jueves, 30 de noviembre de 2017
Brujas – Paseo por atractivos escaparates de tiendas de chocolates
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miércoles, 29 de noviembre de 2017
Cómo ir del aeropuerto de Lima al centro de la ciudad
Lima, capital de Perú, es uno de los principales puntos de entrada en Sudamérica para viajeros de Norteamérica, Oceanía y Europa. Además, ubicado justo en el medio de la costa oeste sudamericana, posee el aeropuerto mejor conectado con el resto de países de América Latina.
Dados estos factores, no es de extrañar que el aeropuerto de Lima (Aeropuerto Internacional Jorge Chávez) haya rozado, en el 2016, los 20 millones de pasajeros. El crecimiento desde el 2012 ha sido sostenido y los acuerdos comerciales firmados entre Perú y varios países asiáticos prometen un futuro aún más halagüeño.
El aeropuerto de Lima se halla a unos 10 km del centro de la ciudad, en la zona del puerto de Callao. La capital en sí tiene varios atractivos que visitar, pero además es el mejor hub de transporte para visitar los mejores lugares que ver en Perú.
Para ir del aeropuerto de Lima al centro de la ciudad no tienes demasiadas alternativas, más teniendo en cuenta que el distrito de Callao es uno de los más inseguros de Lima.
Teniendo esto en cuenta, y habiendo pasado por allí en un par de ocasiones, te aconsejo que tomes un servicio de traslado directo desde el aeropuerto a tu hotel y viceversa.
Si no os queréis complicar la vida, aquí podéis reservar directamente vuestro traslado desde el aeropuerto de Lima a vuestro destino final:
Aún así, te cuento también sobre tus otras opciones:
Transporte Público
Si estás pensando en ir del aeropuerto de Lima al centro de la ciudad en transporte público, quiere decir que te gusta el riesgo.
No existen opciones claras – en cuanto a horarios rutas – para ir del aeropuerto de Lima al centro o viceversa. Tu mejor oportunidad pasa por tomar una extraña y casi aleatoria combinación de las pequeñas furgonetas compartidas que se mueven como hormigas nerviosas por todo Lima.
Estas furgonetas destartaladas se llaman combis y cuentan con un tipo que conduce y otro que hace las funciones de revisor y anunciador de la ruta en cada parada. Eso sí, no hay paradas establecidas y la captación de clientes consiste en abrir la puerta de la combi y gritar los destinos de la misma a los transeúntes. Entonces la gente alza el brazo, la combi para y el nuevo pasajero se sube.
Aunque consigas tomar una de las que lleva a Callao, el trayecto va a ser largo e incómodo (suele ir a reventar) y además no tendrás espacio para meter tu mochila o maleta. Las posibilidades de que te roben en las combis o en los buses de línea se elevan exponencialmente. Este tema se ve agravado por el hecho, ya comentado, de que la zona de Callao es una de las más deprimidas e inseguras de Lima.
Dicho todo esto, me temo que te deben quedar pocas ganas de intentar ir del aeropuerto de Lima al centro de la ciudad en transporte público.
Autobús Privado
La mejor forma de ir del aeropuerto de Lima al centro de la ciudad – al distrito de Miraflores, concretamente – es utilizando el servicio privado de autobús llamado Airport Express Lima.
Se trata de un servicio bastante nuevo que te da la posibilidad de ir del aeropuerto al centro de Lima en un típico autobús turístico de 40 plazas, con internet Wi-Fi a bordo, cargadores de USB individuales, aseo, asientos reclinables, aire acondicionado y mientras te dan una breve explicación de los atractivos que esconde la ciudad de Lima.
Algunas de los datos a tener en cuenta son:
EXCURSIONES ORGANIZADAS Y GUIADAS EN LIMA
Aprovecha tu tiempo en Lima al máximo con alguna de las siguientes excursiones con guía y con muy buenas recomendaciones de sus usuarios:
Precios
Se puede pagar tanto en dólares como en soles. El precio del billete sencillo es de 8 USD y el de ida y vuelta 15 USD. Se puede comprar online (tienen preferencia de embarque en el bus en el caso de ir lleno), en los quioscos del aeropuerto o a bordo (con el cambio justo).
Ruta y paradas
En el aeropuerto encontrarás los quioscos del Airport Express Lima justo tras pasar la zona de recogida de equipajes. Allí podrás comprar los billetes, hacerte con un plano gratuito de Lima y preguntar en cuál parada debes bajarte para ir a tu hotel. Un empleado de la compañía te acompañara a la parada del bus. En la zona de Miraflores puedes cogerlo desde cualquiera de las 7 paradas que tienen junto a los grandes hoteles de la ciudad.
Horarios
- Desde el aeropuerto de Lima a Miraflores: entre las 6.30 y las 11.30, un servicio cada 30 minutos. Entre las 12 y las 17, un servicio cada 1 hora. Entre las 17.30 y las 0.00, uno cada media hora.
- Desde Miraflores al aeropuerto de Lima: entre las 6 y las 10, uno cada 30 minutos. Entre las 11 y las 17, uno cada hora. Entre las 18 y las 22, un servicio cada media hora.
Duración del trayecto
Entre 25 y 45 minutos, dependiendo del tráfico.
Taxi
El taxi es la opción más cara para ir del aeropuerto de Lima al centro de la ciudad.
Las compañías oficiales que operan en el aeropuerto (Taxi Green, Taxi Direct y Taxi 365) ofrecen un servicio prepago con una tarifa plana (un trayecto habitual hasta Miraflores cuesta unos 60 y 70 soles).
Si no te convence, siempre puedes salir fuera del recinto del aeropuerto e intentar negociar el precio con uno de los taxis que pasan por allí (olvídate del taxímetro porque no existe). Sinceramente, y tras haber cogido muchos taxis en Perú, no te lo aconsejo. Es imposible distinguir los legales de los ilegales y en más de una ocasión me sentí en peligro (hasta el punto de bajarme y salir a la carrera en uno de ellos).
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12 imágenes de paisajes de otoño que invitan a viajar al Valle del Jerte
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martes, 28 de noviembre de 2017
Historia de Jordania en los restos arqueológicos de la Ciudadela de Amán
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lunes, 27 de noviembre de 2017
Disfrutando de la bicicleta de montaña en el Valle del Ara
Experimentar la vida en una bicicleta es algo diferente. Convierte la naturaleza en un campo de juegos donde uno, aunque sea por un breve instante, se retrotrae a la infancia, ese momento mágico y lúcido donde los humanos conservamos la maravillosa capacidad de disfrutar de las cosas por el hecho de hacerlas. Una sensación de omnipotencia y de libertad te incita a sumergirte de lleno en el adictivo mundo de la exploración. Todo es más rápido, más inmediato, más intenso… Es la aventura más barata y la manera más simple de sentirse vivo.
