miércoles, 15 de agosto de 2018

El sendero arqueológico de Eina en la Cerdaña francesa

Si os encontráis en la comarca de la Cerdaña, ya sea en su vertiente catalana como francesa, y estáis buscando una ruta senderista sencilla para hacer en familia, el sendero arqueológico de Eina es una excelente opción.

El pueblo de Eina -o Eyne en francés- se halla en la vertiente francesa de los Pirineos bajo la sombra del Puigmal. El espeso valle de Eina se encarama hasta al pico de Nuria para acceder al famoso santuario que lleva el mismo nombre.

Saliendo de la población de Eina para iniciar el recorrido

Este valle es una reserva natural y ha sido considerado un auténtico santuario botánico desde el siglo XIX gracias a la variedad de flores y plantas que habitan en él. Asisismo, os recomendamos realizar otra ruta circular por el valle del Eina para disfrutar de su abundancia natural.

La ruta o sendero arqueológico de Eina es un agradable paseo circular de 5 kilómetros de distancia que os llevará un par de horas y media aproximadamente. Recorre zonas rurales visitando varios dólmenes y menhires de más de 3000 años de antiguedad con vistas siempre presentes de la cordillera que rodea al Carlit y el cercano Puigmal a nuestra espalda. El desnivel que ofrece la excursión es de apenas 120 metros.

Para empezar la excursión debemos acercarnos a la Maison de la Valléé. Es la primera casa que veréis justo al llegar a Eina y dejar en el parking principal del pueblo. Ahí encontraréis un agradable restaurante y la oficina de turismo donde un personal muy amable os ofrecerá toda la información que necesitéis.

Entrando en el Dolmen de Els Pasquerets

El sendero arqueológico de Eina parte desde la siguiente calle girando a la derecha -carrer del Carreter- y veréis que existen abundantes marcas de amarillo que nos indican el camino en todo momento.

El primer monumento que encontramos en el recorrido es el Dolmen de Pou sobre un promontorio con vistas a la zona rural que hemos atraveso. Se trata de una tumba que se remonta al 2.200 a.C. Datación que pudo conseguirse gracias a los huesos calcinados que se encontraron dentro de una caja de piedra en el fondo de la tumba.

A lo largo del recorrido veréis la extensa valle de la Cerdaña francesa, pueda que veáis la silueta del Train Jaune con su resplandeciente amarillo cruzando el valle. A vuestro alrededor, la tierra labrada y los fardos de paja decorando el horizonte.

El sendero arqueológico de Eina sigue caminos rurales con grandes vistas alrededor

A medio recorrido y en la parte más al norte del sendero deberemos salir del camino principal para llegar al Dolmen de Pasquarets. Probablemente el más fotogénico del sendero arqueológico de Eina. En su interior, se han encontrado vestigios de objetos ornamentales de los difuntos. Nosotros, sin embargo, encontramos una arañas negras y peludas así que andaros con cuidado si sois aprensivos a esos bichos.

Volvemos al camino principal y nos acercamos nuevamente a Eina. Escucharemos el rumor del río a nuestra derecha que finalmente atravesaremos sobre un puente medieval del que hoy en día solo queda su base original.

El Dolmen Els Pasquerets en Eina

Un centenar de metros más adelante nos acercan a un puente megalítico, construido con piedra de granito. No esperéis gran cosa teniendo en cuenta la época en el que se construyó, básicamente es una gran roca trabajada sobre el río para poder cruzar sobre él.

El camino nos deja en la carretera que deberemos seguir un centenar de metros hasta volver a adentrarnos al bosque por un sendero. Rápidamente tendremos ante nosotros la presencia de un menhir y varios bloques graníticos que decoran el paisaje.

Un poco más adelante llegaremos a unas rocas que presentan una especie de cúpulas con pequeñas cavidades esculpidas en la piedra para facilitar la labor de guardar el agua así como con finalidades religiosas.

Vistas al Macizo del Carlit desde Eina

Casi al final de nuestro recorrido llegamos al Pla de Bac, un lugar lleno de rocas y un agujero. Se tiene testimonio de presencia humana en este lugar desde el 3.300 a.C., uno de los más antiguos de toda la Cerdaña.

Desde este lugar bajamos paulatinamente hasta el pueblo de Eina para finalizar nuestro recorrido circular.

Frente a la Maison de la Valléé existe una estupendo restaurante con terraza donde aprovechamos para comer o refrescaros. Comimos de forma excelente por unos 15-20 euros por persona.

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