París es una de las pocas ciudades del mundo que puedes visitar cien veces y aún te sorprenderá con un nuevo rincón especial que no habías contemplado antes. He tenido la suerte de viajar a París en casi una decena de ocasiones y, aunque reconozco que nunca me atrajo como lugar en el que vivir una larga temporada (no es nada personal, me pasa lo mismo con casi todas las grandes ciudades), es cierto que es un lugar que me maravilla.
Descubrir París poco a poco tiene su miga. Es como ese plato favorito que disfrutas con tal intensidad que no quieres acabarlo nunca. Esa misma metáfora se puede aplicar a una de las joyas de París: el Museo del Louvre.
El Museo del Louvre es el más visitado del mundo y uno de los más grandes. Eso ya dice bastante. Inaugurado en 1793 los tesoros que esconde en sus múltiples estancias son el producto del afán coleccionista de los monarcas franceses y los hombres de la Ilustración, la desamortización que llegó con la Revolución Francesa, la compra de arte y las expediciones arqueológicas del siglo XIX.
El resultado es una vasta colección de arte y arqueología, prácticamente inigualable en el mundo.
Un viaje a París siempre quedará incompleto sin una visita a este museo, por eso te dejo los mejores consejos para visitar el Museo del Louvre.
Compra tu entrada online para evitar las colas
Para explorar a fondo el Museo del Louvre necesitarás no muchas horas, sino días. Por eso, si solo dispones de un día para visitar el Louvre, no tienes nada de tiempo que perder. Y menos haciendo una cola.
El tiempo medio de espera en la cola para entrar al Museo de Louvre es de una hora. Lo mejor es que compres online la entrada que te permite acceder directamente al museo y evitar así las colas.
Dedícale mucho tiempo y planifica tu visita
Recuerda que estás en uno de los museos más grandes del mundo. En el Louvre encontrarás cerca de 35.000 obras de arte y unos 380.000 objetos. Es una auténtica barbaridad y lo más probable es que no consigas verlos todos.
Por ello, tendrás que dedicarle mucho tiempo a la visita, pero también a la preparación previa de la misma. Si no vas a poder ver todo, es conveniente que te hagas con un plano del museo y decidas qué exhibiciones del museo son las que más te interesan. Así, además, ahorrarás tiempo durante la visita, al tener muy clara la ruta que quieres realizar.
Elige el mejor momento para visitar el Museo del Louvre
Un primer consejo básico para visitar el Louvre: nunca lo hagas en un martes. La razón es sencilla: está cerrado.
A partir de ahí, las opciones se abren bastante. Mi consejo particular es que visites el museo en miércoles o viernes, ya que permanece abierto hasta las 21.45 (el resto de días cierra sus puertas a las 18 horas). Durante las últimas horas del día, además, no hay tanta gente y puedes disfrutar del museo con mayor tranquilidad.
Otro buen momento para caminar por los pasillos del Louvre es cualquier día laborable por la mañana.
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Hay vida (o arte) más allá de la Gioconda
Es cierto que la obra más famosa del Louvre es la Mona Lisa (o Gioconda) de Leonardo Da Vinci, ocupando los otros dos cajones del pódium la Venus de Milo y la Victoria Alada de Samotracia. Normalmente, hay colas para admirar estas maravillas.
Sin embargo, el Museo del Louvre esconde otros muchos tesoros. Esculturas, cuadros, antigüedades egipcias, griegas y romanas, arte islámico… Personalmente, como buen amante de la Historia y fan de las películas de Indiana Jones, me quedo con la parte arqueológica.
El primer domingo de cada mes puedes entrar gratis
Atención, porque este es un consejo de doble filo. Es cierto que a todo el mundo le gusta entrar gratis a una joya como es el Louvre, sin embargo, si acudes al museo un primer domingo de mes, prepárate para caminar por sus pasillos junto a una muchedumbre considerable. Ya se sabe: las cosas gratis son muy golosas.
Prueba un tour guiado en el Louvre
El Museo del Louvre es uno de esos lugares especiales que debe visitarse y comprenderse a fondo. Para ello, aunque tienes la posibilidad de adquirir una audioguía junto a la entrada al museo, lo mejor es que contrates los servicios de un buen guía. Serán ellos los que mejor te desvelen los secretos y anécdotas escondidos detrás de las obras y del museo en sí.
Pasear por el Louvre tan solo leyendo carteles explicativos es una especie de sacrilegio.
No traigas una maleta grande
Hay viajeros que aprovechan el día que llegan o se marchan de París para visitar el Museo del Louvre, apareciendo en la cola del recinto con una maleta a cuestas. Lo cierto es que no es la mejor idea, porque no podrás dejarla en la consigna del museo. Si tu mochila mide menos de 55x35x20 cm, sí podrás hacerlo y caminar sin ese peso extra por el museo. Parece una tontería, pero tras unas horas se empieza a notar el cansancio en la espalda.
Recuerda que hay más de una entrada
No son pocos los que llegan a la entrada principal del Museo del Louvre (situada justo frente a la emblemática Pirámide) y se llevan las manos a la cabeza al encontrarse una cola que mete miedo. Sin embargo, recuerda que el museo tiene varias puertas de acceso, siendo otras tres opciones las de Passage Richelieu, Galerie du Carrousel y Porte des Lions.
Realiza una visita nocturna
Como ocurre con tantos monumentos en el mundo, la fachada del edificio que alberga el Museo del Louvre (el antiguo Palacio Real del Louvre) luce espectacular cuando es iluminado al anochecer.
Aprovecha para visitarlo un miércoles o viernes y así podrás apurar la visita hasta casi las 10 de la noche, admirando esta belleza iluminada. Además, también encontrarás las salas más vacías.
Después de la visita, toma algo en los Jardins des Tuileries
Aunque tienes la posibilidad de comer algo dentro del Museo del Louvre, lo cierto es que los precios son bastante elevados y resulta más económico tomar algo fuera.
Una gran opción es gozar de un descanso en la visita y salir a disfrutar del aire libre en los contiguos Jardines de las Tullerías (Jardins des Tuileries). Llévate algún bocadillo de casa (el pan francés te da para uno bueno) o compra algo en el café Marly.
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