El Valle del Ara
El júbilo se multiplica si además tienes la suerte de hacerlo en el Valle del Ara.
Situado en la comarca de Sobrarbe – que ocupa el norte de Huesca hasta la frontera y cuya densidad de población es ligeramente superior a la de Laponia – el valle es un paisaje de ensoñación medieval. Las montañas están cubiertas por un manto oscuro y espeso de bosques de pino negro, carrasco, hayas y abedules del que solo emergen silenciosamente algunas aldeas abandonadas.
Las amenazas de una presa las vació allá por los años 50 y ahora, mientras las zarzas y la tierra de la que una vez surgieron las llaman de vuelta, parecen aguardar expectantes y melancólicas el regreso de los habitantes que algún día las alumbraron. Quizás hoy en día solo las brujas y las hadas les hagan compañía.
Ruta 1: aldeas abandonadas, pueblos románicos y verdes bosques (Torre de Morcat – Jánovas – Fiscal – Boltaña)
Escalamos la pista sinuosa en busca de la torre de Morcat que se presenta ante nosotros como una promesa lejana en lo alto del valle. Yo voy plácidamente subido a mi bicicleta eléctrica. Esta maravilla, demonizada por los puristas, abre las puertas del paraíso a los apóstatas. La montaña deja estar reservada solo para titánicos deportistas y el placer que sus laderas ofrecen da la bienvenida a todos. Con 4 diferentes niveles de ayuda tú eliges cuánto quieres sufrir, y la energía ahorrada se transforma en un ansia por explorar los parajes que se abren al paso en la búsqueda incansable de emocionantes descensos.
Al llegar a la cumbre, diez siglos de historia se postran ante nosotros. La iglesia románica de Morcat todavía presume de figura. Dentro de sus ruinas reverberan ritos centenarios entre las columnas y bóvedas en perfecto estado. Al fondo las cumbres pirenaicas, coronadas por Monte Perdido, nos vigilan inmóviles. El paisaje es abrumador.
Desde la pradera bucólica donde descansa, esta olvidada aldea empieza las bajadas entre prados y senderos jaleados por los Pirineos, siempre decorando la escena. Uno grita de alegría mientras el fresco aire le da en la cara.
Las rampas van morir a una pista que nos conduce a un siniestro bosque. Es inevitable querer entrar en él. Los árboles abovedan el camino, blando y suavizado por un manto de hojas muertas, entre las sombras y la oscuridad en el interior del follaje la imaginación encuentra mil rincones donde elucubrar.
La pista es llana y a veces desciende, la velocidad le añade otra emoción a la experiencia. De repente, tras pasar una pequeña loma donde el bosque da un respiro, el camino se transforma en un tobogán de placer. A más de 50 km/h descendemos rodeados de una hermosa masa de pinos negros. La magia del lugar se entremezcla con la adrenalina del instante. Nuestro gozo desemboca en la carretera que nos lleva, entre pastos y barro, a Jánovas. Una historia dramática de pueblo desalojado a la fuerza por el proyecto de una presa que nunca se construyó, una escuela cerrada a patadas por la Guardia Civil y la heroica resistencia de un matrimonio, los Garces, hasta 1984, cuando no tuvieron más remedio que dejar su tierra.
Por suerte, el embalse nunca se construyó y dejo al último río salvaje del Pirineo indemne. Siguiendo sus cristalinas y turquesas aguas llegamos a Fiscal. Allí nos aguarda un plato caliente de comida y una furgoneta sobre cuya ventana dormita mi cabeza hipnotizada por el transcurrir del río a través un hermoso desfiladero. Volvemos a Boltaña , mañana nos aguarda otra jornada.
Ruta 2: naturaleza en estado puro (Collada de Ceresa – Peña Montañesa – Oncins – Los Molinos)
La mañana soleada ilumina las ahora más próximas laderas del Parque Nacional de Ordesa, que se vislumbra a través de las ramas del pinar por el que escalamos hasta la collada de Ceresa. Aquí, coronando un horizonte infinito de montes, da comienzo una vivencia inolvidable.
A la vera de la imponente masa rocosa de Peña Montañesa comienza el frenético descenso. Los pinos de alta montaña pronto se tornan en un bosque de carrasca y robles. El camino, que ancho y dibujado ha empezado, deriva en una sinuosa senda que nos sumerge en lo más profundo de un escenario fantástico. Fluir por ella es pura diversión. A tramos los árboles se apartan y la senda cuelga del acantilado, y es en estos inquietantes momentos cuando la naturaleza desborda y cautiva.
Me encantan estos lugares de limitado acceso, apartados en la naturaleza donde resurge una extraña fuerza interior. Despojado de las comodidades y facilidades de la vida urbana, aquí, en las montañas, me embriaga una sensación de aventura y descontrol, expuesto a la vicisitudes de lo salvaje y, contradictoriamente, la vida adquiere un sentido más claro.
Al salir de la zona arbolada paramos en un claro panorámico desde donde contemplamos las escarpadas paredes de la peña que se despide de nosotros esbozando una tímida sonrisa. El siguiente descenso nos lleva a Oncins.
El conjunto de esbeltos caseríos empedrados, donde apenas sobreviven 16 habitantes, conforman un cuadro romántico perfecto. Un astuto boder collie nos pastorea a la llegada. La adrenalina ha dado paso al sosiego y el sol calienta placenteramente. Un poco más adelante nos espera el acogedor avituallamiento. ¡Qué gusto da comer ahora!
Las hojas que revisten la senda ocultan las raíces y rocas que van sacudiendo la bicicleta. Vamos de camino a los molinos la etapa final del viaje. Raúl, nuestro guía de Bikefriendly, lidera la marcha siguiendo con precisión las indicaciones del track que marca el GPS. A medida que descendemos, todo se vuelve menos hostil y más sosegado. Absorbido por la belleza de esos bosques, casi olvido que voy en la bici hasta que una piedra puñetera me lo recuerda haciéndome volcar. “No pasa nada”. Me auto convenzo mientras me recompongo y sigo la marcha como si el pequeño trance fuera parte de mi plan, mirando a mi alrededor disimuladamente esperando no encontrarme a nadie.
