En el sur de la provincia de Córdoba, en plena comarca de la Subbética, se halla la ciudad de Lucena. Su rico patrimonio se encuentra rodeado de una campiña rica en olivos y viñas, donde los agricultores siguen trabajando de sol a sombra desde los tiempos en los que judíos, árabes y cristianos vivían en paz.
Y es que Lucena estuvo habitada solo por judíos entre los siglos IX y XII. En ella existió una importante escuela universitaria judía de la que saldrían muchos de los venerables sabios que viajarían posteriormente a Toledo, donde fundaron la famosa Escuela de Traductores.
Los árabes también dejarían un gran legado cultural y patrimonial y en uno de los lugares más emblemáticos de Lucena, el castillo del Moral, se encontraría encarcelado el último rey árabe de Granada, Boabdil el Chico.
Visité Lucena una tarde de otoño inusualmente cálida. Tras caminar por la maraña de callejas que muestran su pasado judío, nos dirigimos a los dos monumentos más icónicos de la ciudad: la iglesia de San Mateo y el castillo del Moral.
La iglesia de San Mateo
Situado en la plaza que se abre entre la iglesia de San Mateo y el ayuntamiento de Lucena, admiraba el frontal de la primera. Mi guía comentaba que la llamaban la Catedral de la Subbética, pero a mí, aunque me parecía bonita, se me antojaba algo exagerado el sobrenombre.
Cuando visité su interior no me quedó otro remedio más que borrar ese pensamiento.
Esta magnífica iglesia responde a una mezcla de cánones artísticos gótico-mudéjares y renacentistas. De hecho, se cree que en este mismo emplazamiento se hallaba la antigua sinagoga primero y la mezquita de la ciudad después, antes de que las fuerzas cristianas reconquistaran Lucena en 1240.
La iglesia actual es la obra resultante de varios artistas distintos. Hernán Ruiz I inició la construcción en 1498. Comenzó con la cabecera, donde colocó tres bellas capillas cubiertas con bóvedas de crucería. En sus techos lucían coloridas pinturas policromadas de Antonio Mohedano. De la misma época que estas tres capillas, son las portadas de la Sacristía y la exterior de Nuestra Señora de la Umbría.
Sin embargo, no sería hasta mediados del siglo XV cuando aparecería la recargada portada de San Miguel, un claro ejemplo de la transición del Gótico al Renacimiento.
El resto de la iglesia de San Mateo es totalmente renacentista. Tres naves con grandes pilares aparecen sustentadas por arcos apuntados que recuerdan a la época mudéjar.
Pero lo que más me maravilló del templo es el retablo mayor, una auténtica obra maestra del manierismo español, elaborada por Jerónimo Hernández y Juan Bautista Vázquez el Viejo.
También es de admirar la capilla del Sagrario, cuya construcción llevó 32 años, en plena segunda mitad del siglo XVIII. Esta capilla está considerada como la obra maestra del barroco cordobés.
Aunque es cierto que debes rendirte ante la belleza de un monumento como esta iglesia, lo que más recuerdo es a nuestro acompañante espontáneo. Se nos unió en la entrada y no dejó de explicarnos teorías conspiradoras basadas en las distintas esculturas y símbolos de la iglesia. Conspiraciones judeo-cristianas de importancia histórica mundial.
Lo cierto es que yo no tenía ni idea de nada de lo que decía, pero estaba claro que el chaval sería un fiel sucesor de Juan José Benítez y su saga de Caballo de Troya.
Tras hablarnos sobre su canal de youtube, partió y nos deseó buena visita al castillo del Moral.
Castillo del Moral
Tras la visita a la iglesia de San Mateo, caminamos hasta la cercana Plaza del Coso para entrar en el castillo del Moral. Declarado Monumento Histórico Nacional en 1931, fue construido por los árabes en el siglo XI (aunque algunos historiadores sitúan su origen en tiempos romanos).
Fernando III lo toma en 1240, convirtiéndolo en un baluarte defensivo fronterizo. Como no tenía suficientes tropas para defenderlo lo acabó donando a los caballeros de la Orden de Santiago.
El castillo del Moral cambió de manos, entre familias nobles, varias veces hasta el siglo XVIII, cuando por fin retorna a la Corona.
La fortaleza es de planta cuadrada con cuatro torres en sus tantas esquinas: la torre del Moral, la del Homenaje, la de las Damas y la del Coso.
En la actualidad, el castillo sirve de sede al Museo Arqueológico y Etnológico de Lucena. Paseando por sus distintas salas aprendimos sobre los orígenes de la ciudad, destacando los restos arqueológicos hallados en la Cueva del Ángel.
Una pena que no tuviera tiempo de ver el resto de monumentos de Lucena, pero seguro que volveré.
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