Estoy de nuevo en Groenlandia, acompañando un grupo de aventureros de El País Viajes. Y como siempre que vengo, esta isla helada me reserva sorpresas. Ésta vez fue en el valle de las Mil Flores.
El valle de las Mil Flores es en realidad el lecho seco por el que hace algunos miles de años aún se deslizaban los hielos del glaciar Kiagtut. Hoy el Kiagtut es un glaciar muerto, que ya no recibe aportación de hielo desde la cabecera y cuya lengua mengua cada año por efecto del cambio climático.
En el reducido verano groenlandés, el cauce pedregoso del valle se llena de mil florecillas, prácticamente todas las especies que crecen en Groenlandia tienen una representación aquí, incluido el blanco algodón ártico o las campanillas moradas. Si además sale un rayo de sol, como nos ocurrió a nosotros, el paseo se convierte en un deleite visual.
El premio final de la excursión es que tras una dura subida se alcanza un collado en el que se divisa allá abajo la majestuosidad del glaciar Kiagut, cuya lengua blanco azulada, pese a estar en regresión, aún se prolonga durante kilómetros hacia el interior helado de la isla. ¡Una vista de las que nunca se olvidan!
La del valle de las Mil Flores es una de las excursiones clásicas que se pueden hacer desde el albergue Leif Eriksson, de Qassiarsuk, donde estamos alojados los integrantes de esta expedición organizada por El País Viajes. Hoy nos vamos a otro fiordo, el del glaciar Eqalerutsit, para hacer kayak entre icebergs. Os lo cuento en el próximo post.
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