A Los Molinos ya lo recorre una tibia carretera, y la seguimos ladera abajo dejándonos llevar por el rodar furioso de las ruedas que van devorando los metros de asfalto. Siguiendo el barranco de la Nata de Arro llegamos al punto final de nuestro viaje, los coches nos esperan para acercarnos a Aínsa, una hermosa población histórica que hace de capital de la comarca.
En breve me encuentro cargando la maleta en el transporte que nos llevara de vuelta Zaragoza, pero un trozo de mí se queda en esos valles y bosques a los anhelo pronto volver.
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domingo, 26 de noviembre de 2017
Consejos para visitar la Gran Muralla China
Entre los siglos VII y V a. C. comenzó la construcción del monumento más grande del mundo: la Gran Muralla China. Desde entonces, cada rey o emperador chino que llegó al poder continuó ampliándola bajo el pretexto de proteger así las vastas tierras de China de la ferocidad y el hambre de conquista de los mongoles, vecinos del norte. En realidad, no era más que una excusa para justificar el afán de grandeza de cada líder. No es algo nuevo ni exclusivo de los reyes de esta parte del mundo. Así ha ocurrido siempre. Cada rey, jefe o emperador ha intentado ser más grande, más recordado, más ambicioso que su predecesor. Se puede observar en las pirámides mayas de Tikal – en las que un corte transversal descubre a la vista nada menos que 9 pirámides levantadas por reyes anteriores – o en los templos y pagodas de Bagan, en Birmania, que fueron superándose en número y tamaño, generación tras generación.
La Gran Muralla China no dejaría de ampliarse hasta el siglo XV. Una obra enorme que ha llevado nada menos que 2.000 años, y muchos miles más de vidas.
Aunque la Gran Muralla China siempre fue uno de los monumentos más llamativos del mundo, su fama planetaria se acrecentó más cuando, en el 2007, fue designada por la Unesco como una de las 7 Nueve Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Cuatro años después de ese nombramiento, llegaba yo al pie de una de sus muchas secciones situadas al norte de Pekín. Pasamos allí casi un día completo, en una de las visitas que más me gustó de toda China. De hecho, me habría gustado seguir la muralla hasta el final de su trazado, explorando zonas totalmente derruidas y tomadas por el bosque. El misterio de la codicia del hombre que, como siempre ocurre al final, es devorada por la naturaleza.
Puedes visitar la Gran Muralla China de muchas maneras distintas y en diversas secciones. Basándome en mi experiencia, aquí van algunos consejos para visitar la Gran Muralla China:
¿Cómo llegar a la Gran Muralla China?
Para visitar la Gran Muralla China primero debes volar a Pekín, la capital de China.
Desde España, no hay otra compañía de primera línea que ofrezca mejores precios y calidad que KLM y Air France.
Las compañías KLM y Air France ofrecen vuelos a precios muy competitivos (poco más de 300€ el vuelo de ida y vuelta, por ejemplo, en enero 2018) con escalas en Amsterdam y París .
Aunque el viaje es de larga duración, la comodidad y el magnífico sistema de entretenimiento a bordo de los aviones Boeing y Airbus operados por las compañías de bandera holandesa y francesa harán que apenas sientas el paso de las horas. Grandes espacios entre asientos, últimos estrenos de cine y televisión y un menú diseñado de tal manera que hará que no eches de menos las comidas caseras de tu madre.
¿Cómo ir de Pekín a la Gran Muralla China?
Una vez te encuentras en Pekín, debes buscar la manera de viajar desde allí a la Gran Muralla China. Eso sí, estás de suerte, porque la sección más grande y mejor conservada de la Gran Muralla China es la construida por la dinastía Ming en el siglo XV. Esa parte es la más cercana a la capital china, aunque cada sección de la misma tiene cierta separación entre ellas.
La forma más sencilla de visitarla es acudir a una agencia de viajes y organizar, con ellos, el tour a alguna de las secciones de la Gran Muralla China.
Sin embargo, si te gusta la aventura, también puedes hacerlo por tu cuenta, usando el transporte público.
¿Es mejor coger un tour o ir con transporte público a la Gran Muralla China?
Ten en cuenta que si optas por la opción de transporte público no encontrarás carteles en inglés ni a nadie por la calle – ni siquiera los chinos más jóvenes – que hable con cierta destreza la lengua de la Pérfida Albión. Si escoges los trenes o autobuses públicos para visitar la Gran Muralla China, te va a costar mucho menos dinero, pero también te va a costar bastante más tiempo y esfuerzo. La elección está en tu mano.
Dependiendo de qué sección vayas a visitar, las combinaciones de transporte público pueden ser casi infinitas (como todo en China).
Nosotros nos decantamos por un servicio privado que nos llevó a la sección de Mutianyu que nos costó 220 yuanes (CNY o RMB) e incluía la entrada (45 CNY) y una parada en ruta en las tumbas de la dinastía Ming. Teniendo en cuenta que ese precio por persona equivale a unos 28€ (entrada incluida), no nos pareció un mal negocio.
Es cierto que el hombre nos paró, al regresar de la Gran Muralla China, en un par de tiendas de té y talleres de jade, pero, aunque mucha gente se queja porque se llevan comisión y pueden ser paradas anodinas y largas, lo cierto es que a nosotros nos parecieron muy interesantes ambas visitas y no nos sentimos nada presionados para comprar nada.
¿Cuánto mide la Gran Muralla China?
Tras tanto trabajo de tantas miles de almas, el resultado final fue una muralla que, en promedio, mide unos 6-7 metros de alto y unos 4 o 5 de ancho. En sus tiempos de esplendor llegó a tener unos 21.000 km de largo, ocupando desde la frontera con Corea del Norte, en la orilla del río Yula, hasta las inmediaciones del inmenso y despiadado desierto del Gobi. Hoy en día, la parte más visitada es la construida por la dinastía Ming, que tiene casi 9.000 km de largo.
No todas las secciones de la Gran Muralla China están conectadas entre sí, como un único cuerpo, y, además, hay muchas partes totalmente destruidas y devoradas por el bosque.
¿Qué sección de la Gran Muralla China es mejor visitar?
De nuevo, aquí las respuestas pueden ser muchas y variadas.
