Londres es una inmensa ciudad que requiere una previa planificación para abordarla con éxito si solamente disponéis de tres días de viaje. A continuación os detalle la guía de viajes que me hubiera gustado leer antes de visitar la ciudad para aprovechar el tiempo de una forma más eficaz y no perderme ningún detalle de los muchos que se agolpan en la capital inglesa. Espero que os sea de utilidad.
Día 1: Victoria Station, Buckingham, Westminster Abbey, Picadilly, Chinatown, Brixton y concierto!
El vuelo de ida no tuvo incidencias. Volamos con EasyJet, facturamos, hicimos cola y todo funcionó de manera correcta. A las 9 estábamos en Gatwick.
Para llegar desde ahí hasta Londres existen básicamente 3 opciones y te las contamos con más detalle en este artículo enfocado en cómo llegar del aeropuerto de Gatwick a Londres. Léete este otro artículo si llegas desde aeropuerto de Stansted.
Con el tren llegamos a la estación Victoria donde aprovechamos para comprar la London Pass para los tres días que pasaríamos en Londres. Una compra que nos hizo ahorrar bastante dinero ya que existen bastantes ofertas 2 x 1 al presentarla junto a los cupones que hay en la web de la promoción.
Visita a Buckingham Palace
Caminando subimos hasta Buckingham, donde ya había gente esperando para ver el cambio de guardia. Echamos un vistazo mientras no paraban de entrar a palacio cochazos y nobles que parecían surgir de una película al uso. Como todavía quedaba media hora para el ritual (y a mí no me emocionó en exceso el cambio cuando lo vi anteriormente) decidimos seguir nuestra ruta.
Cruzamos Green Park y bajamos en metro hasta Westminster donde nos esperaban las imágenes más típicas de Londres: El Big Ben, London Eye, Westminster Abbey y la Casa del Parlamento.
La Abadía de Westminster
Con su estilo gótico, la Abadía de Westminster está catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una de las visitas obligadas al lado del Támesis. En su interior conserva una de las colecciones de esculturas más importantes del país y el lugar de reposo de insignes ingleses como Geoffrey Chaucer, Samuel Johnson, y los dos Charles más importantes, Dickens y Darwin.
Una vez llegamos a las puertas de la Abadía, pude cumplir mi primer capricho y entramos en ella. La entrada es bastante cara, a mediados de 2019 sale por 22 libras. De todas maneras, con el London Pass que llevábamos encima entramos sin pagar de más.
Merece la pena pasar un rato por el interior de Westminster Abbey. Además de ser una abadía gótica impresionante donde se realizan las ceremonias importantes de la monarquía inglesa -incluidas las coronaciones- es un inmenso mausoleo, tanto de reyes como de personajes ilustres como Darwin, Livingston o Newton. Una de las zonas que más me gustó, junto al claustro, fue The poets’ corner, donde está enterrado Charles Dickens y hay placas y bustos de William Shakespeare, Lewis Carroll, Jane Austen y otros escritores ingleses insignes.
Me quedé con las ganas de hacer fotos ya que no estaban permitidas ni siquiera sin flash.
EXCURSIONES POR LONDRES Y SUS ALREDEDORES EN ESPAÑOL
¿Poco tiempo en Londres? Quizás sea buena idea apuntarte a alguna de las siguientes excursiones por la zona. En todas ellas tendrás un guía en español y vienen con muy buenas recomendaciones de otros viajeros:
- Tour completo por Londres para que no te pierdas nada
- Entradas al London Eye y sin colas
- Visita guiada por el Londres imprescindible
- Excursión a Stonehenge
- Tour de Harry Potter en los estudios Warner
- Tour de Jack el Destripador
- Excursión a Oxford y Stratford
- Excursión al Castillo de Windsor, Bath y Stonehenge
- Otras excursiones en Londres y alrededores
Visita a Picadilly y comida en Chinatown
De Westminster Abbey nos fuimos rumbo a Picadilly. Y, por cierto, caminando nos desorientamos un poco y encontramos de repente Scotland Yard, que es bastante poco impresionante por la fama literaria y cinematográfica que tiene.
Ya desde Picadilly, nos acercamos al Soho y a Chinatown, donde además del olor impresionante, nos encontramos con pavos y pollos colgando en los escaparates de los restaurantes. Comimos allí, en un restaurante chino que se llama Wong Kei (41-43 Wardour Street).
El restaurante es un sitio bastante peculiar donde se come muy bien a precio de saldo, eso sí, no esperéis un gran trato. Nada más entrar te preguntan How many? y cuando respondes, gritan Upstairs o Downstairs. Ahí acaba la conversación, porque ni cuando pides te hablan más de lo justo, y es que la bordería de los camareros es una cosa que caracteriza a este sitio. También el hecho que te sienten en mesas grandes con desconocidos y, por supuesto, la comida, barata y rica. Por 4 libras come bien una persona (de hecho no pude ni terminar el plato), y además, te dan todo el té (de jazmín, si no me equivoco) que quieras, un gran punto a favor ya que las bebidas en Londres son terriblemente caras.
