localidad de Calles como de Chelva – es un trazado circular que combina naturaleza y cultura en un tranquilo paseo de unas 3 horas, apto para toda la familia.

Tuvimos suerte con el tiempo y, a pesar de encontrarnos ya en diciembre, el sol calentaba lo suficiente como para poder caminar en manga corta. Mientras sigues el sendero, el sosegador rumor del agua te acompaña en todo momento. Y es que la Ruta del Agua discurre entre parajes naturales por los que corren varios riachuelos, acequias y fuentes, siendo el más importante el río Tuéjar, más conocido como río de Chelva y principal afluente del Turia.

La ruta se inicia en la misma Plaza Mayor de Chelva, para, tras atravesar el barrio de Benacacira y los barrios cristianos de Ollerías, salir a campo abierto.

La primera parada en la naturaleza es el lugar conocido como Molino Puerto, una zona recreativa construida entorno a un antiguo molino medieval que estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX. A unos metros de allí se encuentra La Playeta, una zona tradicional de baño donde las aguas se encuentran calmadas.

Un túnel de algo más de 50 metros, excavado a mano en la roca, conduce a una zona de arbustos y pinos. Allí encontramos otro merendero junto a una pequeña presa.

Si desde Molino Puerto tomas el sentido contrario a La Playeta, puedes ascender al mejor mirador desde el que observar Chelva.

Otras rutas naturales

Otras dos rutas naturales con bellos elementos arquitectónicos son las que llevan al acueducto de Peña Cortada y a La Puente Alta. Terrazas de cultivo mezcladas con típica vegetación mediterránea el omnipresente agua. Me quedé con ganas de hacer alguna de estas rutas. Habrá que volver.

 

 

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