Hay un buen número de secciones de la Gran Muralla China perfectamente alcanzables desde Pekín. Aquí te resumo las características de algunas de ellas y ya dejo la responsabilidad de elegir en tus manos:
Badaling
Ventajas:
- Muy cercana a Pekín.
- Vistas espectaculares.
- Fácil caminar por ella (al estar bastante restaurada) y cuenta con telecabina.
Inconvenientes:
- Es la parte más visitada de la Gran Muralla China. Ríos de turistas en temporada alta.
Datos de interés:
- Fue la primera sección de la Gran Muralla China abierta al turismo (1957).
- Se puede llegar a Badaling con el autobús público 919.
- Es la parte más restaurada de todas. Si quieres ver alguna parte antigua y auténtica de la muralla, camina hacia la izquierda (según entras por la puerta principal) durante un buen rato.
Mutianyu
Ventajas:
- Tan buenas vistas como Badaling, al estar también situada en un alto.
- Menos gente que en Badaling.
- Menos reconstruida.
Inconvenientes:
- Más alejada de Pekín (unos 90 km al noreste de la capital y unos 50 km al este de Badaling).
Fue la segunda sección abierta al turismo (1987). Es la parte que visitamos nosotros y me encantó. Aunque puedes coger un teleférico, el camino por la naturaleza hasta alcanzar la parte más alta me pareció mucho más bonito. Fuimos en enero y apenas encontramos gente, pudiendo caminar por grandes secciones de la ancha muralla totalmente solos. Os la recomiendo.
La mejor forma de llegar en transporte público a aquí es con el 936. Eso sí, solo sale a las 7 y 8 de la mañana.
Juyongguan
Esta sección se encuentra cerca de Badaling y, aunque tiene vistas menos espectaculares, lo cierto es que fue uno de los puntos defensivos más importantes de Pekín. Su situación es estratégica, justo protegiendo un angosto paso de montaña.
Hay menos gente que en Badaling y se llega con el mismo autobús: el 919.
Jinshanling y Simatai
Situada a unos 150 km de Pekín, Jinshanling es otra de las secciones relativamente poco desarrolladas y muy buena para aquellos que van buscando una experiencia mucho más auténtica en la Gran Muralla China. A pesar de que no ha sido renovada de forma masiva, Jinshanling es la segunda sección más completa (después de Badaling).
Tiene unos 10 km de largo y en ella podrás ver estructuras perfectamente conservadas de torres de vigilancia (hay hasta 67 en tan solo 10 km).
Aunque encontrarás algunos vendedores locales, es mejor que traigas tu propia comida y bebida.
El mejor trekking que puedes hacer en la Gran Muralla China es el que une las secciones de Jinshanling y Simatai. Unos 10 km de zonas con empinadas cuestas y espectaculares vistas. Además, la naturaleza es aquí más salvaje. Eso sí, nada de llevar unas chanclas y ven preparado con un buen calzado de trekking.
No hay forma de llegar directamente a esta sección en transporte público. Desde la estación de bus de larga distancia de From the Dongzhimen, el autobús 980 te llevará Jinshanling y Simatai, pero previa parada en Miyun, donde tendrás que ir al centro de la ciudad y coger un minibus a tu destino final.
Jiankou
Es la opción más salvaje y natural de todas. Está cerca de Mutianyu, pero es obviada por los turistas por su estado deteriorado. De hecho, ha sido catalogada como una de las actividades al aire libre más peligrosas que hacer en Pekín y alrededores. Buen reclamo para los aventureros y buscadores de chutes de adrenalina.
Las paredes de piedra blanca serpentean por entre las montañas de una manera dramática. Si te animas, puedes caminar desde aquí hasta Mutianyu y salir por esa sección. El recorrido es de unas 4-5 horas.
El icono más famoso de Jiankou es la Torre de los Nueve Ojos (Jiu Yan Lou). Esta fue la torre más grande construida por la dinastía Ming. Se encuentra a más de 1.300 sobre el nivel del mar y es la más alta de toda la Gran Muralla China.
Para llegar a esta sección la mejor opción es en taxi o tour organizado.
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sábado, 25 de noviembre de 2017
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viernes, 24 de noviembre de 2017
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jueves, 23 de noviembre de 2017
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miércoles, 22 de noviembre de 2017
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lunes, 20 de noviembre de 2017
Las 10 ciudades más visitadas de Europa en el 2017
¿Tienes curiosidad por saber cuáles han sido las 10 ciudades más visitadas de Europa en el año 2017? Pues aquí tienes la lista:
10. Dublín, Irlanda: 5,59 millones
Mi ciudad de acogida. Mi segunda casa. Mi Nunca Jamás particular. Un lugar en el que he sido muy feliz y una ciudad a la que regreso, como mínimo, una vez al año. Dublín es una ciudad cosmopolita y amable. De un tamaño más que manejable, puedes caminar por su centro e ir descubriendo, poco a poco, sus monumentos más emblemáticos, mientras realizas paradas para coger fuerzas en los espectaculares pubs que encontrarás en cada esquina.
Trinity College, el puente de Ha’Penny, los parques de St Stephen’s Green y Merrion Square, Temple Bar, las fábricas de la Guinness y Jameson… Pero también los conciertos de los mejores grupos del mundo en Croke Park o Slane Castle y de las pequeñas bandas que tocan cada noche, en directo, en algunos de los cientos de pubs de la ciudad.
Dublín es una ciudad perfecta para visitar y para vivirla.
9. Praga, República Checa: 6,4 millones
La capital de la República Checa tampoco me sorprende en este listado.
En su Ciudad Vieja los monumentos se alzan en casi cada esquina. Iglesias, el castillo de Praga, catedrales, puentes (como el de Carlos), el Reloj Astronómico del ayuntamiento, la plaza de Wenceslao… Su ambiente medieval le confiere un aire entre romántico y melancólico.
Las mejores épocas para visitar Praga son la primavera y la Navidad.
8. Viena, Austria: 6,63 millones
La Viena imperial se encuentra entre las ciudades más visitadas de Europa y, aunque mis padres la han visitado en numerosas ocasiones, se encuentra, también, en mi lista de lugares que debo conocer pronto.
Es lo que tiene ser más mochilero que urbanita: acabas conociendo lugares de la otra punta del planeta y no visitas una de las capitales europeas más famosas. Ya os contaré cuando lo haga.