Un par de consejos, no os entretengáis mucho con la carta, ya que si ven que tardas en pedir, tardan proporcionalmente en traerte la comida. Y si se os acaba el té, simplemente dejad la tapa de la tetera abierta y la rellenarán.
Nuestro alojamiento en Londres
Nos instalamos en un hotel en la zona de Earl’s Court, en una casa de adosados típica, de exterior blanco. Las habitaciones van con lo justo, con la posibilidad de elegirlas de forma variada pudiendo escoger el tamaño, si tienen ventana o no. Y algo importante en Londres, con baño en la habitación y todo muy limpio.
Además, la habitación doble nos salió más económica que los precios en el hostal. Eso sí, todos los suplementos se pagan: si quieres tele, la pagas; si quieres wifi lo pagas, y por supuesto, nada de servicio de habitaciones (pero oye, para tres noches y a menos de 70 euros cada uno, poco más se puede pedir en Londres.
Cuando vuelva a Londres, sin duda repetiré. Si quieres evitar búsquedas y reservar alojamiento en el mismo sitio que yo lo podrás hacer en este enlace sin ningún aumento de precio.
Visita a Brixton y concierto
Casualidades de la vida, había un concierto de Mojinos Escocíos ese mismo fin de semana, así que decidimos ir a pasar un ratillo. Era en una sala en Brixton, barrio al que a partir de ahora y de forma totalmente cariñosa, llamaremos Crackton. El concierto empezó con un retraso increíble, pero estuvo bien. El Sevilla está como una cabra pero es muy majete (sobre todo cuando va vestido xD).
Día 2: Museo Británico, Kings Cross, Camden Market y paseo en barco a la Torre de Londres
Desayuno inglés y visita al Museo Británico y Kings Cross
Cargamos pilas con un typical english breakfast, para recuperar fuerzas en una cafetería de la calle Earl’s Court Road. Se llamaba Bercho, estaba todo muy rico (¡unas tartas y unos zumos recién hechos!) y eran muy simpáticos. Es el típico lugar que, si viviera allí, utilizaría para esos ratitos de leer y escribir.
Visita al Museo Británico
De ahí, nos fuimos a visitar el Museo Británico. Una de las cosas buenas que tiene el lugar donde nos alojamos, Earl’s Court, es su fantástica conexión con metro con los principales sitios turísticos así que nos plantábamos donde fuera en un momento.
En el museo, además de lo típico: Egipto (y es que poseen la segunda mayor colección de arte egipcio por detrás del museo Arqueológico del Cairo), Roma, Grecia y Mesopotamia, había una exposición temporal sobre la vida y la muerte en todo el mundo. ¡Tenían un Totem y un Moai!
Nos acercamos a Kings Cross para ver el andén 9 y 3/4. Soy muy frikie sí, ¿Qué pasa? El guardia no sabía que le estaba preguntando, hasta que las palabras Harry Potter salieron en la conversación.
Visita a Camden Market
Camden es un mercadillo a lo bestia. En los puestos se pueden encontrar auténticas gangas si se busca bien (vi varios vestidos de Custo originales, de otras temporadas eso sí, muy baratos, por poner un ejemplo).
Además, hay muchas tiendas que dan la imagen típica del barrio, casas de colores con una “escultura” de lo que venden colgada en la pared.
Estuvimos en una tienda de cambio-compra y venta de discos (MVE, en el 208 de Hight Steet Camdem) que tenía auténticas joyas (y aunque fueran usados, se mantenían muy bien) así que salimos corriendo, que la tentación puede ser muy grande.
Por otra parte tenemos Camden Lock, las antiguas caballerizas, donde me hice una foto hurgándole en la nariz a uno de los caballos enormes de bronce que tienen.
Allí están sobre todo las tiendas de antigüedades y ropa de segunda mano, y también las de arte (había cuadros muy bonitos pero las libras no caían del cielo.
Era ya la hora de comer -para un español que come tarde, claro…- y los puestos -que están en Camden Lock- ya estaban cerrando, así que te ofrecían la comida muy barata. Tanto, que por 2 libras comí un plato de risotto rico, rico. Además había un puesto de hamburguesas argentino, uno de pinchos japoneses, muchos chinos, uno con comida marroquí…
La verdad es que en el barrio hay un ambiente especial y es uno de los lugares prácticamente imprescindibles cuando visitas Londres.
Como el metro los fines de semana se suele llenar, había una cola impresionante (los domingos incluso se cierra), así que decidimos pillar un autobús hasta Nothing Hill. El barrio, sin más.
Seguro de viaje familiar a Londres
¿Eres de los que todavía piensa que un seguro de viaje es algo prescindible?
Un seguro a cualquier destino europeo de una semana para una familia con dos hijos puede costar unos 45 euros (no llega ni a los 7 euros por día). Nosotros recomendamos llegar a Roma con un seguro estándar que incluya un mínimo de 60.000 euros en hospitalización, repatriación, robo y gastos de anulación. Hemos probado varias compañías y las últimas veces hemos repetido con Iati porque todo ha ido a la perfección. Además tienes un 5% de descuento al venir de nuestra parte a través de este enlace.
Viaje en barco desde Westminster a Tower Hill
Pensábamos cenar en Brick Lane, que resumiendo, es la pequeña India-Blangadesh de Londres, pero me dio mucha pereza así que nos quedamos por el barrio para luego acercarnos a Embankment a pillar un Clipper (o traduciendo, un barco que se utiliza como transporte, no era de los de cruceros) una vez más, con la oferta 2×1 nos ahorramos un dinerillo (y además, en teoría el billete costaba 14 libras, y se quedó por menos de la mitad).
Era ya de noche y todos los edificios emblemáticos de Londres estaban bellamente iluminados: la noria (London Eye), Westminter Abbey, el Big Ben y la torre de Londres entre los más destacados.
Nos bajamos en Tower Hill, para dar una vuelta por esa zona.
Tras el paseo en barco, nos tomamos unas pintas en un pub típicamente inglés y como el metro estaba a la otra orilla, cruzamos el Tower Bridge (que no es el puente de Londres, aunque mucha gente, como es la imagen puramente turística de la ciudad lo crea) para llegar hasta la Torre de Londres.
Ya solo nos tocaba subir al metro para a casita que ya iba siendo hora.
Día 3: Hyde Park, Torre de Londres, National Gallery, Abbey Road y Baker Street
Visita a Hyde park y los Jardines de Kensington
El día amaneció con un sol espléndido. Una ocasión perfecta para desayunar en Hyde Park, rodeados de caballos, palomas, y ardillas. Entramos por Hyde Park Corner para recorrer de este a oeste el parque, siguiendo la orilla del lago Serpentine repleto de patos.
Llegamos hasta Kensington Gardens, donde está el monumento a Diana (que es una fuente enorme, redonda, y en teoría simboliza un río. Si alguien encuentra la relación entre ella y un río me gustaría saberla) y emprendimos la búsqueda de quien me había llevado a esa parte de los jardines. Dicen que encontrar esta estatua forma parte de su gracia, así que no daré pistas.
The boy who would not grow up Sulpture Sir George Frampton R.A 1860-1928 This bronze, a gift of Sir James Barrie O.M 1860-1937, the creator of Peter Pan was placed here 1st May 1912
Para quien haya visto Descubriendo Nunca Jamás, no le resultará desconocida la historia. James Barrie jugaba con los hijos de una familia con la que tenía una relación muy especial en los jardines de Kensington. La idea de Peter surgió de uno de los niños, bajito y acomplejado por ello. Se llamaba, como intuireis, Peter.
Los niños se quedaron huérfanos y el escritor se hizo cargo de su educación. Como si fuese una broma cruel del destino, dos de los niños nunca crecieron. Uno de ellos murió en la Primera Guerra Mundial, otro, ahogado, en lo que se sospecha fue un pacto suicida, un mes antes de su vigésimo primer cumpleaños. Peter se suicidó en el Metro de Londres años después de morir Barrie.
En la ficción, Peter es un niño que puede volar, y lo hace hasta los jardines de Kensington, ya que en el lago Serpentine está la isla de Nunca Jamás. Además, se encarga de guiar las almas de los niños muertos antes de tiempo al más allá (¿los niños perdidos?) Es curioso ver como la realidad y la ficción se entrelazan en esta obra, ¿verdad?. La estatua de Peter fue erigida como regalo sorpresa para Barrie, que quedó muy disgustado porque opinaba que el bronce no se parecía en nada al verdadero Peter.
Visita a la Torre de Londres
Entrar a la Torre de Londres es caro, pero también había un 2×1 y, sin dudarlo, lo aprovechamos.
Como casi todos los palacios, fue un lugar de tortura durante siglos, y además, los ingleses se enorgullecen de ello (de hecho, hablan del sanguinario Enrique VIII como si eso fuera una cualidad cojonuda). Durante la visita, no sólo revives la vida en aquella época, si no que especialmente, te empapan con toda la violencia que han presenciado las paredes.
Una de las atracciones principales son las joyas de la corona. Cuando vas a entrar en la parte de la torre donde están custodiadas, hay un cartel “You are going to enter the most secure area of this tower” solo les falta añadir “You are here. We are not“.