7. Roma, Italia: 7,3 millones
Más de 7 millones de personas visitaron Roma en el 2017. Nadie que viaje a la Ciudad Eterna puede olvidar que se encuentra ante una de las urbes más influyentes de la Historia. Si Rómulo y Remo (y la Loba que los amamantó a ellos) levantaran la cabeza, estarían orgullosos de su creación.
Eso sí, no te quedes solo en la parte monumental de Roma. Porque es cierto que debes visitar el Coliseo, el Foro Palatino, la Plaza de España, la Fontana di Trevi, los muchos museos… Pero Roma es mucho más que todo eso. El Barrio de Monti, primer barrio de Roma, combina el ambiente alternativo y moderno de los muchos restaurantes y tiendas que han proliferado en los últimos años, con las barberías de principios del siglo XIX, los clubs sociales de toda la vida y los pequeños negocios tradicionales que intentan subsistir.
Miradores como el del Giardino degli Aranci, múltiples terrazas en las que cenar a la luz de las velas o tomarte un vino… Roma es una ciudad que pide ser tomada a pequeños sorbos.
6. Milán, Italia: 8,4 millones
Entre las ciudades más visitadas de Europa se encuentran dos urbes italianas y, personalmente, me sorprende encontrar a Milán por delante de la capital del país. Comparar Roma con Milán es como comparar a un cisne poderoso con algo así como Calimero. A ver, que sí, que Milán es una de las capitales de la moda del mundo y tiene cosas como el Duomo, el teatro de La Scala y otros monumentos de interés, pero no me creo que haya tenido más visitas que Roma. Al menos esa es mi opinión tras haber visitado las dos ciudades.
Mi opinión es que va más gente a Milán por el tema de negocios, al ser el motor financiero de Italia. Además, es una buena base para visitar el lago de Como y gran parte del bonito norte de Italia, o incluso saltar a Eslovenia, Austria, Suiza o Croacia.
5. Amsterdam, Holanda: 8, 7 millones
Canales, parques, museos, Van Gogh, el Ajax, porros y otras drogas, el Barrio Rojo, bicicletas – muchas bicicletas – y un aire juvenil y alternativo que impregna toda la ciudad. Lo cierto es que Amsterdam mola mucho.
He visitado Amsterdam en cuatro ocasiones y de cada viaje me he llevado algo diferente. Del primero me llevé mi primera declaración de amor verdadero (como dirían en la Princesa Prometida), de la segunda me llevé un colocón memorable, de la tercera me llevé una gran ruta urbana en bici y de la cuarta me llevé una mezcla de dos de las tres anteriores.
Amsterdam nunca decepciona y tiene algo para cada uno de los casi 9 millones de viajeros que la visitaron en 2017.
4. Barcelona, España: 8,9 millones
La Ciudad Condal sigue siendo la urbe española que más visitas recibe a lo largo del año.
¿Y qué tiene Barcelona para ser la cuarta de las ciudades más pobladas de Europa? Pues un ambiente cosmopolita, las obras de Gaudí, una noche ecléctica, playa, montaña, grandes museos y monumentos, sabrosa gastronomía mediterránea y, cómo no, al Barça. Eso sí, personalmente me quedo con mis visitas a Madrid. Pienso que Barcelona siempre tuvo un mejor marketing.
3. Estambul, Turquía: 9,24 millones
La tercera ciudad más visitada de Europa es mi ciudad preferida del mundo.
Siempre fui más de naturaleza que de ciudades, pero cuando descubrí Estambul por primera vez supe que allí podría vivir sin problemas. Me fascinó esa mezcla entre Oriente y Occidente, esa sensación de encontrarme en una época pasada, en una ciudad que ha vivido muchas cosas, algunas duras y otras esplendorosas. Nunca me cansé de pasear por las calles de Estambul. Incluso cuando caminaba por las que había pasado el día anterior, las veía distintas. Parece que Estambul, al haber cambiado tantas veces de manos, sigue fluyendo y cambiando a cada instante.
Como diría el gran Gollum: Estambul es mi tesssoorooo…
2. París, Francia: 16, 1 millones
Pues sí, es normal que París se encuentre entre las ciudades más visitadas de Europa… Y no solo en 2017, sino que lo seguirá siendo toda la vida. Y es que la Ciudad del Amor es monumental. Las cosas como son. Sin embargo, también es cierto que el marketing de París es inigualable.
He visitado París en numerosas ocasiones (aunque desde que se marchó mi gran amigo parisino, Richard, solo volví en una ocasión) y reconozco que me parece una ciudad monumental. Sin embargo, le veo un punto de tristeza y melancolía que no me acaba de convencer. Tengo ganas de regresar y pasar unos días allí, pero no es una ciudad en la que me gustaría vivir.
1.Londres, Reino Unido: 20 millones
Nada menos que 20 millones de personas han pasado este año por la ciudad campeona de la lista de las ciudades más visitadas de Europa.
Londres me encanta. La he visitado en distintas etapas de mi vida y siempre me ha gustado. No viviría en Londres por su gran tamaño, que combinado con el clima y su aire europeo (aunque, lamentablemente para los londinenses, dejarán de serlo pronto) y occidental la convierten en un lugar en el que no me sentiría cómodo.
Sin embargo, cada vez que la visito por unos días me encanta perderme por la Torre de Londres, Hyde Park, Leicester Square, la abadía de Westminster, los mercadillos de Camden y Portobello, Notting Hill, Buckingham… Londres, como viaje de placer, es una pasada… Y también de fiesta.
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domingo, 19 de noviembre de 2017
Consejos prácticos para visitar Machu Picchu
Machu Picchu, durante las últimas décadas, se ha convertido en el lugar más popular de Sudamérica. La Vieja Montaña (traducción al castellano del nombre Inca Machu Picchu) es visitada cada año por casi un millón de turistas (no son más por las restricciones impuestas para su mejor preservación arqueológica) y porta con altivez el honor de ser una de las Siete Maravillas del Mundo declaradas por las Unesco.
Para visitar Machu Picchu, tendrás que viajar a Perú. Yo lo hice en un par de ocasiones, la primera en el año 2004, cuando Machu Picchu aún no estaba tan tomada por las hordas de turistas y podías reservar tu trekking del maravilloso Camino Inca sin necesidad de planearlo con meses de antelación.