Medí la puerta con lo que más a mano tenía. Mide 5 de mis pies y medio. Uso un 36.
Por todas partes están los Beefeaters, que además de hacer tours guiados, se dedican al duro trabajo de hacerse fotos con la gente.
Además, está la Bloddy Tower, donde desaparecieron los príncipes herederos del trono, por lo que el reino pasó a Ricardo III. Todavía no se ha comprobado, ni posiblemente se hará nunca, que pasó con ellos. Hay teorías, menos creídas, que aseguran que su propio padre los mandó asesinar. Otras culpan a su tío y otros nobles del hecho, mientras que también hay quien piensa que desaparecieron, pero no fueron asesinados. Por lo visto, fueron encontrados restos de dos niños de edad similar a la de los príncipes pero la ciencia forense de aquella época no permitió estudiarlos a fondo y ahora no se permite su exhumación.
Se podía votar que creías que había pasado. Sí, era como un “elige tu propio final” y ahí fue cuando me acordé de que en un capítulo de la serie Pesadillas salía esta historia, y dos niños americanos que estaban de turismo viajaban en el tiempo y resultaban ser esos príncipes.
Yo voté la tercera opción, que hay que ser positivo :)
Por todo el lugar se escucha graznar a los cuervos. Dice la leyenda que si algún día dejan la torre, la monarquía inglesa perderá fuerza y terminará desapareciendo, por lo que los pobres animalitos tienen las alas cortadas.
Visita a la National Gallery
Para la visita a la National Gallery conviene entender bien el mapa y dirigirte hacia las salas donde se exhiben vuestras pinturas preferidas. Deambular por el interior del museo sin un plan de antemano no lo recomiendo para nada o acabaréis destrozados de tanto caminar. Asimismo, existe wifi gratuito en todo el museo y os puede ayudar para sacar toda la información de la página oficial de la National Gallery.
Abbey Road y Baker Street
Fuimos a St John’s Wood, la parada más cercana a Abbey Road tarareando una de John Lennon. Bajamos por Grove End Road (donde había una sinagoga, y mucha gente en la puerta, muy bien vestida, los hombres con Kipá. Yo, como soy muy dada a imaginar cosas, me supuse que había un Barnisbra) Y al final de la calle, ahí estaba… el paso de cebra más famoso del mundo.
Y los estudios, llenos de pintadas de todo tipo. Por supuesto, yo pinté. Y debo admitir una cosa… me emocioné estando allí.
Ya que estábamos, fuimos a la tienda de los Beatles que está en Baker Street. Tenían cosas increíbles. Y también increíblemente caras. Enfrente, había otra similar, de rock, con guitarras y discos de oro de Hendryx, los Rolling… Como dos pequeños museos de la música.
Seguimos paseando por Soho y Picadilly y al llegar a Trocadero nos tocó buscar un baño. Algo complicado en Londres. Y cuando lo encuentras hay que buscarse la vida. En muchos establecimientos debes ser cliente para usar los baños, en otros, te cobran para usarlos. Así como en Hyde Park sale gratis, en King’s Cross vale 30 peniques y en Trocadero una libra. Son cosas que está bien saber, porque luego con tanta cerveza, tanto té y demás… pasa lo que pasa.
Compramos los billetes de tren en Victoria Station para ir al aeropuerto, y también un poco de Sushi en un puesto para cenar. No estaba mal de precio, 4 makis, una libra, 2 niguiris, una libra también y rollos un poco más elaborados, a libra y media los dos trozos.
Pasamos por el super para completar la cena y hacer las últimas compras. Personalmente, prefiero regalar té de supermercado que de las tiendas de souvenirs del centro. Además, cuando viajo, me gusta mucho recorrer los supermercados para descubrir alimentos nuevos y ese tipo de cosas. En este caso, era un Sainsbury’s y tenía una gran ventaja. A partir de cierta hora de la tarde, los alimentos perecederos (esos a los que en España les cambian la fecha de caducidad) bajaban de precio. Así que sándwiches de 2.50 o incluso 3 libras, pasaban a valer 40 y 50 peniques. Un chollo vaya. (y lo mismo con la fruta, yogures…)
El tren nos llevó al aeropuerto de Gatwick desde Victoria Station y ahí nos esperaba el avión para terminar con nuestra aventura de tres días por Londres.
Primer día: La estación Victoria, el Palacio de Buckingham, la Abadía de Westminster, Picadilly, Chinatown y Soho
Segundo día: El Museo Británico, Kings Cross, el mercado de Camden y paseo en barco a la Torre de Londres
Tercer día: Hyde Park, la Torre de Londres, National Gallery, Abbey Road y Baker Street.
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