En aquella ocasión, abordábamos en ese trozo especial de tierra peruana nuestro quinto mes de viaje de Vuelta al Mundo. Tenía 27 años y mi vida de viajero no había hecho más que empezar. Recuerdo con especial cariño las aventuras de ese Camino Inca que recuerdo como si fuera ayer. Los inmesos valles verdes, las altas montañas con las nubes cubriendo sus cimas, los campesinos trabajando las tierras, las ruinas incas por doquier, el cansancio, los tés de hoja de coca, los buenos compañeros de trekking… Y la primera visión de la ciudad de Machu Picchu al amanecer, tras pasar bajo el arco de piedra de la Puerta del Sol.
Todas memorias que no se borran, como tampoco se borrarán las tuyas si viajas a Machu Picchu.
Para ayudarte en tu empresa, aquí van estos consejos prácticos para visitar Machu Picchu:
1.¿Cómo llegar a Machu Picchu?
Para viajar a Machu Picchu debes primero volar al aeropuerto de Cuzco.
Puedes ir de Cuzco a Machu Picchu de tres maneras distintas:
Tren
Tienes dos opciones para ir de Cuzco a Machu Picchu en tren:
- Ir de Cuzco a Machu Picchu en un día: sales de Cuzco en el tren que parte a las 3 o 4 de la mañana y llegas a la población de Aguas Calientes, situada a los pies de Machu Picchu, por la mañana. Desde Aguas Calientes puedes subir hasta Machu Picchu caminando o con el autobús. Después regresas hacia Cuzco de la misma manera.
- Ir de Cuzco a Machu Picchu en dos días: tomas el tren de Cuzco a Aguas Calientes y haces noche allí, pudiendo salir muy pronto al día siguiente hacia las ruinas de Machu Picchu. Tras la visita, puedes tomar el tren de vuelta a Ollantaytambo y, tras visitar el lugar, seguir con un autobús hasta Cuzco.
Ambas opciones tienen un precio de 200 USD o 300 USD.
Autobús
Para ir de Cuzco a Aguas Calientes puedes tomar el autobús que te deja en la parada llamada Hidroeléctrica (última parada antes de llegar a Aguas Calientes), via Santa María.
Desde aquí tienes una buena caminata de 3 horas, teniendo como compañeras a las vías del tren y las aguas del río, hasta Aguas Calientes. Haz noche en el pueblo y visita Machu Picchu al día siguiente. Esta opción es algo más barata que la del tren (150-200 USD), pero lo cierto es que el trayecto en bus, que discurre por carreteras de mala muerte en muchos tramos, pondrá a prueba tu corazón.
Caminando
Después os explico las distintas opciones de trekking que encontraréis para llegar a Machu Picchu.
2. ¿Cuándo ir a Machu Picchu?
No es tan sencillo elegir cuándo visitar Machu Picchu.
Básicamente, en Perú existen dos estaciones: la húmeda y la seca.
La seca va de mayo a octubre. Durante esta época tendrás una visita más placentera en cuanto al tiempo que encontrarás, pero también es cierto que tendrás que compartir tu experiencia con mucha más gente y te resultará todo más caro (alojamiento, guías, trekking, etc.)
De noviembre a abril (la estación de lluvias), los precios son más bajos y hay menos gente, pero a veces hay desprendimientos de tierra ocasionados por las lluvias que entorpecen la visita. En febrero, además, se cierra el Camino Inca para mantenimiento (aunque sí puedes visitar Machu Picchu).
3. Elegir un trekking a Machu Picchu
Si has optado por ir a Machu Picchu caminando, aún tienes que elegir entre varios tipos de trekking:
El Camino Inca clásico
Es el más conocido de todos. No en vano, es el más famoso de Sudamérica y uno de los más anhelados en el mundo.
Durante 4 días, caminarás entre ruinas incas, preciosos valles y paisajes espectaculares del Parque Nacional de Machu Picchu.
Ya os comenté que nosotros reservamos nuestra excursión con tan solo unos días de antelación, pero ahora se recomienda hacerlo con al menos 5 meses para asegurarte conseguir el permiso. Recuerda que cierra en febrero.
El precio está entre 600-1500 USD.
El Tour Inca en la Jungla
Es llegar a Machu Picchu habiendo vivido una aventura en el camino.
Se combina el caminar y pedalear por un mix de montaña, jungla y antiguo Camino Inca. Además, incluye un rafting en el río Vilcanota y una tirolina en los cañones de Santa Teresa.
Se ha convertido en una opción muy popular y hay salidas cada día-
El trekking Salkantay
Esta aventura – considerada por la revista National Geographic como uno de los 1o mejores trekkings del mundo – te lleva 4 días por la preciosa y dura Cordillera Vilcabamba.
Se trata de una ruta menos concurrida y más bonita – en cuanto a la naturaleza, contando con glaciares y vastos valles – que el Camino Inca convencional. Dicen que el monte Salkantay es el guardián de la zona, así que respétalo.
Para elegir este camino debes estar bastante en forma, porque cruzarás los pasos que atraviesan montañas tan enormes como Salkantay (6270 msnm) y Humantay (6070 msnm).
El trekking de Lares.
Esta opción tiene menos demanda que otras, pero es una excelente alternativa a las rutas más famosas.
Aquí combinarás glaciares, valles, lagos, bosques y montañas con la visita a comunidades quechuas que aún viven de la artesanía textil. El precio va de los 200 USD a los 400 USD.
4. Entradas y acceso a Machu Picchu
El punto de acceso principal a Machu Picchu es el pueblo de Aguas Calientes. El encanto del mismo reside en que es imposible llegar a él por carretera, así que tendrás que hacerlo de una de las maneras que describí anteriormente.
Después no seas vago y sube caminando hasta la vieja ciudad de Machu Picchu (aunque también tienes el bus si te ves cansado).
Para entrar en la ciudad de Machu Picchu debes tener una entrada válida. Atención, porque las entradas no se venden, en ningún caso, en la misma puerta, sino que tienes que haberla comprado por anticipado en una de las muchas agencias que las comercializan, ya sea junto a tours o individualmente.
Tan solo se permite el acceso de 2.500 personas al día (siendo solo 400 los que pueden visitar las montañas de Huayna Picchu y Machu Picchu).
5. Qué llevar a Machu Picchu
Este punto es fundamental:
- ¡No se te olvide el pasaporte! No podrás entrar sin él. Es como si estuvieras cruzando la frontera del tiempo.
- La entrada a la ciudad de Machu Picchu y, en su caso, el de las montañas de Huayna Picchu y Machu Picchu.
- Algo de dinero para el sello en el pasaporte (1 sol), ir al baño (1 sol) y comprar algo de comer o souvenirs.
- La cámara. ¡No querrás quedarte sin fotos de Machu Picchu! Nosotros llegamos a la ciudad inca (tras múltiples robos de cámara) con una cámara Fuji desechable, de esas que girabas la rueda. Unos cracks.
- Buenas zapatillas de caminar o botas de trekking.
- Agua, sobre todo si pega el sol.
- Algo de comer (el restaurante cercano es carísimo).
- Gafas de sol y protector solar.
- Paraguas o chubasquero (si ves el cielo amenazador).
6. Que no llevar a Machu Picchu
- Trípode para la cámara: están prohibidos.
- Cámara profesional. Nosotros no tuvimos problemas con eso, pero si llevas una buena cámara, haz que parezca lo menos profesional posible. Te ahorrarás los 300 USD que cuesta la licencia para poder tomar fotos profesionales.
- Una mochila grande: puedes llevarte una mochila pequeña para el camino, pero nada de las grandes mochilas de mochileros que llevan la casa a cuestas.
- Palos para caminar: no podrás llevarlos ni aunque los pinchos estén revestidos de goma.
- Paraguas de gran tamaño.
7. Consejos de seguridad en Machu Picchu
- Ten un poco de cuidado cuando subas al Huayna Picchu. La subida es algo precaria.
- Si vas en bus a Aguas Calientes, mejor no mires a los precipicios de los lados. Intenta evitar este medio de transporte durante la estación de lluvias, cuando son frecuentes los desprendimientos de tierra y los accidentes se multiplican.
- Contrata cualquier cosa relativa a Machu Picchu con una agencia autorizada para evitar ser timado o meterte en un tour que no cumples los estándares mínimos de calidad y seguridad. Asegúrate de que la agencia tiene el certificado del Ministerio de Turismo y el de la ciudad.
- Vigila tus pertenencias.
8. Qué hacer en los alrededores de Machu Picchu
Llegar directo a Machu Picchu y olvidarse del resto de la zona es un gran error. Quédate un tiempo en este área y disfruta, como hicimos nosotros, de su belleza y misticismo.
Aguas Calientes
Casi nadie pasa aquí más de una noche, pero es un pueblo agradable que permite hacer buenas caminatas alrededor y disfrutar de cálidas aguas termales.
El Valle Sagrado
Este es uno de los tours que hicimos, desde Cuzco, antes de comenzar el Camino Inca hasta Machu Picchu.
Entre las preciosas montañas del Valle Sagrado encontrarás pueblos como Pisac, con su colorido mercado de artesanía de los domingos, y Ollantaytambo, cuyas calles datan de la época de los Incas.
Puedes visitar el Valle Sagrado en autobús (como hicimos nosotros), bicicleta, caballo o a pie.
Al lado de la localidad de Chinchero puedes hacer kayaking en las lagunas de Piuray y Huaypo o visitar las granjas de la zona.
9. Salud en Machu Picchu
El tema del mal de altura no es ninguna tontería, sobre todo si vas a llegar a Machu Picchu realizando uno de los trekkings.
Lo más normal es que tu organismo no esté acostumbrado a caminar a esas altitudes y necesitarás aclimatarte durante dos o tres días antes de partir. Lo ideal es hacerlo en Cuzco (a 3.400 msnm), una ciudad preciosa y con muchísima vida y marcha.
No camines demasiado rápido y no te fatigues en exceso. Hidrátate y toma los famosos tés de coca. Yo los probé y te puedo asegurar que funcionan.
10. Qué ropa llevar a Machu Picchu
La ropa que llevar a Machu Picchu depende de muchos factores.
Si haces cualquiera de los trekking, las noches serán frías y tendrás que llevar buena ropa de abrigo, independientemente de la época del año en la que te encuentres.
Buenas botas o zapatillas de senderismo, una capa de lluvia (o chubasquero de calidad), gafas de sol, protector solar y gorro completan un equipo bastante apañado (teniendo en cuenta que en la agencia te darán un buen saco de dormir calentito).
Si no tienes buenas prendas de abrigo, aprovecha para comprar algunas de lana de llama en la zona. Son extremadamente calentitas.
Y bueno, con esta guía de consejos prácticos para visitar Machu Picchu seguro que vas a poder disfrutar tranquilamente de uno de los lugares más bellos de la Tierra. Cualquier otro consejo será más que bienvenido.
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viernes, 17 de noviembre de 2017
La feria del vino joven de Agullers 2017
El próximo jueves 23 de noviembre a partir de las 5 de la tarde y hasta las 9 de la noche volverá a correr vino por las estrechas calles de la Ribera de Barcelona.
La feria del vino joven –fira del vi novell– como cada año celebra la nueva cosecha de vinos y descorchará las botellas para que tanto profesionales como cualquier amante del vino pueda degustar las uvas de la temporada a pie de calle. La cata de vino también irá acompañada de unas buenas tapas elaboradas por los restaurantes asociados del mismo barrio de La Ribera.
Ya disfrutamos de esta fiesta al vino en la calle Agullers de Barcelona en ediciones anteriores y si queremos repetir deberemos llegar pronto. Se trata de un botellón medio sibarita, las tres calles donde se celebra -Agullers, Consellers y Canvis Vells- son estrechas y cortas y en muy poco rato quedan totalmente desbordadas.
A lo largo de estas calles que dan inicio al barrio del Born desde la vía Laietana, se despliegan toda una serie de tenderetes donde se muestran las nuevas perlas vinícolas de la temporada.
Para disfrutar del evento basta con llegar a la calle Agullers y comprar una copa en la entrada -sale por cinco euros– y seguidamente accedes a la calle para ir pasando por cada uno de los tenderetes donde llenas tu copa con garnacha, tempranillo, merlot y de todo tipo de uva que se precie.
La cita en esta edición 2017 tendrá lugar el jueves 23 de noviembre a las cinco de la tarde. Durante las primeras horas uno puede moverse más o menos con facilidad. Eso sí, sobre las ocho de la noche las calles acostumbran a estar atestadas de ávidos bebedores de vino -entendidos y no tan entendidos- que tratan desesperadamente de llenar su copa en medio del bullicio.
Un buen consejo es llegar pronto y cuando empieza a llenarse acercarse a alguna terraza cercana al evento por la rambla del Born para seguir degustando, si apetece, de otra copa de vino con más tranquilidad. Incluso algunos compran directamente una de las botellas en las tiendas de vino y se permiten el gustazo de seguir de botellón -eso sí, más sofisticado y civilizado que las habituales fiestas que se montan en los parques o polígonos industriales-.
La organización corre a cargo de Vila Viniteca y este año se celebrará su 23 edición con más de 30 bodegas de diferentes zonas vinícolas que presentarán sus vinos de última cosecha así como tapas y algunos platos elaborados por los diferentes restaurantes del barrio barcelones de La Ribera.
Un montón de bodegas participan en la feria, entre ellas esperamos ver los habituales de cada edición como Bodegas y Viñedos Artadi, Celler Bàrbara Forés, Benjamín Romeo, Ca N’Estruc, Castell del Remei, Bodegas Castaño, Castillo de Monjardin, Celler de Capçanes, Celler Masroig, Ceretto, Cérvoles Celler, Clos D’Agon Mas Gil, Espelt Viticultors, Gramona, Celler Mas Foraster, Joseph Drouhin, Celler La Vinyeta, L’Olivera Cooperativa, Llopart Cava, Mommessin, Caves Naveran, Bodegas Ostatu, Parato, Percheron, Sierra Cantabria, Bodegues Sumarroca, Terras Gauda DO Rías Baixas, Cavas Torello, Finca Viladellops y Vins de Terrer entre otros. Seguro que entre ellas encontráis vuestro vino favorito.
Para todo buen vinícola que se precie imagino que la fiesta reúne demasiada gente y no se pueden catar las nuevas cosechas con la merecida tranquilidad. No obstante, para quien quiera pasar un buen rato es una fenomenal manera de disfrutar de un buen botellón, permitido y al que incluso puedes ir con corbata tras el trabajo, cosa tan difícil de ver en estos días por España.
Datos Prácticos
Horario: El 23 de noviembre a partir de las 5 de la tarde hasta las 9 de la noche.
Precio: 5 euros la entrada con derecho a degustación.
Ubicación:
Sitio Oficial: Vila Viniteca
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jueves, 16 de noviembre de 2017
Novedades 2017 / 2018 en las estaciones de esquí de Andorra
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miércoles, 15 de noviembre de 2017
Ruta por los pueblos sumergidos del embalse de Barrios de Luna (León)
A mediados del siglo XX, el progreso sólo se construía con risas y felicidad en las películas de propaganda soviética o franquista. Debajo de esa superficie de celuloide siempre había trabajo y esfuerzo, como debajo de las mansas aguas del pantano de Luna (León) hay pueblos abandonados.
Hace menos de 70 años desaparecieron de la faz de la tierra pueblos de la comarca leonesa de Luna como Arévalo, Campo de Luna, La Canela, San Pedro de Luna, Santa Eulalia de las Manzanas y más, hasta un total de 16.
España necesitaba tanto energía hidroeléctrica como crear puestos de trabajo en la esquina aislada de una Europa de post-guerra.
En León, además, había que domesticar a la Naturaleza y garantizar el regadío de las cosechas en una zona que no se caracteriza precisamente por su abundante lluvia.
El proyecto del Embalse de Barrios de Luna databa de mediados de los años 30 y lo detuvo la Guerra Civil. En 1945 pasó del papel a la realidad y el 15 de junio de 1951 se cerraron las compuertas del embalse.
Fue el último clavo del metafórico ataúd para la comarca, que aún tardó unos años en llegar, por así decirlo, a tener la última palada de tierra sobre él, en 1954.
Mientras subía el nivel de las aguas, bajaba el número de habitantes, pues iban abandonando los pueblos cuyo destino sería quedar sumergidos.
En los años en que la sequía vuelve las aguas a su cauce, a ese hilo que fluye por el fondo del valle y que se conoce como Río Grande o Luna, aparecen los restos de los pueblos.
Ese es el único momento en que se puede volver a pisar lo que fueron campos de cultivo, cuadras y casas.
Sólo quedan en pie paredes, que rodean montones de piedras, que algún día serán montones de piedras, como se puede ver en la Galería de Fotos al final de este post.
Aunque veo algunos ciclistas, el silencio sólo es roto por el ocasional motociclista que recorre en moto de trial por las laderas, o por el dominguero que grita buscando no el eco sino secretamente aplacar su miedo ante la desolación que contempla.
Después de tantos años, después de idas y venidas de las aguas, de hielos y deshielos, es difícil encontrar restos de muebles o utensilios de los antiguos pobladores.
Ocasionalmente aparecen ante nuestra vista objetos que pertenecen a un basurero o al reciclaje, como mecheros, calderos o botes de cerveza. La huella que dejamos no es positiva.
El caminar, además, se hace lento. El sol ha chupado con fruición la humedad de la tierra, a la que ha creado heridas y dividido en trozos irregulares que hay que salvar sin meter el pie con fuerza en ellos, para no torcerse un tobillo.
Con una capacidad completada sólo al 4% en Septiembre, es difícil y doloroso pensar en el estado de las 50.000 hectáreas de campo que riega el embalse cuando está al 100%.
Cuando lo visité (11 de Noviembre), en muchas partes la tierra cuarteada se había empapado de unas magras gotas de lluvia caídas unos días antes.
Insuficiente para crear un lago de mínima profundidad pero imprescindible para hacer que pequeños brotes verdes, de los de verdad, intentaran colonizar aquellos trozos de barro.
Es la única señal de vida en aquel abandonado paraje. Ni siquiera los coches, que pasan veloces por el Puente Ingeniero Fernández Casado (durante más de 30 años ostentó el récord de puente de mayor vano de España) nos perturban.
Es evidente que el progreso, en forma de agua potable en los hogares y de regadío en los campos, tiene sus peajes necesarios.
Es evidente también, creo, que ver de primera mano lo que nos ha costado llegar al nivel de vida que disfrutamos es una forma más de valorar lo que hemos conseguido.
Este enlace a un excelente reportaje en el periódico Diario de León incluye testimonios de antiguos habitantes de los pueblos abandonados, entonces unos niños.
Esta es la ruta que seguí en Wikiloc. Me tomé mi tiempo para hacer fotos y no la alargué más porque se estaba poniendo el sol y aún nos quedaba regresar a casa (al final se nos hizo de noche en la carretera).
Este es el Embalse de Barrios de Luna en Google Maps:
Nota: Todas las fotografías que ilustran este post han sido realizadas con un teléfono móvil Huawei P9 Plus cedido por su fabricante, Huawei
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